Caídos por España en el combate del zoco el Jemis de Beni -Bu- Ifrur, junto al Monte Gurugú, en donde muchos soldados y oficiales españoles tuvieron una muerte heroica y gloriosa como el capitán Ripoll y el Tte Oderiz

Después de la ocupación de Nador, Tauima, Zeluán y la loma de Ait Aixa, era de todo punto indispensable pulsar la opinión del enemigo, medir sus fuerzas, apreciar su estado de ánimo y atraerlo si las circunstancias se mostraban favorable. Para ello el Mando ordenó efectuar un reconocimiento sobre el zoco el Jemis de Beni-Bu Ifrur, en la vertiente oriental del Monte Gurugú, a fin de valorar su situación y planear una próxima ocupación del Monte.
El reconocimiento se haría por fuerzas, al mando del general Antonio Tovar Marcoleta, compuestas por cinco batallones de cazadores complementadas, además, con dos compañías del Batallón de Cazadores de Barcelona, una de zapadores, doce piezas de montaña y cuatro de campaña y con el apoyo de doscientos treinta y ocho soldados de Caballería pertenecientes a los escuadrones de los Regimientos de Cazadores de Alfonso XII, Lusitania y de Treviño.
Para vigilar el flanco derecho, y como reserva de la línea española, va una columna, a las órdenes del general Darío Diez Vicario, compuesta de tres batallones de Infantería de los Regimientos Wad Ras y de León y una batería del 2º Regimiento Montado de Artillería. Protegían sus flancos los escuadrones del Regimiento de Húsares de la Princesa y del Regimiento de Cazadores de María Cristina.
La operación se inicia el día 30 de septiembre. Una vez finalizado el reconocimiento se inicia el repliegue y, como era habitual ante la retirada de las fuerzas españolas, el enemigo se crece y ataca con gran violencia, lo que obliga a los diferentes batallones de cazadores a empeñarse en fortísimo combate lleno de actos de heroísmo.
Entre los caídos que tuvieron una muerte gloriosa tenemos a los héroes siguientes:
1º. Capitán de Infantería Antonio Ripoll y Sauvalle (en la foto) se hizo acreedor a la cruz de San Fernando, pensionada con una pensión anual de 1.500 pesetas transmisible a sus herederos (R.O. de 7 de junio de 1911, D.O. n.º 124 de 8 de junio de 1911), por los méritos contraídos en el combate de 30 de septiembre de 1909, en el zoco el Jemis de Beni-Bu-Ifrur (Melilla), en el cual murió gloriosamente. El capitán Ripoll, al frente de dos secciones de su compañía, perteneciente al Batallón Cazadores de Figueras n.º 6, atacó y ocupó una importante posición tenazmente defendida por un enemigo muy superior en número, siendo herido gravemente en el pecho al avanzar sin que por eso detuviera su marcha al frente de la tropa. Animándola con tal ejemplo y valor que llegó a la temeridad de arrojarse solo sobre un grupo de rifeños parapetados en unas chumberas a los que ahuyentó con tan denodada acción, cayendo muerto al poco tiempo a consecuencia de otros dos balazos que recibió en el vientre y la cabeza.
Antonio Ripoll y Sauvalle era murciano, nacido en Cartagena en 1881, en una familia de militares. Ingreso en la Academia de Infantería de Toledo donde salió como segundo teniente. Destinado a petición propia a las Islas Filipinas, es herido en el brazo izquierdo y en una pierna en el sitio de Manila. La herida del brazo hizo necesaria la amputación del antebrazo. Teniente por méritos de guerra y condecorado con la Cruz Roja al mérito Militar, regresó a la península con el empleo de capitán.
De regreso a España, por privilegio real, continuó sirviendo en el ejército y en 1909, a petición propia, fue destinado a Melilla, al Batallón de Cazadores de Figueras n.º 6. Encontró la muerte gloriosa en el zoco el Jemis de Beni -Bu-Ifrur al mando de la 4º compañía.
Se había hecho construir un antebrazo de aluminio. Se le conocía como el “capitán de la mano de plata” que llevaba siempre enguantada. Su cuerpo pudo ser recogido unos días después y se encuentra sepultado en el Panteón de Héroes del cementerio de Melilla. La mano de plata fue rescatada con dinero, pagando una recompensa a los rifeños, y está depositada en el Museo del Ejército de Toledo. Por Real Orden, y como recompensa a los extraordinarios servicios prestados en la Campaña de Melilla, fue ascendido a título póstumo al empleo superior.
Su hijo, el Teniente Legionario de la 1ª Bandera, Luis Ripoll López, muerto por heridas de guerra en 1937, fue también condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando por acción de guerra en 1936.
2º. Teniente de Infantería Isidoro Oderiz Domínguez (E.R.) (en la foto) se hizo acreedor a la cruz de la Orden de San Fernando, pensionada con una pensión anual de 1.000 pesetas transmisible a sus herederos (R.O. de 22 de abril de 1910, D.O. n.º 89 de fecha 24 de abril de 1910), por su comportamiento en el combate del Zoco del Jemis de Beni-bu-Ifrur el 30 de septiembre de 1909. El teniente Oderiz, estando en la línea de fuego con su batallón, que era el de Cazadores de Chiclana n.º 17, recibió orden de avanzar y apoderarse de una elevada posición, llevando a sus órdenes tres escuadras de su compañía. Al efectuar el movimiento de avance bajo un fuego nutrido, fue gravemente herido, no obstante, continuó animando a sus fuerzas con el ademan y la voz siguió adelante hasta llegar a la posición, que ocupó, cayendo muerto poco después a consecuencia de las heridas recibidas.
Navarro, nacido en Beruete en 1875. En 1892, con 27 años, Ingreso como en el Ejército como soldado corneta voluntario en el Batallón de Cazadores de Barbastro n.º 4. Licenciado tres años más tarde, poco después volvió a ingresar como voluntario en el Batallón de Cazadores de Manila n.º 20 donde ascendió a cabo.
En Cuba, con el Batallón de Cazadores de Puerto Rico n.º 19, combatió en múltiples encuentros con los rebeldes, fue gravemente herido, condecorado con ocho Cruces al Mérito Militar con distintivo rojo y ascendió a sargento por méritos de guerra. Regresó a la península en 1903 y en 1909 fue promocionado a segundo teniente de la Escala de Reserva. Con el Batallón de Cazadores de Chiclana n.º 17 tomo parte en la Guerra de Melilla donde encontró la muerte en el zoco el Jemis de Beni Bu Ifrur. Por Real Orden, y como recompensa a los extraordinarios servicios prestados en la Campaña de Melilla, fue ascendido a título póstumo al empleo superior. Sus restos están enterrados en el Panteón de Héroes del cementerio de Melilla.
3º. Capitán de Infantería Celestino Rodríguez Salgado se hizo acreedor a la cruz de la Orden de San Fernando, pensionada con una pensión anual de 1.500 pesetas que podrá ser disfrutada por sus herederos (R.O. de 10 de noviembre de 1910, D.O. n.º 247 de 11 de noviembre de 1910), por los méritos contraídos en el combate del Zoco el Jemis de Beni-bu-Ifrur el 30 de septiembre del año 1909. El capitán Rodríguez, al frente de su compañía, marchó formando la vanguardia del batallón Cazadores de Madrid n.º 2 al que pertenecía, quedando después en la posición más avanzada del flanco derecho hasta que se le ordenó retirarse. Al iniciarse el repliegue, siguió allí hasta que todas las fuerzas que tomaron parte en el combate rebasaron su flanco izquierdo, y, herido de bala en una pierna, permaneció en su puesto sin entregar el mando. Herido segunda vez, continuó, no obstante, al frente de su compañía. Al ordenarle la retirada escalonada de la misma, quedó con la última sección, siendo entonces herido por tercera vez, cayendo al suelo con la pierna fracturada, a pesar de lo cual continuó con el mando de la fuerza, no permitiendo que se retirase dicha fuerza hasta el último momento, falleciendo al día siguiente a consecuencia de las heridas recibidas. Por Real Orden, y como recompensa a los extraordinarios servicios prestados en la Campaña de Melilla, fue ascendido a título póstumo al empleo superior (D.O. n.º 231 de 14 de octubre de 1909). Sus restos reposan en el Pabellón de Héroes del cementerio de Melilla.
Gallego, nacido en Calvelo, Orense, en 1862. Ingreso en el Ejército como soldado voluntario consiguiendo ser promovido a cabo y cabo primero. Ascendido a sargento en 1885, poco después ingresó en la Academia de Sargentos de Zamora saliendo como segundo teniente de la Escala Activa.
Combatiente en la Guerra de Cuba, volvió a la península con el empleo de capitán, ascenso conseguido por méritos de guerra. En 1909 se trasladó a Melilla con el Batallón de Cazadores de Madrid, n.º 2 con el que encontró la muerte en el combate del Zoco el Jemis de Beni Bu Ifrur.
El desarrollo del combate del Zoco el Jemís lo comentamos a continuación. Comenzaron los movimientos de tropas a primeras horas de la mañana del 30 de septiembre. La división de cazadores que mandaba el general Antonio Tovar estaba formada en dos columnas, mandadas por los generales José Morales y Felipe Afrau, y tenía la misión de avanzar hasta las crestas que dominaban el Zoco el Jemis, reconocerlo, hacer una demostración de fuerza y regresar a Zeluán. La división estaba formada por dos brigadas, la primera formada por los batallones de cazadores de Llerena, Madrid y Figueras, todos ellos de la 1ª Brigada Mixta de Madrid; en la segunda estaban los batallones de Chiclana, Ciudad Rodrigo, de la 2ª Brigada Mixta del Campo de Gibraltar, más dos compañías del batallón de cazadores de Barcelona.
Al mando del general Diez Vicario estaba las fuerzas de línea, pertenecientes a la 2ª Brigada de la 1ª División del general Gabriel Osorio.
La columna de vanguardia llega sin dificultad a las alturas que constituían su objetivo, desalojando al enemigo con el que sostiene un nutrido fuego. El jefe rebelde, Mohamed Mizzián, convoca a numerosos enemigos que forman una línea que presiona el frente de los españoles y que intenta envolverle los flancos. En refuerzo de las tropas españolas, el general Tovar hace avanzar la reserva del general Díez Vicario que entró de lleno en combate en apoyo de la columna del general Morales.
A launa del mediodía se inicia el repliegue y, como es habitual, la retirada de las fuerzas españolas enardece al enemigo que, teniendo el terreno a su favor, ocasionó con numerosas bajas en las fuerzas españolas.
Las bajas en el combate, además de nuestros héroes, fueron:
-General de brigada Darío Díez Vicario, muerto en combate y ascendido por su comportamiento en combate al general de división a título póstumo (D.O. n.º 223 de 5 de octubre de 1909).
Batallón de Cazadores de Figueras
-Segundo teniente Adrián Salinas.
Batallón de Cazadores de Madrid
-Capitán Pedro Bermejo Sánchez-Caro.
-Las bajas de tropa fueron 28 soldados muertos.
-Además, hubo 235 heridos y 9 desaparecidos.
Regimiento de Cazadores de Caballería Alfonso XIII
-Sargento de Caballería Enrique Gómez Salcedo. Ascendido a título póstumo a segundo teniente de Caballería Escala de Reserva (D. O. n.º 264 de 23 de noviembre de 1909).
En el combate se hicieron acreedores a la cruz de la Orden de San Fernando:
-Capitán de Artillería Luis Fernández Herce (R.O de 13 de agosto de 1912, D.O. n.º 183 de fecha 17 de agosto de 1912).
-Capellán segundo del cuerpo Eclesiástico del Ejército Jacinto Martínez Verdasco (R.O. de 26 de julio de 1910, D.O. n.º 281 de 27 de julio de 1910).
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador
Para saber más:
- O. núm.: 223 de 5 de octubre de 1909.
89 de 24 de abril de 1910.
160 de 27 de julio de 1910.
247 de 11 de noviembre de 1910.
124 de 8 de junio de 1911.
183 de 17 de agosto de 1912.
223 de 5 de octubre de 1909.
231 de 14 de octubre de 1909.
264 de 23 de noviembre de 1909.
- El imparcial de los días 2 y 3 de octubre de 1909.
- La Correspondencia de España de los días 3, 4 y 5 de octubre de 1909.
- La Época de 2 y 3 de octubre de 1909.
- Revista Estela n.º 3
- Tesis doctoral: Africanistas y Junteros: El Ejército Español en África y el oficial José Varela Iglesias, por Antonio Atienza Peñaranda.