Defensa de las posesiones españolas en el Océano Pacífico. Costas suroeste: La Patagonia chilena: Expedición de José de Sotomayor y Francisco Machado y José Rius y Pedro Mansilla

La segunda expedición del período fue la realizada por el piloto Francisco Machado y el teniente José de Sotomayor y fue motivada por dos razones básicas: la primera, las noticias que trajeron la expedición anterior sobre la existencia de españoles viviendo en el sur del continente un poco más adelante de donde habían llegado, una repetición actualizada del mito de la Ciudad de los Césares de la que ya hemos escrito; la segunda, las noticias de la presencia de una nave en el canal de Chacao que realizó movimientos sospechosos lo que podría dar lugar a la existencia de algún establecimiento inglés en el Cabo de Hornos o en el Estrecho de Magallanes, ya que habían sido encontrados ni en Chiloé ni en el archipiélago de Madre de Dios.
Por entonces, el gobernador de Chile, Juan de Balmaseda (en la foto), sospechaba que los ingleses podían estar en la isla de Tierra de Fuego, sospecha no compartida por el virrey Manuel de Amat por lo estéril del terreno al sur del estrecho de Magallanes
En diciembre de 1768, el gobernador de Chiloé, el ingeniero militar Carlos de Berenguer, preparó una nueva expedición en busca de los asentamientos de extranjeros, dando por sentado que estos estaban situados en las zonas del cabo de Hornos.
Iría mandada por el teniente José de Sotomayor e incluía al piloto Francisco Machado. Salieron de Chiloé a mediados de diciembre de 1768 con la goleta Nuestra Señora de Monserrat y dos piraguas. Tenían órdenes de alcanzar la latitud 55º, entra en el estrecho de Magallanes, reconocer nuevamente el archipiélago de Madre de Dios, las islas de Inche y Tenquehuén y el archipiélago de Chonos.
Regresaron el 8 de mayo sin haber encontrado lo que buscaban.
Expedición de José Rius y Pedro Mansilla en 1770
La tercera expedición, a la misma zona y con idénticos propósitos, la organizó el gobernador de Chiloé por mandato del gobernador de Chile, Juan de Balmaseda, cumpliendo una orden del Rey de junio de 1769. La orden incluía buscar indicios de presencia inglesa en el puerto de la Isla de Inche y de promover las misiones en tierras del Estrecho de Magallanes.
Zarparon de Chiloé con dos dalcas al mando del teniente de artillería José Ríus y del alférez de dragones Pedro Mansilla.
Emplearon dos meses, noviembre y diciembre, y regresaron sin haber hallado lo que buscaban.
Después de las tres expediciones quedó demostrado la inexistencia de asentamientos inglesas en la zona.
Convencidas las autoridades de la imposibilidad de establecer ninguna colonia en las proximidades del Estrecho de Magallanes debido a las pésimas condiciones climatológicas y la pobreza del terreno, no se realizaron nuevas expediciones al área durante un período de 16 años.
Las autoridades coloniales consideraban a la isla de Chiloé como la llave del Mar del Sur, en consecuencia, se procedió a mejorar las defensas y se fortificó el puerto inglés en la isla de Inche, quedando Chiloé como frontera sur del imperio español en la costa americana del Pacífico.
Las siguientes expediciones fueron misionales y las llevaron a cabo los misioneros franciscanos, sucesores de los jesuitas tras la expulsión de estos en 1767.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador