Defensa de las posesiones españolas en el Océano Pacífico. Costas suroeste: La Patagonia chilena. Expedición de Pedro Sarmiento de Gamboa

La expedición del navegante gallego Pedro Sarmiento de Gamboa, científico, cosmógrafo y escritor, al Estrecho de Magallanes en 1579 fue consecuencia directa del cruce por dicho estrecho del pirata inglés Sir Francis Drake, lo cruzó en 1578 y atacó las costas del Virreinato del Perú y los buque que navegaban por sus aguas. Aunque fue perseguido por una pequeña flota a las órdenes de Sarmiento de Gamboa, no lograron alcanzarlo antes de que aquél abandonara la zona.
El virrey Francisco de Toledo encargó a Sarmiento de Gamboa, hombre instruido y con experiencia (había participado en una expedición al océano Pacífico en 1567 en la que fueron descubiertas algunas islas como las Salomón), la preparación de una expedición de reconocimiento del estrecho en búsqueda de lugares adecuados donde establecer fortificaciones que defendieran el estrecho contra incursiones semejantes a la llevada a cabo por Drake.
Las instrucciones precisas del Virrey consistían en: realizar una exploración sistemática de los canales patagónicos y del Estrecho de Magallanes; localizar lugares donde establecer fuertes artillados para la defensa de los pasos; buscar posibles establecimientos extranjeros y combatir a Drake hasta prenderlo si lo localizaba.
Se alistaron dos buques: el Nuestra Señora de la Esperanza, nave capitana mandada Sarmiento de Gamboa; y la San Francisco, nave almirante al mando del capitán Juan de Villalobos. Se embarcaron doscientos hombres de guerra y de mar junto a los pilotos.
El piloto mayor era Hernando Lamero y los segundos eran Hernando Alonso y Antón Pablo, todos ellos expertos en tales aguas. Al mando de los soldados iba el alférez Juan Gutiérrez de Guevara.
Zarparon del puerto de El Callao el domingo 11 de octubre de 1579. Llegaron al estrecho los primeros días del año nuevo e iniciaron la exploración. El día 21, una fuerte tormenta separó ambas naves para no volver a encontrase. La almirante fue devuelta por el temporal al océano Pacífico, la falta de víveres obligó a Villalobos a poner rumbo a Valdivia donde recalo a mediados de febrero.
El mismo temporal que sacó a Villalobos del estrecho y lo impulsó al norte, arrastró a Sarmiento al sur, logró permanecer en el estrecho. A finales de enero fondeó en el puerto de Misericordia. Continuó navegando el estrecho, reconociendo su geografía y levantando cartas marianas y el 24 de febrero de 1780 alcanzó el océano Atlántico. Durante el trayecto, unos indígenas les dieron noticias por señas de haber visto dos naves como las suyas, con hombre barbudos y armados, que se dirigían al sureste, fue la primera confirmación de la presencia de Drake en el estrecho.
A pesar de las opiniones de los pilotos que le hicieron ver la situación desastrosa de las naves y de la tripulación, decidió no regresar al virreinato de Perú sino continuar rumbo a España para
proponer su proyecto de defensa del estrecho ante el Rey.
Con la tripulación en condiciones pésimas, sin apenas agua ni alimentos, y después de combatir con un corsario francés, en mayo arribó a Cabo Verde desde donde envió un embarcación de retorno a Sudamérica a las órdenes del piloto Hernando Alonso para informar al virrey de Perú de sus descubrimientos rn el estrecho y sobre las andanzas de Drake.
Arribó a España en agosto de 1580, presentó su propuesta de fortificación del estrecho al Rey, propuesta que fue estudiada y aceptada por el Consejo de Indias. Se decidió poblar y fortificar los dos márgenes del estrecho en la zona más angosta para lo cual se preparó, inmediatamente, una expedición para cumplir lo decidido.
Se armó la expedición con unos 2.500 a 3.000 hombres y 23 naves (la galeaza capitana, 18 naos y 4 fragatas). Cuatrocientos soldados y trescientos cincuenta colonos, con veintiún niños y treinta mujeres, con la misión de colonizar y fundar ciudades en el sur del continente para proteger el paso por el Estrecho de Magallanes.
La expedición se puso a las órdenes del marino asturiano Diego Flores de Valdés, quien fue nombrado General de la Armada del Estrecho quien nombró almirante de la flota al asturiano Diego de la Ribera.
Sarmiento de Gamboa fue nombrado gobernador y capitán general de las poblaciones que se fundaran en el estrecho con independencia de Valdés y, para gran disgusto suyo, segundo de la expedición.
Con la expedición iba el prestigioso militar extremeño Alonso de Montemayor, nombrado gobernador de Chile, junto con una tropa de unos 600 hombres destinada a la pacificación de este territorio.
Las discrepancias entre Flores y Sarmiento muy pronto salieron a la luz. La primera surgió al fijar la fecha de salida de la expedición de Cádiz, Sarmiento opinaba que estaba muy próximo el otoño y se corrían riesgos de sufrir fuertes temporales, su opinión no fue tenida en cuenta y, el 27 de septiembre de 1581, la flota zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda.
A los pocos días de la partida, aún dentro del golfo de Cádiz, la flota fue acometida por un fuerte temporal que hundió cuatro naos y obligó al resto a regresar a Cádiz para ser reparadas.
Dos meses más tarde, la expedición volvió a hacerse a la mar con 16 naves, tres naos no pudieron volver a zarpar con la flota debido a los daños sufridos durante el temporal.
Los componentes de la segunda salida eran pocos más de 2.400.
Las relaciones entre los dos mandos de la flota, Flores y Sarmiento, empeoraba cada día. Al llegar a las islas de Cabo Verde hicieron una parada de un mes, llegando a Rio de Janeiro a finales de marzo. Las condiciones atmosféricas, el cansancio y las enfermedades de la tripulación les hizo realizar una parada de seis meses en Rio para pasar el invierno austral.
Zarparon de Rio a primeros de noviembre rumbo al estrecho. Los fuertes temporales le impidieron llegar, además de perder algunas naves y averiar otras, por lo que decidieron retroceder y regresar a Río de Janeiro.
Habían perdido tres buques en el intento y del resto de la flota: tres llegaron a Rio de Janeiro y otras tres, entre ellas las que transportaban al nuevo gobernador de Chile Alonso de Montemayor y los soldados que le acompañaban, se dirigieron a Río de la Plata. Montemayor había decidido dirigirse a Chile por tierra.
El fracaso incrementó las discusiones entre los mandos de la flota, mientras Sarmiento quería cumplir la misión, Flores quería regresar a la Península y darla por finalizada.
Al llegar a Río de Janeiro se encontraron con una agrupación de cuatro naos mandada por Diego de Alcega quién les transmitió el aviso del Rey de la necesidad de fortificar, urgentemente, el estrecho pues tenía conocimientos de que Francia estaba preparando unos buques para cruzarlo.
A primeros de junio de 1583, Flores zarpó de Río de Janeiro con la mayor parte de la flota rumbo España, dejando en el puerto a Sarmiento, cinco buques y 538 hombres. Antes de partir, nombró a Diego de la Ribera general de la Armada del Estrecho, delegando amplios poderes para que, una vez pasado el invierno, dejara a Sarmiento con menos de trecientos hombres y provisiones para un año. Llegó al puerto de Sanlúcar de Barrameda en julio del mismo año.
Sarmiento, con el resto de la expedición, zarpó rumbo al estrecho en diciembre de 1583.
A primeros de febrero de 1584 entró en el estrecho llegando a la primera angostura.
La fuerte marejada lo llevó a derivar hasta el cabo de las Vírgenes donde Sarmiento tomó posesión en calidad de gobernador y fundó el primer asentamiento al que llamaron Purificación de Nuestra Señora, asentamiento que duró poco debido a las inclemencias del tiempo y lo inhóspito de la zona. Sarmiento se vio obligado a cambiar su ubicación y fundar otro en las proximidades del cabo Vírgenes, así, el 11 de febrero, en el valle de las Fuentes, en la entrada este del estrecho, fundó el primer asentamiento austral de mundo, la ciudad Nombre de Jesús.
Por entonces, Diego de Ribera dio por concluida la misión que le había confiado Flores y con tres de los barcos pone rumbo a España, dejando en el estrecho a trescientos cuarenta y ocho personas (entre ellos trece mujeres y diez niños), incluido Sarmiento, con una sola nao, la Santa María, y los restos sobre la playa de la nao Trinidad desmantelada.
Quedaban abandonados en la nueva ciudad más de trescientas personas con provisiones insuficientes, sin prendas de abrigo, la mayoría enfermos, en un lugar casi inhóspito incapaz de proporcionar alimentos a tantas bocas.
Ante tal situación, Sarmiento decide fundar otro asentamiento con la mitad de los abandonados. Para ello seleccionar a los hombres más fuertes y se dirige a Punta de Santa Ana, un lugar más acogedor del que había tomado posesión en 1580 y que estaba situado a unos 350 km de distancia. Cien de ellos harán el camino a pie y otros cincuenta lo harán a bordo de la nao Santa María.
Después de 15 días de marcha y algunos enfrentamientos con los nativos, el 25 de marzo de 1584, se funda la ciudad de Rey Don Felipe, la segunda más austral del mundo, a pocos kilómetros de Punta Arena.
Pasado el invierno, Sarmiento volvió a la ciudad de Nombre de Jesús donde vio el sufrimiento que habían pasado sus habitantes. Considerando cumplida su misión, decidió organizar el regreso a España con la idea de conseguir suministros para los colonos de ambos asentamientos. Unas fuertes tormenta arrastraron el buque durante 15 días y lo desvió a Brasil a donde llegaron medio muertos.
Tras varios intentos frustrados de volver al estrecho, Sarmiento desiste de llevar suministros a los asentamiento y en junio de 1586 decide regresar a España para informar al Rey de lo ocurrido y solicitar más ayuda.
Navegando hacia España en una carabela portuguesa, fueron atacados por corsarios ingleses que lo capturaron junto con tres oficiales. Llevado a Plymouth, recibió un trato cordial, se relacionó con Walter Raleigh y se entrevistó con la reina Isabel II, quien le dio un mensaje para Felipe II. Liberado y autorizado para volver a España, a su paso por Francia fue hecho prisionero nuevamente, liberado tres años más tarde después de pagar un rescate, llegó a España en 1590.
Los colonos sufrieron muchas calaminares y los asentamiento se extinguieron al poco tiempo, muriendo todos sus habitantes menos dos: el único conocido fue el escribano Tomé Hernández que fue rescatado por un barco inglés en 1587 y llevado a Lima; el otro, fue rescatada en 1590 por unos ingleses del asentamiento Rey Don Felipe. Años más tarde, el inglés Thomas Cavendish localizó los restos del asentamiento Rey Don Felipe al que llamó Puerto del Hambre.
En 1592, en Lisboa, Sarmiento murió siendo almirante de la Flota que debía proteger el regreso de la flota de Tierra Firme y Nueva España a la Península.
La expedición de Sarmiento de Gamboa fue la última del XVI.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador