Hoy, la defensa de las Posesiones Españolas: Desde Méjico y el Sur de EEUU hasta parte de la Columbia Británica en Canadá, las Islas Filipinas, Carolinas, Marianas y el norte de Taiwán. (VI)
Seguimos con las hazañas españolas: Expedición de Francisco Eliza, Salvador Fidalgo y Manuel Quimper.
Ante el inminente conflicto con Gran Bretaña por lo sucedido en Nutka, el nuevo virrey Juan Vicente de Güemes, siguiendo la Real Orden de abril que mandaba sostener a toda costa la presencia de España en Nutka, preparó una nueva expedición para ocupar la isla de nuevo, fortificar el asentamiento y establecerse de forma permanente.
El 3 de febrero de 1790 levó anclas de San Blas una flota de tres barcos mandada por el teniente de navío Francisco de Eliza (gaditano, nacido en Puerto de Santa María). Mandaba la fragata Concepción, la balandra Princesa Real (capturado a los ingleses por Esteban José Martínez en la expedición anterior con el nombre de Princess Royal) la capitaneaba el alférez de navío Manuel Quimper (peruano, nacido en Lima) y el teniente de navío Salvador Fidalgo (catalán, nacido en Seo de Urgel) comandaba el paquebote San Carlos. En la expedición se enviaron 76 soldados de la Primera Compañía Franca de Voluntarios Catalanes encabezados por Pedro de Alberni y Taixidor (catalán, nacido en Tortosa) que formarían la guarnición.
A primeros de abril se le unieron dos nuevas fragatas: la Princesa con Jacinto Caamaño (madrileño) como comandante y José María Narváez como piloto, y la Nuestra Señora de Aránzazu comandada por Juan Bautista Matute Corres. Constituían la mayor fuerza naval enviada por España al Pacífico Noroeste.
Llagaron a Nutka el día 3 de abril, no encontraron presencia de buques ni personas inglesas ni de otras naciones, reconstruyeron el asentamiento de Santa Cruz de Nuca (actual Friendly Cove, Yuquot en la Columbia Británica) y el fuerte de San Miguel.
Una vez asegurado el puerto y el asentamiento, Eliza envió a Quimper y Fidalgo a seguir explorando el área, Fidalgo al norte y Quimper al sur.
Un mes después de su llegada a Nutka, Fidalgo levó anclas con el San Carlos rumbo a las Ensenada del Príncipe Guillermo y de Ensenada de Cook, en el golfo de Alaska, al oeste de la península de Kenai, anclando, poco tiempo más tarde, frente a la actual ciudad de Córdova (Alaska), reafirmando la posesión española del área. Continuó hasta la Punta Gravina y el actual Puerto Valdez (nombrado así en honor el Secretario de Despacho de Marina e Indias Antonio Valdez).
A primeros de julio tuvo el primer contacto con puestos comerciales rusos en la península de Kenai, la gran península que sobresale de la costa sur de Alaska adentrándose en el golfo del mismo nombre. Encontró un puerto que llamo Puerto Revillagigedo en la actual isla del mismo nombre en la costa de Alaska.
Continuó a delante y llegó al principal asentamiento ruso de la zona, en la isla Kodiak, tomando posesión de la isla en la actual Bahía de Nanwalek, al suroeste de Anchorage.
Completado su periplo, volvió a San Blas a mediados de noviembre de 1790.
Por su parte Quimper, que mandaba la balandra Princesa Real, tenía órdenes del Virrey de devolver el buque a los ingleses, además de explorar el estrecho de Juan de Fuca.
Al no encontrar buques británicos a los que devolver la balandra, Quimper se dedicó a explorar el estrecho de Juan de Fuca, descubriendo las islas de San Juan entre los estados de Washington y la Isla de Vancouver. Las dificultades meteorológicas le impidieron completar el estudio y la navegación del canal entre la isla de Vancouver y la costa continental por lo que no llegó a descubrir que no existía el famoso Paso del Noroeste. El mismo mal tiempo le impidió volver al puerto de Nutka por lo que decidió regresar a Monterrey a donde llegó el primero de septiembre, esperó la llegada de Fidalgo con el San Carlos y ambos se encaminaron a San Blas. Llegaron a mediados de noviembre sin haber podido devolver la balandra a los ingleses. Recuerdos de sus andanzas por la zona queda hoy en día con su nombre la Península de Quimper, en el estado de Washington.
Expedición de Francisco de Eliza y José María Narváez.
Al agudizarse el conflicto de Nutka, el gobierno español propuso a Gran Bretaña resolver la disputa estableciendo como frontera común el estrecho de Juan de Fuca. Si la propuesta era aceptada, España se vería obligada a trasladar el establecimiento de Santa Cruz de Nutka y fuerte de San Miguel a otra ubicación al sur del estrecho, para ello era necesario cartografiar mejor la zona por lo que el Virrey ordenó una nueva expedición de exploración mandada por Francisco de Eliza.
A primeros de mayo de 1791 partió la expedición con dos buques: el San Carlos mandado por Eliza y la goleta Santa Saturnina con Narváez como comandante.
Durante la expedición descubrieron el Estrecho de Georgia, estrecho que separa la costa occidental de América del Norte de la Isla de Vancouver. Navegando hacia el norte por el canal al que bautizaron como el estrecho de Nuestra Señora del Rosario (actual Rosario Strait) entraron el Estrecho de Georgia, avistaron ballenas lo que hizo pensar a Eliza que el Paso del Noroeste existía y estaba en la zona que estaban explorando. Narváez continuó navegando por el estrecho de Georgia hasta las actuales islas de Galiano y Valdés, pero la falta de alimento le obligo a regresar a reunirse con Eliza.
Las enfermedades propias de la navegación de la época, obligaron a Eliza a decidir el retorno al puerto de Nutka.
Durante la navegación rumbo a Nutka descubrieron el Puerto de Nuestra Señora de los Ángeles (Actual Port Ángeles, condado de Clallam Country, en el estado de Washington).
Eliza cayó enfermo por lo que nombro comandante del San Carlos a Narváez y de la balandra Santa Saturnina al piloto Juan Carrasco. De regreso a Nutka el San Carlos pudo arribar al puerto, pero la Santa Saturnina, no pudo entrar y navegó directamente a Monterey y más tarde a San Blas.
Durante su estancia en Monterey, Carrasco conoció a Malaspina y le contó sobre el descubrimiento del Estrecho de Georgia. Esta reunión condujo directamente al viaje de 1792 de Galiano y Valdés.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador