Los mártires de Potosí, caídos por España en la guerra de emancipación del Río de la Plata
El día 15 de diciembre de 1810, en cumplimiento de la sentencia dictada por la Junta Provisional de las provincias del Rio de la Plata surgida de la Revolución de Mayo, fueron fusilados en la Plaza Mayor de la villa imperial de Potosí los patriotas realistas españoles: Francisco de Paula Sanz, gobernador en intendente de la villa de Potosí; Vicente Nieto, mariscal de campo y presidente de la Audiencia de Charcas, y José de Córdova y Rojas, capitán de fragata de la Armada real.
Estos patriotas seguían el camino del martirio que iniciaron otros españoles fusilados por los mismos revolucionarios el día 26 de agosto de 1810 en el Monte de los Papagayos, en la denominada Cabeza de Tigre. Ese día fueron pasados por las armas: el décimo virrey de Rio de la Plata, Santiago de Liniers; el gobernador Juan Gutiérrez de la Concha, padre de los generales españoles, los hermanos Gutiérrez de la Concha: Juan, Marqués del Duero, y su hermano José, Marqués de La Habana; Victorino Rodríguez, asesor del gobernador; el coronel de milicias Santiago Allende y el oficial real Joaquín Moreno.
Ambos grupos de patriotas españoles habían tenido una acción destacada en los combates contra las invasiones inglesas de Rio de La Plata de los años 1806 y 1807.
La historia de los segundos ya la contamos en el capítulo dedicado a Santiago de Liniers en el libro 50 Héroes españoles olvidados, por lo que en estas líneas vamos a contar las historias del primer grupo.
Francisco de Paula Sanz y Espinosa de los Monteros Martínez y Soler, gobernador e intendente de la villa de Potosí, malagueño, nacido en 1745, funcionario español en el Virreinato del Rio de la Plata y en la Real Audiencia de Charcas. Protegido de José de Gálvez, Secretario de Estado de Indias durante el reinado de Carlos III. En 1783 fue nombrado intendente de Ejército y gobernador intendente de Buenos Aires donde realizó una importante labor de mejora del urbanismo de la ciudad. Cuando accedió al trono el rey Carlos IV, su cargo de superintendente fue asumido por el virrey. Designado en 1788 Gobernador Intendente de Potosí, realizó una excelente gestión en las minas de plata de la villa, modernizando le estructura minera y mejorando las técnicas de amalgamación de minerales para aumentar la producción.
Sanz fue testigo y actor principal en la represión de la Revolución de Chuquisaca de mayo de 1809. Chuquisaca, la actual ciudad boliviana de Sucre, era la capital de una provincia homónima del Alto Perú donde tenía su sede la Real Audiencia de Charcas. La revolución fue un levantamiento popular impulsado por la Junta Tuitiva de La Paz ( la Junta Tuitiva de los Derechos del Rey y del Pueblo era el gobierno local formado en La Paz como consecuencias de los sucesos de Chuquisaca) y que fue justificado por las sospechas de que el gobierno de España planeaba entregar el país a la infanta Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII y reina consorte de Portugal, residente en Brasil donde la Corona portuguesa se había retirada desde la invasión de Portugal por el ejército de Napoleón.
La Real Audiencia de Charcas, con el apoyo del claustro universitario, destituyó al gobernador Ramón García de León Pizarro y formó una junta de gobierno. La Revolución de Chuquisaca, que derivo a un movimiento independentista, ha sido considerada como el Primer Grito Libertario de la América española.
Ante el vacío de autoridad, Sanz tomó el mando de las tropas realistas y pidió ayuda al virrey del Perú. La situación se complicó en julio al estallar un movimiento más radicalizado en La Paz.
La reacción realista se puso en marcha a mediados de septiembre cuando el brigadier José Manuel Goyeneche, representante plenipotenciario de la Junta Suprema de Sevilla para la proclamación del rey Fernando VII en los Virreinatos de Perú y Rio de la Plata, se puso al mando del ejército real. Entretanto, Sanz reclutaba nuevas tropas y el virrey de Rio de la Plata, Hidalgo de Cisneros, enviaba refuerzos al mando del presidente de la Audiencia de Charca, el general Vicente Nieto. La aproximación de las fuerzas realistas a La Paz hizo que la Junta Tuitiva se disolviera. Establecido el orden en la ciudad, se iniciaron los juicios contra los partícipes de la insurrección. Ocho de ellos condenados a muerte y ejecutados y otros quince desterrados a distintos territorios del imperio español.
En el ejército real acaba de aparecer otro de nuestros mártires que compartió destino con Francisco Sanz, el mariscal de campo Vicente Nieto. Vicente Nieto de las Viñas y García Sánchez de Valencia y González, posiblemente salmantino, nacido en 1769, militar realista nombrado gobernador de Montevideo, presidente de la Real Audiencia de Charcas y gobernador intendente de Chuquisaca. Combatiente en la Guerra del Rosellón contra la Francia Revolucionaria. Con la llegada de la paz pasó a las colonias americanas, en concreto al Alto Perú. Combatió las invasiones inglesas a las órdenes de Santiago de Liniers. Regresó a España y lucho con los patriotas españoles contra la invasión del ejército napoleónico en 1808. Ese mismo año volvió al Rio de la Plata con el nuevo virrey Hidalgo de Cisneros, por quien fue nombrado gobernador político y militar de Montevideo.
Con el estallido de la Revolución de Chuquisaca es nombrado, a finales de septiembre de 1809, presidente de la Real Audiencia de Charcas y gobernador e intendente de la provincia. Organizó la expedición al Alto Perú y contribuyó con fuerzas a su mando, y a las órdenes del brigadier Goyeneche, al aplastamiento de la revolución. Las noticias de los sucesos de La Paz llegaron tergiversadas a Buenos Aires donde produjeron una reacción profundamente negativa especialmente contra Nieto, a quien consideraban autor de los hechos, y contra el virrey Hidalgo por no haberlo impedido. Nieto fue ascendido a mariscal de Campo en 1810.
Las noticias recibidas desde la península, la caída de Sevilla y el cerco de Cádiz por el ejército napoleónico, ambos ocurridos en febrero de 1810, produjeron un fuerte impacto en la capital del Virreinato. Los sucesos de La Paz y las malas noticias procedentes de la metrópolis fueron las causas principales que dieron lugar a la Revolución de Mayo del mismo año.
Los sucesos revolucionarios fueron: la destitución del virrey Hidalgo de Cisneros; la ruptura de los revolucionarios con el Consejo de Regencia de España e Indias, órgano que gobernaba España y sus colonias en nombre de Fernando VII mientras este estaba recluido en Francia por Napoleón, y la asunción del poder por la Primera Junta Provisional Gubernativa de la provincia del Rio de la Plata, el 25 de mayo de dicho año. Esta Primera Junta juró lealtad a Fernando VII, pero esta manifestación es considerada como una maniobra política que ocultaba intenciones independentistas.
En junio, cuando la noticia de la Revolución de Buenos Aires llegó a Chuquisaca, Nieto y Sanz rechazaron la autoridad de la Primera Junta, se pusieron inmediatamente a las órdenes del Virrey del Perú a quien pidieron auxilio y calificaron a Buenos Aires como insurgente. Al día siguiente se desarmaron las tropas de guarnición procedentes de Buenos Aires. Sus componentes fueron sorteados y, uno de cada cinco, fueron enviados por Sanz a trabajar en las minas de Potosí donde murieron una tercera parte en menos de tres meses.
Nieto envió al capitán de fragata José de Córdova y Rojas a frenar el avance del ejército del norte que las autoridades revolucionarias enviaban al Alto Perú para auxiliar a los revolucionarios del territorio.
Acaba de aparecer nuestro tercer mártir, José María Fernández de Córdova y Rojas, gaditano, nacido en la Isla de León (San Fernando), en 1774, marino militar que fue fusilado en Potosí en 1810. Hijo del teniente general de la Armada José de Córdova y Ramos que mandaba la flota española en la derrota de Cabo de San Vicente. Ingresó en la Real Compañía de Guardias Marinas de Cádiz de donde salió con el grado de alférez de fragata en 1790. Combatiente en la derrota de Cabo de San Vicente, en la Guerra del Rosellón y en la defensa de Tolón contra las fuerzas francesas revolucionarias.
En 1801 llegó al virreinato del Rio de la Plata con el grado de capitán de fragata destinado el apostadero de naval de Montevideo. Durante las invasiones ingleses luchó en la reconquista de Buenos Aires en el segundo intento inglés, a las órdenes de Liniers. Junto con su compañía veterana penetró en el fuerte de Buenos Aires y consiguió la rendición del general en jefe inglés Beresford, fue ascendido por esta acción.
En 1810 se incorporó al ejército con el grado de comandante a las órdenes del brigadier Vicente Nieto. A sus órdenes, contribuyó con sus fuerzas a la pacificación de la revolución en Chuquisaca, Cochabamba y La Paz.
Nieto fue designado gobernador de Charcas lo que incluía la presidencia dela Real Audiencia. Nombró a Córdova segundo comandante del Ejército Pacificador de Charcas con el grado de coronel y a las órdenes del general José Manuel Goyeneche.
Cuando se produjo la Revolución de Mayo en Buenos Aires, la Primer Junta envió inmediatamente el ejército del norte a combatir la contrarrevolución realista de la provincia de Córdoba, combate que terminó con el fusilamiento, en Cabeza de Tigre, de los primeros patriotas víctimas de la revolución: Liniers, Juan Gutiérrez de la Concha, Vitorino Rodríguez, Santiago Allende y Joaquín Moreno. Una vez terminada la contrarrevolución de Córdoba, el ejército continuó su marcha hacía el Alto Perú.
Para oponerse al ejército revolucionario, el gobernador Nieto ordenó al coronel Córdova que se fortificara en Santiago de Cotagaita. Atacado por el ejército rebelde, después de varias horas de combate, los insurrectos fueron derrotados y dispersos por las fuerzas a las órdenes de Córdova, el 27 de octubre de 1810.
Poco después, el 7 de noviembre, volvieron a combatir ambos ejércitos en la batalla de Suipacha con resultados distinto respecto a la batalla anterior entre ambos, en esta ocasión los vencedores fueron los revolucionarios que consiguieron su primera victoria sobre los ejércitos realistas españoles y que dejó en manos de los rebeldes todo el territorio del Alto Perú. Córdova consiguió huir para ser capturado pocos días más tarde.
Las tropas realistas que quedaban en el Alto Perú fueron derrotadas en la batalla de Aroma el 14 de noviembre, como resultado de esta batalla, Nieto fue capturado por los rebeldes.
Sanz, por su parte, continuó en Potosí donde fue detenido mientras estaba presidiendo el cabildo abierto que había sido solicitado por el pueblo amotinado al recibir las noticias de las victorias de los insurrectos.
Vicente Nieto, José de Córdova y Francisco de Paula Sanz permanecieron detenidos en la Casa de la Moneda de Potosí durante un mes. Juzgados el 14 de diciembre, fueron condenados a muerte, sentencia que fue ejecutada el día siguiente, 15 de diciembre, en el atrio de la Iglesia Matriz frente a la Plaza Mayor.
En el mismo juicio fueron condenados en ausencia el general José Manuel de Goyeneche y el Obispo de la Paz, pero ambos no pudieron ser capturados por el ejército rebelde.
Medio años más tarde, el 20 de junio de 1811, el general Goyeneche, al mando del ejército realista, derrotó al ejército revolucionario en la batalla de Huaqui, expulsándolo del Alto Perú y dando fin al ejército del norte y a la primera Expedición Auxiliadora al Alto Perú
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador
Para saber más:
- Revista general de Marina. Año 2009.
- Internet