La familia de judíos conversos Arias Dávila tuvo gran poder e influencia en los reinados de Juan II, Enrique IV, los Reyes Católicos y Carlos I pese a ser acusados por la Santa Inquisición
La familia de judeoconversos Arias Dávila, a pesar de ser acusados por la Santa Inquisición, alcanzaron gran poder e influencia en los reinados de Juan II, Enrique IV, de los Reyes Católicos y de Carlos I. Influencia que alcanzó al Nuevo Mundo con Pedrarias Dávila y que fueron ennoblecidos con el título de Conde de Puñonrostro.
La dinastía fue fundada por Diego Arias (Diegarias) y su segunda esposa Elvira González, matrimonio que tuvo tres hijos: Pedro Arias Dávila, militar y cortesano; Isabel Arias y Juan Arias Dávila que fue obispo de Segovia. La familia fue procesada por la Inquisición en 1486, pero ninguno fue juzgado ni condenado, el proceso fue archivado por la intervención del Papa.
Diego fue un político y financiero que llegó a ser regidor de Segovia, secretario y consejero real, y contador mayor del reino. Sirvió a Juan II y a su hijo y heredero Enrique IV. El primero, en 1443, en el documento de concesión de una prebenda, expone que fue hijo de Gonzalo Arias Arguello y de Violente Velázquez de Ávila y, un año más tarde, lo ennoblece reconociéndolo como hijosdalgo de solar conocido.
Diego nació judío con el nombre de Isaac Alboher alrededor de 1400 en Ávila. Se convirtió al cristianismo en 1411 por las predicaciones de San Vicente Ferrer. Junto a también se convirtió su hermano Francisco que fue regidor de Segovia y funcionario de la Corte.
Su segunda esposa, Elvira González, también procedía de una familia conversa.
Diego se trasladó a Segovia donde se dedicó a la venta y cambio de especias, ciudad donde inició su carrera política con la ayuda del condestable Álvaro de Luna lo que le permitió acceder a los círculos cortesanos. Fue escalando posiciones hasta alcanzar los más altos honores.
Juan II lo nombró: arrendador de rentas reales, contador mayor de la casa del príncipe, consejero real, regidor de Segovia, escribano de cámara y secretario del príncipe.
Su poder y posición en la Corte aumentó cuando el príncipe Enrique ascendió al trono con el nombre de Enrique IV. Este lo nombró su secretario y escribano mayor, llegando a ser uno de los grandes protagonistas del reino. Recibió muchos privilegios, el último recibido consistía en poder renunciar a sus cargos y traspasarlos a su primogénito, Pedro Arias Dávila.
Tuvo tres esposas: la primera, Juana Rodríguez, murió al poco de casarse y hay poca documentación de ella; la segunda, Elvira González, fue la madre de sus tres hijos y cofundadora de la dinastía, y, la última, María Plomares. Elvira González de Mendoza era hija de Pedro González de Mendoza, mayordomo de Enrique IV.
Murió en Segovia en 1466, dos años antes del inicio del proceso inquisitorial contra la familia.
Su hijo primogénito y heredero de todos sus cargos fue Pedro Arias Dávila el Valiente. Heredó todos los cargos de su padre, aunque fue más destacado por sus hazañas militares durante los reinados de Enrique IV y de los Reyes Católicos. Nació en 1430.
Sus hazañas militares hicieron que el rey Enrique lo nombrara capitán general en la guerra contra Navarra (1461-1462).
Como consecuencias de su detención y encierro en una prisión por orden del rey Enrique durante la época turbulenta de su reinado y a pesar de que finalmente fue liberado, Pedro cambió de bando, inicialmente, al del hermano del rey, el príncipe Alfonso, para acabar, finalmente, uniéndose a la causa de la princesa Isabel, futura reina Isabel I la Reina Católica.
Murió en 1476, en Madrid, combatiendo por sus Reyes en la conquista de esta ciudad.
Había establecido el mayorazgo de Puñonrostro en 1466.
Casado con María Ortiz de Cota, tuvo ocho hijos. Los más famosos fueron: Juan Arias Dávila, I Conde de Puñonrostro, y Pedro Arias Dávila (Pedrarias), el Galán, casado con Isabel de Bobadilla, gobernador de Castilla de Oro y de Nicaragua y el hombre que mandó decapitar a Vasco Núñez de Balboa y a Gil González Dávila, los descubridores de la Mar del Sur (Océano Pacífico) y de Nicaragua
El tercer hijo de los patriarcas, Diego Arias (Diagarias) y su segunda esposa Elvira González, fue Juan Arias Dávila, fue obispo de Segovia, oidor y consejero real. Fue el defensor de su familia cuando la Inquisición inició el proceso contra esta.
Desenterró lo huesos de sus padres, ya fallecidos y, no obstante, acusados y se los llevó a Roma. Consiguió que el papa Inocencio VIII atendiera sus reclamaciones. Poco después, una sentencia absorbía a sus padres, la familia y a él mismo.
Joaquín de la Santa Cinta, autor de «50 héroes españoles olvidados» y “50 mujeres españolas extraordinarias”
Para saber más:
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- Contreras Jiménez, M.ª Eugenia. Linaje y transición histórica: Los Arias Dávila entre el Medievo y la Modernidad. Universidad Complutense de Madrid. Memoria para optar el grado de Doctor.
- Perea Rodríguez, Oscar. Enrique IV de Castilla y os conversos. Testimonios Poéticos de una evolución Histórica. University Arkansas. Revista de poética medieval, 19 (2007), pp. 131-175.
- Hemanz Elvira, José Luis. Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II. Universidad Autónoma de Madrid.
- Ladero Quesada, Miguel-Ángel. El cargo de Diego Arias Dávila en 1462. Revista de la Facultad de Geografía e Historia, núm.4. 1989, pp. 271 -293.
- López León, María Jimena. “El Gran Justador”: entre la guerra y el juego. Una aproximación a la figura de Pedro Arias Dávila. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.