El sargento Ernesto Santamaría Sampayo murió por España en la Guerra de Cuba mientras gritaba a sus soldados: “Morimos defendiendo la bandera de la Patria”
El 24 de febrero de 1895 empezó la tercera y definitiva guerra por la independencia de Cuba, comenzó en la provincia de Oriente con el llamado Grito de Baire cuando un grupo de 35 aldeas se levantaron por órdenes de José Martí.
La historia que vamos a contar sucedió a finales del mismo año en la provincia de Matanzas, en el centro de la isla, en las proximidades del caserío de Jacán, en lo que se ha llamado la acción de Jacán donde se vieron involucrados un pelotón del Regimiento Inmemorial de Rey N.º 1 y una numerosa partida de mambises pertenecientes a las partidas de Máximo Gómez, Antonio Macero y de los hermanos Núñez compuesta por unos siete u ocho mil individuos.
Cubren el destacamento de Jacán fuerzas de la quinta compañía del Regimiento Inmemorial, cuando el 21 de diciembre de 1895 recibieron un aviso del hacendado Francisco Espinosa de que tres negros desarmados querían robarle los caballos e incendiarle la casa. Con objeto de verificar un reconocimiento se envió al sargento Ernesto Santamaría Sampayo con una escuadra de 8 soldados, la hacienda estaba a unos 7 kilómetros del destacamento.
Queriendo verificarlo con amplitud, dejó tres hombres en la finca de Espinosa y con los cincos restantes empezó a recorrer el campo. Cuando se encontraban entre Palmarito y Martillo, fueron sorprendidos por un grupo de hombres armados que, a muy corta distancia, rompieron fuego contra la patrulla española. Sin arrendarse ante la superioridad del enemigo, cuyo número aumentaba a cada instante, se defendían con gran tesón.
Al sonido del combate se le unieron los tres hombres que había dejado en la hacienda y un cabo, cinco soldados y un práctico armado enviados del destacamento de Jacán con objeto de reforzar la pequeña partida y proteger la retirada si esta era necesaria. Intentó el sargento hacer avanzar a su pequeña fuerza hasta una casa próxima para hacerse fuertes en ella, pero no fue posible porque el enemigo ya la ocupaba. Fueron rodeados por un numeroso grupo de enemigos que le cerraron el paso por todas partes haciéndoles imposible la retirada, en tan crítica situación, Santamaría ordenó a sus soldados formar un cuadro alrededor de una gruesa palmera dispuestos a resistir hasta el último extremo. Comenzó un encarnizado combate donde un puñado de españoles valientes se defendían de las repetidas cargas al machete que el enemigo les daba, con descargas cerradas, hechas con imperturbable calma a la voz de mando del sargento y al grito de “Viva España”.
Los mambises que los atacaban pertenecían a las partidas de Máximo Gómez, Antonio Maceo y los hermanos Núñez en un número de siete mil hombres que iban a invadir la provincia de la Habana y a tacar la capital de la isla, antes que desembarcaran los refuerzos enviados desde España, los españoles un total de 16 combatientes.
Desconcertado el enemigo por tamaña resistencia tan tenaz de un grupo tan reducido que les producía numerosas bajas por el fuego tan acertado como vigorosamente dirigido, se vio obligado a replegarse y guarecerse detrás de los árboles y los accidentes del terreno, desde sus resguardos apelaron a intimarlos a la rendición con las promesas de respetarles la vida. A estas llamadas a la rendición, Santamaría y los suyos contestaban a tiros, gritando que: “los soldados del Regimiento del Rey no se rendían nunca”.
Los rebeldes reanudaron las cargas repetidas veces, siendo rechazadas todas cuanto intentaron.
Varias horas duró la resistencia de estos titanes, tiempo que aprovecho el enemigo para simular cargas con objeto de que los españoles agotaran sus municiones. La resistencia de estos leones estaba retrasando el grueso de la columna rebelde. Sobre las tres de la tarde, faltos de municiones y rendidos de cansancio, trataron de nuevo de rendirlos, pero volvieron a obtener una rotunda negativa.
Esta vez, los mambises, que habían tenido en la lucha numerosas bajas, pudieron acercarse a aquel grupo heroico cargando en grandes grupos al machete, y después de una terrible lucha al arma blanca en la que fue herido por la espalda el sargento Santamaría, aquel puñado de valientes sucumbieron gloriosamente dando “Vivas a España” cuando el sargento gritaba: “Morimos defendiendo la bandera de la Patria”. Fueron macheteados los soldados salvo cinco de ellos, que heridos al comenzar el combate, pudieron escapar y llegar maltrechos al destacamento donde contaron lo sucedido.
El sargento fallecido se hizo acreedor de la Cruz de la Orden de San Fernando por los méritos contraídos en la acción de Jacán el día 21 de diciembre de 1895. Circular de 21 de marzo de 1912, D. O. N.º 67 de fecha 22 de marzo de 1912.
Santamaría había nacido en La Coruña en el año 1876.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador
Para saber más:
- Diario Oficial N.º 67 de fecha 22 de marzo de 1912
- El periódico “La Correspondencia Militar” de los días 17 de noviembre de 1902 y de 3 de enero de 1913
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