Consejos médicos para realizar una conducción segura en los desplazamientos de Semana Santa a añadir a los da la Dirección General de Tráfico. Un artículo del doctor Juan José Granizo
Llega la Semana Santa y muchas personas saldrán a la carretera y posiblemente pase en ella más tiempo del previsto como consecuencia de exceso de tráfico y las retenciones.
A los consejos habituales de la Dirección General de Tráfico sobre la conducción segura cabe añadir algunas recomendaciones médicas que pueden ayudarle.
Una conducción segura tiene dos enemigos: el cansancio y el uso de sustancias tóxicas.
Salir de trabajar, tras una mañana que posiblemente haya sido estresante y meterse en el coche para recorrer una larga distancia no es lo más recomendable.
Tras la jornada laboral nuestra atención y concentración suelen estar bajo mínimos, de manera que no es el mejor momento del día para coger el volante.
Es conveniente hacer una comida tranquila y ligera antes de salir de viaje, y a ser posible, descansar al menos una hora tras la comida. Es decir, échese una siestecita antes de ponerse en la carretera.
Las comidas copiosas y cargadas de grasa no son una opción muy inteligente, así que es mejor que deje los chuletones o las fabes para otro rato.
Lo mismo cabe decir de la conducción nocturna. No solo nuestro cerebro está más cansado de noche si no que es agotador conducir con poca luz y con las luces de otros vehículos circulando de frente.
No se debería conducir más de dos horas seguidas sin descansar unos minutos y de noche, no más de una hora.
Uno de los efectos del cansancio es el deseo de llegar cuanto antes a nuestro destino, con lo que a más cansancio, más velocidad, cuando lo seguro debería ser exactamente lo contrario.
El uso de drogas está especialmente prohibido en nuestra legislación, pero en nuestra cultura tenemos una escasa percepción del riesgo asociado al alcohol. La dosis más segura es cero.
El alcohol a baja dosis produce un efecto euforizante que enmascara en cansancio y nos lleva a tomar decisiones imprudentes. Pasado el tiempo, viene un efecto depresor, aumentando mucho el cansancio y el sueño.
El café y las bebidas energéticas y estimulantes, tan de moda, enmascaran el cansancio, pero no lo quitan. Producen una falsa sensación de bienestar pero el cerebro no mejora su rendimiento.
Muchas personas tienen enfermedades que pueden afectar a la conducción, de una manera directa o como consecuencia de la medicación.
Los antihistamínicos empleados contra la alergia suelen producir somnolencia y esta es más intensa después de su ingesta.
Las enfermedades que afectan a la visión, empezando por las cataratas o la degeneración macular son más frecuentes en ancianos y pueden tener una serio impacto en la visión nocturna.
La epilepsia y la diabetes son enfermedades comunes que pueden alterar la conciencia puntualmente, suponiendo un serio riesgo para la conducción cuando están mal controladas.
Los diabéticos deben revisarse su glucemia antes de un viaje y si esta es muy baja no deben conducir. Siempre deben tener a mano alimentos dulces para prevenir la hipoglucemia, el principal enemigo de los diabéticos al volante y en caso de notarse síntomas, deben pararse de inmediato.
Padecer un proceso agudo puede ocasionar alteraciones de la atención, ya sea un catarro común, un ataque de migraña, o dolor de espalda o haber sufrido un traumatismo. Todas estas circunstancias tienen tratamiento médico, pero debe consultar con un médico o farmacéutico si la medicación afecta a la conducción.
Uno de las enfermedades que causa más somnolencia es la apnea del sueño. Cuando no está tratada (normalmente con oxígeno por las noches) puede ocasionar golpes de sueño casi inmediatos, de manera fulminante e incontrolables por el conductor en ocasiones, que suelen ser más probables cuando la conducción es más aburrida.
El uso del cinturón de seguridad es obligatorio, pero al margen de lo que diga la ley, se ha demostrado que es una de las medidas de seguridad más simples y eficaces. Recuerde que es igual de eficaz en largos desplazamientos que en recorridos cortos.
En el caso de las mujeres embarazadas el cinturón de seguridad debe colocarse correctamente para evitar daños al feto. La parte pélvica, debe situarse por debajo de la tripa, y la parte torácica debe pasar entre las mamas, dejando a tripa a un lado. En ningún caso el cinturón debe descansar sobre la tripa ya que presionaría al útero en caso de frenazo. Siempre se recomienda que exista suficiente distancia entre el volante o el salpicadero y la tripa, para evitar su aplastamiento en una deceleración brusca.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, los niños menores de 12 años deben emplear un sistema de retención homologado y adaptado a su peso.
Juan J. Granizo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública