Honor y Gloria a los héroes caídos por España en el Morro Viejo y en el Monte Malmusi, durante los combates de los días 22 y 23 de septiembre de 1925 en la Bahía de Alhucemas

Una vez desembarcadas las fuerzas españolas en las playas de la bahía de Alhucemas, se procedió a fortificar la cabeza de playa para rechazar los contraataques del enemigo y a acumular los hombres y materiales necesarios para poder llevar a cabo la siguiente parte del plan de operaciones: pasar a la ofensiva en dirección a la capital del enemigo, Axdir.
El día 22 de septiembre, completada la fase de acumulación de medios, se disponía del potencial ofensivo suficiente para lanzar ataques sobre los primeros obstáculos que se interponían en la dirección del avance hacia el objetivo último, Axdir. Se preparó un ataque sobre las posiciones del Monte Malmusi y del Morro Viejo.
Los héroes caídos en estos combates son:
1.Teniente de Ingenieros, Gonzalo Herrán Rodiles, de la Mehal-la Jalifiana de Melilla, n.º 2, se hizo acreedor a ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando (R.O de 5 de julio de 1927, D.O. n.º 150 de 9 de julio), por los méritos que hubiera podido contraer en el combate librado el día 23 de septiembre de 1925, para la ocupación del Morro Viejo, en el cual alcanzó gloriosa muerte.
El mencionado día, la primera columna de desembarco, procedente de Melilla, al mando del entonces coronel Goded, tenía por misión ocupar las posiciones de Morro Viejo y Malmusi bajo, para lo cual hubo necesidad de atacar el enemigo, que , en la Cala del Quemado, se hizo fuerte en las cuevas fortificadas que había establecidas en la trinchera y camino cubierto, cuevas en las aquel se había refugiado en gran número y dificultaba el avance de la Mehal-la a que pertenecía el interesado, y que aquel enemigo constituía un núcleo ofensivo de importancia.
Para destruir dicho núcleo de resistencia, el jefe de la mencionada Mehal-la Jalifiana dio orden al teniente Herrán de avanzar con su Mía por el barranco y desalojar al enemigo de sus posiciones, como así hizo resueltamente al frente de una unidad constituida por unos 90 hombres, sufriendo, desde el primer momento un nutrido fuego del enemigo, a pesar de lo cual, irrumpió rápidamente sobre las trincheras y cuevas, donde aquel se defendía tenazmente, consiguiendo en lucha cuerpo a cuerpo, con granadas de mano y al arma blanca, ocupar dicha trinchera, siendo el citado oficial el primero que entró en ella y formó allí a su fuerza. Al emprender otro avance en dirección a las cuevas, recibió una herida en el pecho por bala de fusil y simultáneamente le alcanzó la explosión de una granada de mano que le produjo otras heridas que le causaron la muerte una vez alcanzado el objetivo.
Las posiciones del enemigo quedaron en poder de nuestras fuerzas y la actuación del teniente Herrán, logrando vencer la resistencia de que se ha hecho mérito, facilitó extraordinariamente el éxito de la operación, permitiendo se realizase con normalidad el movimiento envolvente que dio como resultado la ocupación de los objetivos y el copo de las fuerzas enemigas situadas en la Cala del Quemado.
Madrileño, nacido en 1898. Ingresó en la Academia de Ingenieros en 1914 (D.O. n.º 178 de 7 de agosto de 1914), nombrado alférez alumno en 1920, promovido al empleo de teniente de Ingenieros en 1922 (D.O. n.º 277 de 10 de diciembre de 1922), y destinado al 4º regimiento de Zapadores Minadores (D.O. n.º 288 de 23 de diciembre de 1922). Siendo encuadrado en el Batallón Expedicionario que estaba operando en la Zona Oriental del Protectorado.
En agosto de 1923 es destinado a la Intervención Militar de Melilla, servicios Jalifianos, (D.O. n.º 189 de 29 de agosto de 1923), pasando poco después a la Mehal-la Jalifiana de Melilla n.º 2. Con esta unidad participó en el desembarco de Alhucemas y el día 23 encontró la muerte gloriosa en la operación de toma del Morro Viejo. Su cadáver fue evacuado y enterrado en el cementerio de Melilla, posteriormente fue trasladado al cementerio de la Almudena de Madrid.
Ascendido al empleo de capitán por méritos de guerra (D.O. n.º 119 de 30 de mayo de 1926) y por su brillante comportamiento en las operaciones efectuadas los día 5 y 7 de mayo de 1925, fue condecorado, a título póstumo, con la Medalla Militar (D. o. n.º 214 de 25 de septiembre de 1927).
2.El dos veces laureado capitán de Infantería, fallecido, Miguel Rodríguez Bescansa, se hizo acreedor a ingresar en la Orden Militar de San Fernando (O. de 14 de diciembre de 1931, D.O. n.º 231 de 15 de diciembre), por los méritos contraídos en el combate de Sidi-Dauetz el día I7 de julio de 1925.
Decidida por el Alto Mando una operación que había de realizar el general Saro con su columna, y dispuestas por este la concurrencia de todos sus elementos, entre ellos, y en primer término, las Harcas, el capitán Bescansa, que se hallaba con la suya en Tu-Hamed, recibió orden de salir para Malalién a las dos de la madrugada, lo que efectuó saliendo en vanguardia de su Harca con una Mía y dirigiéndose con ella a Silleras; desde donde, a las siete de la mañana, se inició el avance sobre el bosque die Sidi-Dauetz que realiza este capitán con tal decisión y rapidez que, salvando en pocos minutos el espacio que le separa del enemigo, y sufriendo solo tres bajas en su tropa, sorprende a este, arrojándolo del bosque con bombas de mano y ocupa en él difíciles posiciones, en las que se mantiene, no obstante, que, repuesto el contrario de su sorpresa, contraataca repetidamente con brío.
Durante toda la mañana, continúa atacando el enemigo, que favorecido por el terreno accidentado y cubierto se concentra, reuniéndose los contingentes huidos de las cabilas de retaguardia, los de Beni-Ider, y nutridos grupos rifeños mandados éstos por Abd-el Krim El Hach Alf-Loch.
Varias veces intentan romper nuestras línea, haciendo desesperados esfuerzos para conseguirlo, hasta que, mediada la tarde, cubriéndose en los barrancos y espesa gaba, en número imponente y con resolución, se lanzan sobre toda la línea. Nuestras fuerzas vacilan ante el empuje contrario e inician un retroceso, pero los jefes y oficiales logran imponerse y el enemigo es contenido; pero a poco, un nuevo e impetuoso ataque de este le lleva hasta el bosque, que ocupa en parte. Toda la línea fluctúa y en algunas partes cede, el enemigo presiona fuertemente el flanco izquierdo constituido solamente por la Harca Bescansa, para desbordarla y cortar la retirada de todas las demás fuerzas; mezclados unos y otros, en lucha cuerpo a cuerpo, unas bombas lanzadas por la Aviación sobre el enemigo caen entre los harqueños, quienes huyen en desorden.
Cuando la situación adquiría los caracteres del principio de un desastroso combate, el capitán Bescansa, consciente de su deber y dueño de sí mismo, aún en la mayor confusión, pistola en mano, logra imponerse a su gente, y arrancando el banderín de la Harca de manos de quien lo llevaba, se pone al frente de los suyos, los arenga con grandes gritos en árabe, avanza y los hace avanzar, y lanzándolos de nuevo sobre el enemigo con impulso arrollador, le hace retroceder, y persiguiéndoles se apodera de unas peñas desde las cuales, durante todo el día, e impunemente por hallarse en ángulo muerto, habían hostilizado a nuestras fuerzas; cogiendo al enemigo entre dichas peñas, muertos y armamento , y salvando con tales hechos la comprometida situación.
Herido el capitán Bescansa en este choque, oculta la herida para no dañar la moral de los harqueños, y se mantiene en la posición conquistada, rechazando nuevas acometidas del contrario hasta la llegada de refuerzos.
Demostrando lo duro del combate el número considerable de sus bajas, la mayoría muertos, y la gran superioridad de fuerzas entre las que tuvo que combatir, el que, para restablecer la situación, hubo de enviar en su auxilio, primero la Mehal-la de Tetuán, seguidamente de dos Tabores de Regulares, y, a continuación, una bandera del Tercio. Es de señalar que, herido y retirado el único oficial que llevaba la Harca, tuvo el capitán Bescansa que atender él solo a todas las contingencias.
La segunda laureada la obtuvo el capitán Bescansa (O. de 1 de diciembre de 1931, D.O. n.º 271 de 2 de diciembre), por los méritos contraídos en el combate de las estribaciones del Yebel Malmusi el día 22 de septiembre de 1925, donde halló gloriosa muerte.
Ordenado por el Alto Mando un reconocimiento ofensivo para determinar concretamente las posiciones del enemigo, su fuerza, disposiciones de combate, atrincheramientos, etc., operación que debían realizar solamente las fuerzas de las Harcas, salieron en dirección ENE dos Tabores de la del comandante Muñoz Grande y como reserva de estos, el Tabor del capitán Bescansa. Detenido este y avanzando aquéllos, llegaron a cortísima distancia del enemigo, quien oculto en cuevas hechas en el terreno, entre sus rocas y sinuosidades, les recibió con un nutrido fuego de fusil, cañón, ametralladoras y bombas de mano, que vacilaron y después de alguna lucha retrocedieron en desorden.
En presencia de tales hechos, el capitán Bescansa, cuyo Tabor estaba oculto en un barranco y resguardado del fuego enemigo, por propia iniciativa, sin orden ni indicación alguna y sin medir el riesgo ni la magnitud del empeño ante lo numeroso del enemigo, lo fuerte de sus posiciones y la abundancia de sus elementos, avanza rápidamente con su Tabor para salvar las fuerzas comprometidas, pero las suyas también vacilan ante la formidable presión e intenso fuego del enemigo, desorganizándose y, en ese critico momento, el capitán Bescansa, enarbolando el banderín del Tabor y arengando a los suyos, avanza siguiéndole a pocos pasos un corto número de harqueños e inmediatamente después los demás, consiguiendo llegar al enemigo y tras lucha cuerpo a cuerpo, rechazarle, adueñándose de la posición que alcanza el primero, no obstante las grandes pérdidas sufridas, consistentes en los cuatro oficiales de su Tabor y unos cientos de tropa.
Se mantiene en ella rechazando violentos contrataques del adversario hasta que, recibida la orden de retirada, la efectúa retirando también sus bajas, pero noticioso de que ha quedado en el campo el cadáver de un Caíd, retrocede con algunos de los suyos a recogerle, siendo entonces atravesado de un balazo en la cabeza que le ocasionó la muerte.
Navarro, nacido en Pamplona en 1900, en una familia de militares, hijo del coronel condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, José Rodríguez Casademunt, quien obtuvo la condecoración por los méritos que contrajo en la Guerra de Filipinas, en la defensa del poblado de Arayat los día 19 y 20 de julio de 1897 (R.O. de 25 de junio de 1900, D.O. n.º 139 de 27 de junio).
Ingresó en el Ejercito como soldado voluntario en mayo de 1915, dos meses más tarde aprobó los exámenes para el Ingresó en la Academia de Infantería (D.O. n.º 172 de 7 de agosto de 1915), en 1919 fue promovido al empleo de alférez de Infantería (D.O. n.º 156 de 1919) y destinado al regimiento África n.º 68 (D.O. n.º 168 de 31 de julio de 1919). Por sus méritos y servicios sirviendo en este regimiento fue condecorado con la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo (D.O. n.º 122 de 5 de junio de 1921).
Ascendió al empleo de teniente con antigüedad de 27 de junio de 1921 mientras servía en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Tetuán n.º 1(D.O. n.º 166 de 30 de julio de 1921). Por los méritos contraídos durante su servicio en el Grupo de Regulares fue condecorado con una nueva Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo (D.O. n.º 179 de 13 de diciembre de 1922).
En 1924 fue ascendido a capitán por méritos de guerra con antigüedad de 31 de julio de 1922 (D.O. n.º 61 de 13 de marzo de 1924) mientras servía en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Tetuán n.º 1, al que es nuevamente destinado en julio de este año (D.O. n.º 151 de 8 de julio de 1924). Poco después deja el servicio en el Grupo de Fuerzas Regulares, se traslada a Melilla a servir en el Harca de Ab-el-Malek (D.O. n.º 165 de 27 de julio de 1924), con ella combatió el 7 de agosto de 1924 en la ocupación del poblado de Midar.
Por los méritos que contrajo en el combate que sostuvo la Harca de Ab-el-Malek en la ocupación del poblado de Midar, su compañero, el teniente Ángel Hernández Menor, fue condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando.
Los problemas derivados de la retirada a la Línea Estella y la consiguiente evacuación de Xauén, hacen que en la Zona Occidental se forme una nueva Harca, la Harca de Muñoz Grandes (D.O. n.º 81 de 14 de abril de 1925). A ella es destinado nuestro héroe el capitán Rodríguez Bescansa (D.O. n.º 124 de 5 de junio de 1925).
El día 12 de noviembre, durante el combate para la liberación y evacuación de la posición del Zoco de Sebt, fue herido en un brazo, no obstante, continúo al mando de su Tabor y de la Harca debido a que el jefe de esta, el comandante Muñoz Grandes, y el tercer oficial de esta, teniente González, habían sido heridos de mayor gravedad. El retraso en ser atendida la herida hizo que esta se infestase y estuviera a punto de perder el brazo.
En el mes de julio de 1925 combatió en el bosque de Sidi-Dauetz y por los méritos contraídos en el combate fue condecorado con su primera Cruz Laureada de San Fernando.
La Harca de Tetuán, o de Muñoz Grandes, fue parte de la primera oleada de desembarco en la bahía de Alhucemas, su Tabor fue el primero que llegó a la playa y el capitán Bescansa fue el primer oficial que piso la arena.
Pocos días después, reconociendo el Monte Malmusi fue herido de muerte y consiguió su segunda Cruz Laureada de San Fernando. Por esta misma acción le fue concedida la Medalla Militar (D.O. n.º 234 de 21 de octubre de 1925). Fue ascendido al empleo de comandante a título póstumo (D.O. n.º 119 de 30 de mayo de 1926). Su cadáver fue llevado a Madrid donde recibió sepultura.
3.Capitán de Infantería, fallecido, Miguel Zabalza de la Fuente, se hizo acreedor a ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando (R.O. de 7 de agosto de 1929, D. O. n.º 172 de 8 de agosto), por su comportamiento al frente de unos Tabores de la Harca de Muñoz Grande en el reconocimiento ofensivo, sobre Malmusi, realizado el día 22 de septiembre de 1925.
El mencionado día el capitán Zabalza, con decidido ímpetu, avanzó al frente de su Tabor sobre las posiciones que el enemigo ocupaba en una loma situada al flanco de la línea principal, y desde la que el enemigo, con certero fuego de cañón, fusil y bombas de mano, causaba numerosas bajas y oponía tenaz resistencia al avance de las fuerzas, y con su brillante ejemplo hizo reaccionar a su tropa, en la que, por las pérdidas que sufría y por la retirada precipitada de otras que ocupaban el flanco, hubo un momento crítico de indecisión y desorden.
Herido gravemente en el pecho, continuó en su avance, y animando a su tropa, ocupó, en lucha cuerpo a cuerpo, parte de las trincheras enemigas, y negándose a ser retirado continuó con su Tabor hasta que terminado el reconocimiento se dio la orden de retirada, y acentuada la gravedad de su herida por el esfuerzo realizado, falleció dos días después en el Hospital Reina Victoria de Málaga.
Madrileño, nacido en la capital en 1896. En julio de 1910 ingresó en la Academia de Infantería (D.O. n.º 143 de 5 julio de 1910), fue promovido al empleo de segundo teniente de Infantería en 1913 (D.O. n.º 138 de 26 de junio de 1913) y destinado al Regimiento de Guipúzcoa n.º 53 (D.O. n.º 140 de 28 de junio de 1913).
