El dengue, una enfermedad tropical que transmiten los mosquitos, se está extendiendo por el mundo y ya ha llegado a España, aunque no es grave. Un artículo del doctor Juan José Granizo
Este verano escribía en mi columna de El Correo de Pozuelo sobre las picaduras de los mosquitos y, aunque en aquel momento ya había algunos riesgos potenciales, no quise extenderme sobre ellos. No es el estío tiempo de crear alarmas.
Sin embargo, los hechos me han quitado la razón, más pronto que tarde. Y es que el pasado 9 de octubre, el Ministerio de Sanidad confirmaba los dos primeros casos de dengue adquiridos en España.
Se trata de dos adultos, familiares, que contrajeron la enfermedad en agosto, tras pasar unos días de vacaciones en municipios de Cádiz y Murcia, por lo que se está investigando con las Comunidades Autónomas correspondientes donde se ha podido producir el contagio.
En el momento de escribir estas líneas se confirmaba un tercer caso sospechoso en la misma familia. Según informa el Ministerio, todos han evolucionado favorablemente.
El dengue es una enfermedad tropical, causada por un virus del género flavivirus. La transmisión de la enfermedad no es persona a persona si no que un mosquito pica a una persona enferma actuando como transporte del virus hasta que, con una nueva picadura, lo inocula en otra persona.
No todos los mosquitos transmiten la enfermedad. De todos los mosquitos presentes en España, es el mosquito tigre el que tiene más posibilidades de haber sido el responsable. El mosquito tigre no es una especie autóctona. Se detectó por primera vez en España en 2004 en la costa de Barcelona, pero ya era conocido en otros sitios de Europa donde llegó transportado en barcos mercantes desde las zonas de donde es originario (Asia).
El mosquito tigre, cuyo nombre científico es Aedes albopictus, se encuentra extendido por todo el litoral mediterráneo, Aragón y el País Vasco.
Hasta ahora todos los casos de dengue detectados en España habían adquirido la enfermedad en el extranjero. De manera que si hay pacientes y mosquitos que lo transmitan, era cuestión de tiempo que pasara lo que ha ocurrido.
De hecho, el primer caso autóctono de Francia se detectó en 2010 (en Niza) y también se han identificado casos en Italia.
Fuera de Europa, la enfermedad es endémica en las Américas, África, Mediterráneo Oriental, Asia Suroriental y Oceanía Occidental.
El dengue es una enfermedad que se está extendiendo rápidamente por el mundo.
Es conocido en China desde antes del siglo V, siendo los médicos de la época los que la asociaron a la picadura de mosquitos acertadamente.
En realidad, el dengue se lleva extendiendo desde el siglo XV cuando empezaron los grandes viajes en barco por el mundo, aunque en los últimos años está tomando unas dimensiones alarmantes.
La Organización Mundial de la Salud estima que puede haber unos 400 millones de casos anuales, de los que solo una cuarta parte, unos 100 millones, cursan con síntomas. Por tanto, de cada 4 infectados, solo uno padece una enfermedad reconocible y en la inmensa mayoría de los casos, la enfermedad es leve y limitada.
De esos 100 millones de infectados con síntomas, solo unos 500.000 requieren atención hospitalaria y en esos casos la mortalidad es de un 2,5 %.
Los síntomas del dengue recuerdan bastante a los de la gripe: fiebre, dolor de cabeza (característicamente los pacientes localizan el dolor tras los ojos), dolor muscular y ocasionalmente erupciones en la piel o vómitos.
Se conocen cuatro serotipos del mismo virus. La infección por uno de ellos confiere inmunidad de por vida contra ese serotipo, pero desgraciadamente, ello no protege contra los otros tres serotipos.
El tema de los serotipos es importante no solo por la inmunidad, si no porque la infección consecutiva por virus de dos serotipos distintos aumenta mucho las probabilidades de sufrir complicaciones, especialmente el dengue hemorrágico.
No se sabe por qué la infección por virus de dos serotipos distintos ocasiona el dengue hemorrágico, pero ésta sí que es una enfermedad grave que tiene una elevada mortalidad, especialmente en niños y en sujetos con enfermedades de base. Afortunadamente, es muy raro y la inmensa mayoría de los casos de dengue o son asintomáticos o son leves.
Hay una vacuna experimental, de uso muy limitado y la enfermedad no tiene un tratamiento específico. La prevención pasa por evitar las picaduras del mosquito.
El dengue es un buen ejemplo de lo que se llama actualmente “enfermedades emergentes”: enfermedades ya conocidas pero que tienen una creciente incidencia y una mayor extensión geográfica en zonas donde eran desconocidas.
La razón de esta expansión es producto de dos factores: en primer lugar, un mundo cada vez más globalizado, con grandes movimientos de mercancías y de personas -por turismo o migraciones- a escala global.
Y en segundo lugar, el imparable e innegable cambio climático que está permitiendo el asentamiento de especies animales invasoras de zonas tropicales en áreas que fueron de clima más templado no hace tanto tiempo. El mosquito tigre es un buen ejemplo de ello.
Iberoamérica es una de las zonas más castigadas por el dengue en los últimos años. Argentina, Brasil y sobre todo, Venezuela, han acumulado un gran número de casos en el decenio anterior.
Todo ello, también es reflejo del deterioro de las condiciones de salubridad en estos países.
Juan J. Granizo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública