Leonardo Torres Quevedo, uno de los grandes inventores de todos los tiempos, dejó su impronta en la Aeronáutica, la Ingeniería Civil, el Radio Control, la Automática y la Robótica

Leonardo Torres Quevedo fue un ingeniero de caminos, excelente matemático y prolífico inventor español de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, especialmente lúcido en la época que otro gran penador español, Miguel de Unamuno, escribía en su ensayo “El pórtico del Templo” su famosa frase Que inventen, pues, ellos… en 1906.
Dejó su impronta en los campos de la Aeronáutica, las Matemáticas Aplicadas, la Ingeniería Civil con sus teleféricos y transbordadores, el Radio Control, la Automática y la Robótica.
Entre algunas de sus realizaciones se encuentran: un diseño exitoso de dirigibles usados por los franceses e ingleses durante la Gran Guerra; el primer mando a distancia, el primer radio control, el telekino, que le permitió mover a distancia una barca en la ría de Bilbao y un bote en el estanque de la Casa de Campo de Madrid; el autómata de ajedrez, una máquina capaz de dar siempre mate en un tablero de ajedrez entre torre y rey contra rey…
También el famoso Trasbordador de las Cataratas del Niágara en Canadá, transbordador construido en 1916 y aún en funcionamiento; el aritmómetro electromecánico, una especie de computadora digital electromecánico capaz de ejecutar operaciones matemáticas, considerado el primer computador de la historia; el puntero proyectable semejante a los punteros laser actuales; además de otros proyectos inconclusos por falta de financiación como el dirigible Hispania diseñado para ser el primero en atravesar el océano Atlántico desde España.
Presentó no menos de 18 patentes internacionales, algunas de ellas le permitieron llevar a cabo los éxitos del párrafo anterior.
Leonardo nació en Santa Cruz de Iguña (Cantabria) en 1852. Sus padres: Luis Torres Vildósola, Ingeniero de Caminos y trabajador como ingeniero de ferrocarriles, y Valentina Quevedo de la Maza.
Sus primeros estudios los llevo a cabo en Bilbao y París, posteriormente, con el traslado de su padre a Madrid en 1870, los completó en esta última ciudad.
Un año más tarde ingresó en la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos,
Acabó la carrera en 1876 y comenzó a trabajar en los ferrocarriles, trabajo que abandonó al poco tiempo para emprender un viaje de estudio por Europa dedicado conocer los descubrimientos científicos más avanzados de su época.
A su regreso, se casó con Luz Polanco y se estableció en Santander donde inició sus estudios e investigaciones. Sus primeros trabajos científicos aparecieron publicaos en 1893.
Sus trabajos le hicieron merecedor del reconocimiento de las grandes instituciones mundiales del ámbito de las ciencias, así, en 1900 la Comisión de la Academia de Ciencias de París pidió a la Academia que se inserte su memoria Sur les machines á calculer en la colección de sabios extranjeros. Un año más tarde ingresó en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España.
Miembro de la Real Academia Española donde ocupó el sillón anteriormente ocupado por Benito Pérez Galdós. Miembro de la Academia de Ciencias de Paris, presidente de la Sociedad Matemática de España y doctor honoris causa por la Universidad de la Sorbona.
Le fue concedido el mayor galardón científico que otorga la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, la Medalla Echegaray. Es una distinción que premia la trayectoria científica de una persona. Hasta el día de hoy solo se han concedido diecisiete, a Torres Quevedo le fue concedida el número cuatro.
Fue un decidido partidario del idioma internacional esperanto.
Murió en Madrid en diciembre de 1936.
Joaquín de la Santa Cinta, autor de «50 héroes españoles olvidados» y “50 mujeres españolas extraordinarias”
Para saber más:
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- Fernández-Gallardo Alía, Juan Carlos. Biografía de D. Leonardo Torres Quevedo. CSIC