Hoy: Real Expedición Botánica al nuevo Reino de Nueva Granada (1783-1816), dirigida por José Celestino Mutis y su sobrino Sinforoso Mutis, con unos resultados extraordinarios (I)
El siglo XVIII fue el siglo de las grandes expediciones de exploración y científicas de las naciones europeas imbuidas en el espíritu de la Ilustración. Este movimiento encontró su eco en la península de mano de un grupo valiosos de ilustrados que se plasmó en la creación de las Reales Academias y en la necesidad de seguir las líneas definidas por las grandes potencias, realizando expediciones científicas y militares, que permitiesen un mejor conocimiento, aprovechamiento y forma de gobierno de su gran imperio colonial, además de realizar una eficaz defensa de sus territorios coloniales. Todo ello a pesar de las dificultades económicas de la Corona española en el período.
Dentro de esta necesidad de conocimiento de la realidad de los colonias, se llevaron a cabo una gran cantidad de expediciones, entre las que se encuentra la Real Expedición Botánica al Virreinato de Nueva Granada (entre los años 1783 y 1816) que fue dirigida por José Celestino Mutis y Bosio hasta su muerte en 1808 y continuada por su sobrino Sinforoso Mutis hasta 1816.
De las cuatro expediciones botánicas llevadas a cabo por la España de la Ilustración (Perú, Nueva Granada, Nueva España y Filipinas), la que nos ocupamos fue la de mayor extensión en el tiempo (33 años) y la que mayores conocimientos científicos obtuvo.
El Reino de Nueva Granada comprendía lo que hoy es Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá, el norte de Brasil y de Perú.
José Celestino Mutis y Bosio nació en Cádiz en 1732 y murió en Santa Fe de Bogotá (Colombia) en 1808. Médico y botánico, llegó a Cartagena de Indias en 1760 como médico personal de Pedro Mesía de la Cerda (Marqués de la Vega de Armijo), teniente general de la Real Armada y virrey de Nueva Granada. Fue docente de la Universidad del Rosario en Santa Fe de Bogotá, fundada en 1653 como Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, lugar donde está enterrado.
Enamorado de la riqueza natural de la flora americana, se planteó continuar con las expediciones científicas a América que se habían iniciado durante el reinado de rey Felipe II con el nombramiento, en 1570, del médico Francisco Hernández como protomédico general de todas las Indias, islas y tierra firme de la Mar Océano. El objetivo de esta era estudiar la historia natural siguiendo la idea expuesta por Cristóbal Colón en su carta de 1493 sobre la Materia Médica Americana y su importancia para evitar el monopolio veneciano en la importación de drogas orientales. Con esta idea, Mutis presentó sendas propuestas de expediciones en los años 1763 y 1764 que no fueron tenidas en cuenta.
En 1778 la situación cambió cuando el nuevo virrey, y arzobispo de Santa Fe de Bogotá, Antonio Caballero y Góngora, llegó al Nuevo Reino de Granada. Mutis se había ordenado como sacerdote y estaba trabajando como médico y profesor de Matemáticas y Física. El virrey conoció a Mutis y se interesó por sus conocimientos sobre materias primas y plantas medicinales, materias por las que estaba interesada la Corona para su explotación comercial.
Con el apoyo de Caballero, en 1783, Mutis presentó un nuevo proyecto de Expedición Botánica para el fomento del conocimiento de la botánica, la mineralogía, la química, la zoología, las matemáticas y la astronomía. La expedición fue autorizada provisionalmente por el Virrey en espera de la aprobación de propuesta enviada a la Corona. Ésta fue apoyada por el secretario de Estado y del Despacho de Indias, José Gálvez y Gallardo, y, finalmente, aprobada por rey Carlos III el día 1 de noviembre de 1783. El Estado corrió con todos los gastos a partir de la aprobación real. Mutis fue nombrado director de la expedición, astrónomo y botánico del Rey.
La sede de la expedición se fijó en San Sebastián de Mariquita, municipio colombiano situado en el departamento de Tolima, en el centro oeste del país, en la región andina, al considerar Mutis que en esta región estaba representada la vegetación de todos los climas.
En 1790, la sede se trasladó a Santa Fe de Bogotá, donde las exploraciones continuaron hasta 1816, más allá de la muerte de Mutis. Fue la expedición más longeva (duró más de 30 años) y fecunda de las llevadas a cabo por el Reino de España.
Inicialmente, con Mutis colaboraron en la expedición: el colombiano, botánico y sacerdote Juan Eloy Valenzuela y Mantilla como subdirector; y el también colombiano, pintor, botánico y retratista Pablo Antonio García del Campo como primer delineador.
El Virrey y Mutis prepararon conjuntamente el plan de trabajo. Se estudiaría la flora de sudamericana en la zona del reino de Granada entre el ecuador y el istmo de Panamá, además de realizar observaciones astronómicas, geográficas y físicas que permitieran confeccionar planos de las zonas estudiadas. Todo ello con un espíritu practico que permitiera conseguir beneficios para la sociedad, la industria, la agricultura y la ganadería. Que permitieran mejorar la economía de Nueva Granada y el bienestar de sus habitantes.
Al poco tiempo de iniciarse las actividades, a los tres componentes iniciales se les fueron unieron nuevos científicos y pintores. Considerando la extraordinaria duración de la expedición, a continuación, indicamos algunos de los más importantes:
Entre los primeros tenemos: los colombianos Fray Diego García, nacido en Cartagena de Indias, monje franciscano; Pedro Fermín de Vargas, natural de Zapaquirá; Francisco José de Caldas y Tenorio, nativo de Popayán; Francisco Antonio Zea Rodríguez, oriundo de Medellín; Sinforoso Mutis Consuegra, originario de Bucaramanga; Jorge Tadeo Lozano, nacido en Santa Fe de Bogotá; José Manuel Restrepo Vélez, natural de Envigado; José Luciano D´Elhuyar, oriundo de Santa Fe de Bogotá; José Enrique Umaña Barragán, originario de Bajaca; y Juan Eloy Valenzuela y Mantilla, procedente de San Juan de Girón; los geógrafos españoles Bruno Landete y José Camblor; José Antonio Candamo, encargado del herbolario; y Antonio de la Torre, español, minero y explorador.
Inicialmente, los pintores fuero los colombianos: Francisco Javier Matis Mahecha, nacido en Guaduas; Pablo Caballero, natural de Cartagena de Indias, maestro que fue de Salvador Rizo; Salvador Rizo Blanco, originario de Mompós. Más tarde se incorporaron los colombianos: Lino José de Acero, nacido en Santa Fe de Bogotá; José Camilo Quesada, natural de Cauca; los ecuatorianos, nacidos en Quito, Antonio Barrionuevo, Antonio de Silva, y hermanos Nicolás y Antonio Cortes de Alcocer, además de Vicente Sánchez.
Con la aprobación provisional del Virrey, la expedición salió de Santa Fe de Bogotá el 29 de abril de 1783 camino de la Mesa de Juan Díaz. Un mes más tarde, se traslada a Mariquita donde fijó la base para los estudios de las plantas y animales. Residió durante tres años en Mariquita para, posteriormente, en 1790, volver a Santa Fe donde se procedió a la sistematización de la información recogida.
La extensión del territorio a explorar hizo que los componentes se separaran: Francisco José de Caldas recorrió Ecuador durante cuatro años; fray Diego García fue el encargado de explorar el valle alto del río Magdalena; y Juan Eloy Valenzuela dirigió sus pasos, inicialmente, hacia el departamento de Santander y, posteriormente, por motivos de salud a Bucaramanga.
La amplitud del campo científico a estudiar obligó a que la expedición se diversificara en secciones de especialistas. Se crearon las secciones de: astronomía, dirigida por Francisco de Caldas que fue el director del Observatorio Astronómico creado por Mutis; zoología a las órdenes de Tadeo Lozano; botánica dirigida por el propio Mutis hasta su muerte y por su sobrino Sinforoso después; y la Escuela de Dibujo regida por Salvador Rizo.
Por deseo expreso Mutis, las plantas recolectadas debían ser descritas y dibujadas al natural, lo más fielmente posible, con especial interés en el color, textura y órganos de la planta (flor, hoja, semilla y fruto). Se utilizaron técnicas cromáticas particulares como tintes extraídos de las propias plantas. Se consiguió una colección de casi 6.000 láminas excepcionales.
De la calidad de las láminas dibujadas, y de los herbolarios recogidos, dan testimonio tanto el sueco, padre de la taxonomía moderna, Carl Linnaeus con quien Mutis mantuvo correspondencia y a quien envió láminas y plantas originales de Nueva Granada, como por la pareja de exploradores Humboldt y Bompland cuando, durante su expedición por Colombia y Perú, visitaron a Mutis en Santa Fe de Bogotá.
Las plantas fueron clasificadas según los criterios taxonómicos de Linnaeus.
La formación médica de Mutis le permitió, además de la labor botánica, descubrir las propiedades medicinales de muchas de ellas. Una de las más importantes fue el descubrimiento, publicado en su obra Arcano, de las siete especies de quina y sus usos médicos, terapéuticos y farmacológicos. También fray Diego García descubrió en la zona de Caquetá un árbol que producía una canela distinta a las canelas que se comerciaban en Europa (de Ceylán y de China), pero que podía competir con ellas y así terminar con el monopolio holandés de su comercio. Propuso el desarrollo industrial de ambos productos, pero como en otros proyectos las circunstancias impidieron su desarrollo (Guerra de la Independencia de España y sublevación de las colonias).
La expedición fue decisiva en el desarrollo de la cultura y la investigación en Colombia. Como hemos visto por la relación de participantes, la expedición fue básica en la formación de científicos criollos en Nueva Granada.
Además de las labores científicas, ésta se encargó, a petición del rey Carlos III, de recopilar el vocabulario de las lenguas habladas por los naturales de Nueva Granada.
(Continuará)
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador