El general de brigada Fidel Alonso Santocildes murió por España en la batalla de Peralejo, en la Guerra de Cuba, por lo que recibió a título póstumo la Cruz Laureada de San Fernando

El general de brigada Fidel Alonso Santocildes se hizo acreedor, a título póstumo, de la Cruz Laureada de San Fernando y una pensión de anual de 2.500 pesetas, pudiendo transmitirse dicha pensión su viuda Dolores Miyares (D. O. N.º 73 de fecha 2 de abril de 1896, Real orden de 31 de marzo de 1896), por el mérito contraído en la acción de Peralejo el día 13 de julio de 1895, cuando, mandando una columna de 1.528 hombres, fue hostilizada su vanguardia a las doce de la mañana. Se generalizó posteriormente el fuego, siendo envuelta la columna, que ocupaba un kilómetro en formación análoga al cuadro, en desventajosa posición por marchar entre dos cercas de alambre, teniendo monte bajo por el frente y flanco desde donde el enemigo, en número de 5.000 hombres, disparaba con gran ventaja.
Durante el combate avanzaron dos mil insurrectos con el propósito de cortar la columna por el centro y, puesto el general Alonso de Santocildes al frente de tres compañías del regimiento de Isabel la Católica, rechazó el ataque.
Cuando la caballería enemiga cargó con mucha decisión la extrema retaguardia acudió el general Santocildes a contener aquella caballería y ordenó la incorporación de la retaguardia al grueso de la columna, volviendo a la vanguardia, posteriormente trasladándose nuevamente a la retaguardia para vigilar el movimiento dispuesto y la protección de los heridos, siendo muerto de tres balazos al pasar otra vez a la vanguardia.
Santocildes actuó con serenidad, destreza y valor y con sus disposiciones contuvo a un enemigo, tan superior en número, cuantas veces intentó cortar la columna y quebrantarla por retaguardia, influyendo con fruto y por decisión espontánea que la acción de Peralejo, en un trance de resultado dudoso, se ganara.
La batalla de Peralejo fue un enfrentamiento entre los rebeldes cubanos, al mando de Antonio Maceo, contra el ejército español al mando del general Martínez Campos dentro del contexto de la campaña oriental de Maceo.
Durante la citada campaña oriental, Maceo se dirigió a la zona de Bayamo con el propósito de entablar combate con las columnas españolas que operaban en esa zona. El general Santocildes era el mando español responsable del área de Bayamo y tenía a sus órdenes el regimiento de Isabel la Católica.
El general Martínez Campos, conocedor de la situación, se dispuso a acudir en ayuda de su subordinado. Mientras tanto, Macea concentraba sus fuerzas e Bayamo, fuerzas aumentadas con las de Jesús Rabí que se habían incorporado el día 5 de julio.
El capitán general Arsenio Martínez Campos y el brigadier Fidel A. Santocildes coordinaron la organización, traslado y dirección de los convoyes, estos saldrían de Manzanillo y Cauto Embarcadero hacia Bayamo. Maceo recibió información detallada acerca de la composición de los dos convoyes y de la importante carga que llevaban.
El 11 de julio el brigadier español Santocildes, con una corta columna de 400 hombres compuesta por dos compañías del 1º y 2º Batallón del Regimiento de Isabel La Católica, y 40 guerrilleros del capitán Travessí, sale de Manzanillo hacia Veguitas.
El 12 de julio el capitán general Martínez Campos, con una pequeña columna de cerca 450 hombres compuesta por fuerzas españolas del Batallón de Baeza mandadas por el teniente coronel Vaquero y la guerrilla del teniente coronel Manuel Benítez y el capitán Carruana, sale de Manzanillo hacia Veguitas uniéndose al Brigadier Santocildes.
Posteriormente se les unen 250 soldados del 6º Batallón Peninsular al mando del teniente coronel San Martín y 400 soldados del 2º Batallón del Regimiento de Isabel La Católica al mando del teniente coronel Federico Escario. Las fuerzas españolas acantonadas en Veguitas suman 1.500 efectivos. La presencia de las fuerzas españolas es informada a Maceo por el confidente Rafael Silveira.
Las fuerzas insurrectas aumentan el día 12 la llegada de Bartolomé Masó y el 2º cuerpo de ejército rebelde con los destacamentos de Esteban Tamayo, Joaquín Estrada y Juan Masó.
El 13 de julio de madrugada, Maceo levanta el campamento de Vega de Yao y se sitúa en El Santísimo, lugar que domina las dos rutas de Barrancas a Bayamo, con la caballería. Las infanterías de Jesús Rabí y de Quintín Banderas, se sitúan en el camino de Solís, ruta inferior. La retaguardia se sitúa en La Caoba (al mando de Goulet) y en Yao del Gallego se ubica Bartolomé Masó. Se esperaba la llegada de más refuerzos cubanos procedentes de Manzanillo.
El día 13, a primera hora de la mañana, salió de Veguitas la columna española con 1.100 hombres. Componían esta columna fuerzas del regimiento de Isabel la Católica, tres compañías de Baeza, una sección de ingenieros y guerrillas mandadas por los capitanes Travessí y Carruana. A las once y media divisaron al enemigo que en gran número se oponía al paso de las tropas españolas. El total de estas fuerzas era de 7.000 hombres. Martínez Campos había sido informado por confidentes de la presencia de los mambises en El Tanteo y demás posiciones, frustrando la sorpresa.
Ambos generales españoles con columna de 1.540 hombres cada uno, parten de Barrancas por el camino de Solís, separándose en Magueyes, Campos por el camino de Peralejo y Santocildes penetra en el monte en dirección paralela de Martínez Campos, de esta forma se burlaban las emboscadas de la infantería de Rabí y se atacaba la impedimenta de Alfonso Goulet.
Las fuerzas mambisas llevaban de cinco a seis horas en espera, y a las diez u once de la mañana comienza la batalla en La Caoba, entre las fuerzas de Santocildes y Goulet, quien cae muerto al inicio del combate.
Maceo ordena a la infantería que flanquearan por la derecha y se interpusieran entre los españoles y La Caoba, mientras él con la caballería los detenía, cayendo en la escaramuza el cabecilla Moncada.
La columna de Campos se incorpora al combate, al tiempo que Maceo ordena a un escuadrón atacarlo mientras era hostigado por la infantería mambisa, para evitar la unión de ambas columnas españolas. La columna de Santocildes se aleja de La Caoba para reunirse con la de Campos, y juntos se dirigen a la sabana de Peralejos. La infantería cubana se situó en el flanco derecho del enemigo, en los montes cercanos del camino, mientras que la caballería cubana lo hacía por la izquierda en la sabana de Peralejo.
El combate fue terrible y largo. El general Santocildes mandaba la operación de ataque y combatía entre las avanzadas. Recibió dos balazos en el pecho, pero siguió combatiendo. Otro balazo le dio en la frente, y el héroe cayó muerto. Entonces se encargó de mandar el ataque el general Martínez Campos.
La circunstancia era tan grande que el general en jefe ordenó se formara el cuadro. Como el número de insurrectos era siete veces más grande que el de soldados, Martínez Campos para reforzar el cuadro hizo que contribuyesen a su formación los soldados que custodiaban la impedimenta de la columna, impedimenta que se perdió en manos del enemigo. Varias veces atacaron los rebeldes dando furiosas embestidas al cuadro y todas ellas fueron rechazadas. El general Martínez Campos logró hacer cruzar la columna y llegar a Bayamo. El combate duró desde las once y media de la mañana hasta las siete de la tarde.
El general Martínez Campos estuvo durante ocho días bloqueado en Bayamo por los rebeldes, hasta que llegaron en su ayuda las tropas de los generales Lachambre y García Navarro, lo que le permitió levantar el cerco y abandonar la ciudad.
Las bajas españolas en el combate fueron alrededor 28 muertos, entre ellos el general Santocildes y su ayudante el teniente Sotomayor, y unos 98 heridos entre ellos los teniente coroneles Vaquero, Benítez, Martí y el capitán Travessí. Los rebeldes tuvieron unos 120 muertos entre ellos los cabecillas Alfonso Goulet y Narciso Moncada, además de múltiples heridos, las autoridades españolas cifraron las bajas de los insurrectos en un total de unos 500 hombres.
Fidel Alonso de Santocildes había nacido en Cubo de la Bureba, provincia de Burgos, muy cerca de Briviesca, la capital de la comarca de La Bureba. Procedía de una familia de militares, su abuelo José A. de Santocildes, segundo de general Castaños en el mando del 6º Cuerpo de Ejército, fue condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando por la defensa de Astorga, provincia de León, contra el asalto francés desde el 11 al 22 de abril de 1810. Había nacido en Barcelona, alcanzó el grado de Mariscal de Campo y fue Capitán General de Cataluña.
Fidel ingresó en el Colegio de Infantería de Toledo en 1859, siendo promovido a subteniente en 1861. Destinado a Santo Domingo en 1866, al terminar la campaña volvió a la península, tres años después marchó voluntario a Cuba con un batallón expedicionario, desembarcando en el puerto de Manzanillo. Encuadrado en el Batallón de Cazadores de San Quintín, participó en múltiples acciones de combate contra los insurrectos, ascendió a capitán y comandante. Por la retirada de San Ulpiano, en 1878, en la que, rodeado por un enemigo muy superior, resistió heroicamente durante tres días, perdiendo a casi la totalidad de sus hombres, ganando el Batallón de Cazadores de San Quintín la Corbata de San Fernando. En la misma acción consiguieron la Cruz Laureada de San Fernando Cruz el coronal Sanz, jefe de la columna, el capitán Llorente y el soldado corneta Cayetano Fernández. Santocildes fue recompensado con el ascenso a teniente coronel.
Volvió a la península donde estuvo en diversos destinos entre los años 1881 y 1884, volviendo de nuevo a Cuba donde se le asignó el mando del Regimiento de la Reina y posteriormente al Batallón de San Quintín.
Al iniciarse la guerra mandaba, como coronel, el Regimiento de Isabel la Católica en la zona de operaciones de Manzanillo. En plena campaña ascendió, el 22 de mayo de 1895, y tres días más tarde tomó el mando de una brigada.
Fue enterrado en Bayamo, desde donde se trasladó su cuerpo a finales de1898 a Santander, para ser definitivamente enterrado en el Real Panteón de Nuestra Señora de Atocha.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador
Para saber más:
- O. del Ministerio de Defensa N. º 73 de fecha 2 de abril de 1896.
- El imparcial de 19 de julio de 1895 y de 22 de julio del mismo año.
- Defunciones del ejército liberador de Cuba 1895-1898
Creo que existen valoraciones del Combate de Peralejo respecto a las bajas, que distan de las 28 referidas aquí en el bando español. Todo según la literatura que se consulte.
Históricamente para los cubanos, la Batalla de Peralejo fue un rotundo éxito desde el punto de vista militar en la Guerra de 1898.
(…) Los cubanos tuvieron 132 bajas entre muertos y heridos. Entre los primeros, los brigadieres Goulet y Suárez, así como el comandante Moncada. Este último recibió un tiro en el pecho mientras cargaba contra los españoles. Pese a ello detuvo su caballo, volvió grupas y se retiró hacia la retaguardia, quedando su cuerpo en manos cubanas.
En la acción, las tropas españolas tuvieron más de mil 150 bajas, entre muertos y heridos. Estos últimos fueron concentrados por Maceo en una casa campesina, informándole a Martínez Campos que podía enviar a recogerlos sin temor a recibir hostigamiento por parte de los cubanos. El general Fidel de Santocildes contaba entre los muertos. (…) Ecured.
Gracias
Muchas gracias por su participación. Se lo haremos llegar al autor. Saludos