Poco después fue enviado con el Batallón expedicionario de su Regimiento a la Zona Occidental del Protectorado donde participó en la toma de las lomas de Izarduy.
Sirviendo en el Regimiento de León n.º 38, es promovido al empleo de primer teniente (D.O. n.º 139 de 26 de junio de 1915). En diciembre fue trasladado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla n.º 1, donde permaneció hasta su ascenso a capitán (D.O. n.º 175 de 8 de agosto de 1919).
Regresó a la Península y no volvió a África hasta 1925 cuando fue encuadrado en el Harca de Tetuán, o de Muñoz Grandes (D.O. n.º 124 de 6 de junio de 1925), con la que participó en el desembarco en la bahía de Alhucemas y en el reconocimiento ofensivo sobre el Monte Malmusi el día 22 de septiembre donde fe herido de muerte. Además de la Cruz Laureada de San Fernando, le fue concedida a título póstumo la Medalla Militar (D.O. n.º 55 de 12 de marzo de 1926).
4.Teniente de Infantería (fallecido), José Espinosa de Orive, se hizo acreedor a ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando (R.O. de 19 de julio de 1929, D.O. n.º 158 de 21 de julio), por su comportamiento en el combate librado el día 23 de septiembre de 1925 en Alhucemas, al que asistió mandando la vanguardia de la vigesimocuarta compañía de la 6º Bandera del Tercio, cuyo objetivo era la ocupación del monte Malmusi.
El enemigo, parapetado en trincheras, cuevas y barrancos, oponía tenaz resistencia al avance; más el teniente Espinosa, dando notable ejemplo de decisión y energía, que hizo reaccionar a algunas fuerzas de la vanguardia que vacilaban ante el eficaz fuego, se lanzó a la cabeza de su sección, al asalto de la primera trinchera, ocupada por un enemigo muy superior en número, y, en lucha cuerpo a cuerpo, dio muerte a algunos de ellos, siendo herido gravemente en el vientre por arma de fuego; no obstante lo cual, continuó avanzando y animando a su tropa, poniendo el primero pie en la segunda trinchera, que, desalojó y ocupó, y aunque fue nuevamente herido, no decayó su animoso espíritu de acometividad, y en un tercer asalto, al coronar otra trinchera, recibió tercera herida gravísima, y arengando a su tropa mientras se le separaba del lugar de la acción, falleció momentos después en el campo de batalla.
Vasco, nacido en Bilbao en 1900. Ingresó en la Academia de Infantería en 1920 (D.O. n.º 155 de 14 de julio), siendo promovido al empleo de alférez de Infantería en 1922 (D.O. n.º 275 de 7 de diciembre) y destinado al Regimiento de Infantería de Garellano n.º 43 (D.O. n.º 290 de 28 de diciembre de 1922).
En julio de 1923 fue enviado a Melilla con el Batallón expedicionario del Regimiento. En 1924 fue destinado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla. En febrero de 1925 fue promovido al empleo de teniente (D.O. n.º 39 de 19 de febrero) y en mayo del mismo año fue destinado al Tercio (D.O. n.º 112 de 23 de mayo), fue encuadrado en la 6ª Bandera, con ella combatió en el desembarco de Alhucemas y en el reconocimiento ofensivo sobre el Monte Malmusi donde encontró la muerte Gloriosa. Fue condecorado a título póstumo con la Cruz de 1ª clase de María Cristina (D.O. n.º 104 de 9 de mayo de 1926). Inicialmente fue enterrado en el cementerio de Melilla, para unos años más tarde ser trasladado al de Derio en Vizcaya.
5.Alférez de Infantería, fallecido en acción de guerra, Antonio Navarro Miegimolle, se hizo acreedor a ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando (R.O. de 17 de abril de 1928, D.O. n.º 87 de 19 de abril de 1928), por su brillante actuación en el combate librado el día 23 de septiembre de 1925 para ocupar Malmusi, en el que con la sexta bandera del Tercio, formando parte de la vanguardia de la columna encargada de la ocupación de dicha posición, y en cumplimiento de orden recibida de posesionarse de puntos importantes y peligrosos de las estribaciones del referido monte, en los que el enemigo, atrincherado, había rechazado los ataques de las Harca y Mehal-la que constituían la extrema vanguardia, arengando a su sección, se lanzó al frente de ella al asalto, consiguiendo con su esfuerzo, energía y sereno valor, que las Fuerzas Indígenas reaccionaran, alcanzando, no obstante haber sido gravemente herido, el objetivo señalado, y arrojando al enemigo de sus posiciones en impetuosa carga al arma blanca, causándole numerosas bajas, algunas de las que no pudo retirar por lo enérgico y rápido del ataque, recibiendo nueva herida que le produjo la muerte.
Nació en Zamora en 1905 en el seno de una familia militar. Ingresó en el Ejercito como soldado en 1919, aprobó las pruebas para el ingreso en la Academia de Infantería en 1922 siendo soldado del regimiento de Infantería Toledo n.º 35 (D.O. n.º 86 de 16 de abril), fue promovido al empleo de alférez de infantería en junio de 1924 (D.O. n.º 145 de 1 de julio) siguiendo destinado en su Regimiento de Infantería de Toledo. Poco después se incorporó al Batallón expedicionario de su Regimiento en Melilla donde sirvió hasta final de año que regresó a la Península.
En abril de 1925 fue destinado al Tercio de Extranjeros (D.O. n.º 93 de 28 de abril), se incorporó a la 6ª Bandera con la que desembarcó en la bahía de Alhucemas y con la que intervino en el reconocimiento ofensivo del Monte Malmusi, operación donde encontró la muerte gloriosa. Sus restos reposan en la zona militar del cementerio de Melilla. A título póstumo le fue concedido el empleo de teniente y la Cruz de 1ª clase de la Orden de María Cristina (D.O. n.º 104 de 9 de mayo de 1926).
En la operación de reconocimiento ofensivo al Monte Malmusi del día 22, tomaron parte el grupo de Harcas de Tetuán, Larache y Melilla con el apoyo de un Tabor de Regulares de Tetuán, tropa de los batallones de cazadores de África números 5 y 8 y alguna artillería
A primeras horas del día 23, las tropas españolas se lanzaron, montaña arriba, sobre las estribaciones del Monte Malmusi. La defensa de los enemigos fue salvaje, le lucha fue sin cuartel y la mayoría de los oficiales de las Harcas, el Tercio, Regulares y Cazadores de África fueron bajas en el combate, pero a mediodía la cima del monte había sido coronada y estaba en poder de las fuerzas españolas. Siete días más tarde se tomó y fortificó el último obstáculo que impedía la llegada a Axdir, el Monte de las Palomas. El día 2 de octubre la capital de los rebeldes fue ocupada por el Harca del comandante José Enrique Varela y el día 13 de octubre la campaña del desembarco de Alhucemas se dio por terminada.
Joaquín de la Santa Cinta, ingeniero aeronáutico, economista e historiador
Para saber más.
- O. números incluidos en el texto.
- ABC de los días 22 al 30 de septiembre y del 1 al 4 de octubre de 1925.
- Revista Estela n.º 3. Año 1999.
- Historia de las Campañas de Marruecos. Servicio Histórico Militar.
- Africanistas y junteros: El Ejército español en África y el oficial José Enrique Varela Iglesias. Por Antonio Atienza Peñarrocha.
- Memorial de Infantería n.º 46. El apoyo logístico al desembarco de Alhucemas. Luis A. González Mayoral.
- Revista de Historia Naval n.º 37. Contribución de la Armada a la difícil pacificación de nuestro Protectorado Marroquí. Ricardo Álvarez-Maldonado.
- Revista de Historia Naval n.º 107. La Compañía Trasmediterránea en el desembarco de Alhucemas. Francisco Font Betanzos.
- Revista de Historia Militar n.º 35. El problema español de Marruecos y el desembarco de Alhucemas. Shannon E. Fleming.
- Revista de Historia Militar n.º 70. Desembarco en Alhucemas, organización, ejecución y consecuencias. Antonio Martín Tornero.