El español Alí Bey el-Abbassi (Domingo Badia) fue espía en Marruecos y, cuando lo descubrieron y expulsaron, se hizo pasar por un príncipe árabe de la dinastía Abasída
En los primeros años el siglo XIX, un español, Domingo Badia Leblich, fue espía en Marruecos y cuando fue descubierto y expulsado viajó por Egipto, Arabia Saudí visitando la Meca, Palestina y Siria entes de volver a España.
Para ello se vistió de árabe y adoptó el nombre de Alí Bey el-Abbassi, presentándose como un príncipe árabe de la dinastía Abasída.
Domingo Badía y Leblich nació en Barcelona en 1767, hijo de Pedro Badía Castillo y de catalina Leblich Mestres, barcelonesa de ascendencia flamenca.
Pedro era funcionario y, por entonces, era secretario del gobernador de la Ciudadela. Años más tarde fue trasladado a Málaga como secretario del capitán general de la ciudad y en 1779 fue destinado a la ciudad de Vera (Almería) donde Domingo pasó su años de niñez y donde empezó a interesarse en la cultura árabe.
En 1786 sucedió a su padre como Contador en la ciudad de Vera, se casó 5 años más tarde con María Luisa Burruezo Campoy y se trasladó a Córdoba en 1792 al ser nombrado administrador de las Reales Rentas de Tabaco de esta ciudad. Se arruinó como consecuencias de sus estudios y experimentos con globos aerostáticos y tuvo que marcharse a Madrid en 1799 en busca de una nueva oportunidad donde trabajó unos años como bibliotecario.
En 1801 presentó al gobierno un proyecto de un viaje científico por los países interiores de África. El plan comenzaba con una visita de preparación a Londres donde se reuniría con exploradores famosos y adquiriría los instrumentos científicos necesarios, para, a continuación, viajar por Marruecos, cruzar de oeste a este el continente hasta el Océano Pacífico y regresar costeando el Mar Mediterráneo.
El proyecto fue aprobado, pero introduciendo una variable política. España tenía problemas con Marruecos, el nuevo sultán había prohibido las exportaciones de trigo a España y el secretario de Estado y de Despacho, Manuel Godoy, decidió usar el proyecto para acercarse al sultán y ofrecerle protección o, como plan B, infiltrarse entre sus enemigos para destronarlo y que España pudiera anexionar el país.
Badía era el hombre adecuado para llevar a cabo la misión: era valiente, hablaba árabe, era un hombre con formación científica y amigo de aventuras.
En junio de 1803, Badía embarcó en Cádiz con destino a Tánger bajo el nombre de Alí Bey el Abbassi, príncipe de la dinastía Abasida educado en Londres y de vuelta a su país con motivo del fallecimiento de su padre Othman-Bey. Viajó solo dejando su familia en Madrid.
Estuvo en Marruecos hasta 1805, consiguió introducirse en la Corte marroquí paro no logró sus propósitos: no consiguió hacer cambiar de opinión al sultán ni provocar el levantamiento que permitiera su destronamiento. Fue descubierto y expulsado.
Continuo su viaje visitando Trípoli, Chipre y Egipto, desde donde decidió continuar hasta la Meca.
En 1807 desembarcó en el puerto de Yedda camino de la Meca. Por entonces, las visitas a la Meca de un no musulmán estaban castigada con la muerte, pero Badía se comportaba como un buen musulmán y pudo entrar en el lugar más sagrado del Islam.
Llegó a la Meca el 23 de enero de 1808 y visito la Kaaba, realizó las practicas rituales de todo peregrino y estuvo en la ciudad hasta 16 de febrero.
Continuó su viaje pasando por Tierra Santa, Siria y Turquía. Se detuvo en Constantinopla y allí se enteró de los sucesos que estaban ocurriendo en España. Estas noticias aceleraron su regreso,
Llegó a Bayona (Francia) el 9 de mayo de 1808, días después de la llamada Farsa de Bayona. En esta ciudad el día antes de su llegada se produjeron las sucesivas abdicaciones de Fernando VII en su padre Carlos IV y de este último en Napoleón quien, a su vez, cedió sus derechos a la Corona española a su hermano José Napoleón, José I (hechos sucesivos ocurridos entre los día 5, 6 y 12 de mayo).8
Pidió audiencia a Fernando VII quien no lo recibió porque ese mismo día abandonaba Bayona con destino al castillo de Valençay donde estuvo residiendo hasta 1814.
A continuación, pidió audiencia con Carlos IV quien le informó de que España había pasado al dominio de Francia y que informara de su expedición al Emperador y a su hermano el rey José I, además de recomendándole que se pusiera a su servicio.
Badía lo hizo y acompañó a José I durante todo su reinado en España, cuando los españoles expulsaron del trono a José, Badía lo siguió en su retirada a Francia.
En este país, en 1814, publicó su libro en tres tomos titulado Viaje de Alí Bey el Abbassi (Domingo Badia y Leblich) por África y Asia.
Un año más tarde, en enero de 1815, Badía propuso al rey Luis XVII otro viaje a la Meca. El rey lo aceptó y en 1818, haciéndose llamar Alí Abu Othman, inició su nuevo viaje.
En julio estaba en Damasco donde cayó enfermo, muriendo en agosto de ese año camino de la Meca. Se dice que fue envenenado por los ingleses ya que su misión incluía una comisión importante a llevar a cabo en la India.
Fue uno d ellos primeros europeos en visitar la Meca.
Joaquín de la Santa Cinta, Autor de «50 héroes españoles olvidados»
Para saber más:
- Badía Leblich, Domingo. Viaje de Alí Bey el Abbassi (Domingo Badia y Leblich) por África y Asia.
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- García Panizo, Cristina. El Mundo Musulmán: de Marruecos a la Meca y a Estambul. Ali Bey (1803-1807). Sociedad Geográfica Española.
- Sánchez, Juan José. Alí Bey, un español en la Meca. Historia. National Geographic