Hoy, la defensa de las Posesiones Españolas: Desde Méjico y el Sur de EEUU hasta parte de la Columbia Británica en Canadá, las Islas Filipinas, Carolinas, Marianas y el norte de Taiwán. (V)

Continuamos con la Expedición de Ignacio Arteaga y Juan Francisco de la Bodega y Quadra
La expedición anterior fue un éxito, se había podido constatar que no había asentamientos extranjeros en la zona y que el Paso del Noroeste no existía, lo que tranquilizaba a la Administración española.
El Virrey deseaba seguir con la exploración de las costas del noroeste, pero por falta de los buques hubo de esperar cuatro años para enviar una nueva expedición.
La tercera expedición llevada a cabo durante el mandato del virrey Bucareli, tuvo lugar en 1779 con dos corbetas: la Favorita al mando del teniente de navío Ignacio Arteaga que también era el jefe de la expedición y la Princesa a las órdenes del también teniente de navío de Juan Francisco de la Bodega y Quadra quien tenía como segundo a nuestro conocido alférez de fragata Francisco Mourelle. Su objetivo era evaluar la penetración de los rusos en Alaska y la posible capturar de James Cook (se sabía de las exploraciones realizadas por éste en el Pacífico el año anterior) y alcanzar la latitud 70 º N. Para poder capturar a Cook, las dos fragatas estaban fuertemente armadas, pero no fue posible, Cook había sido asesinado en Hawái en enero del mismo año.
El 11 de febrero de 1779, la expedición, con una tripulación total de 198 hombres, partió de San Blas con rumbo directo a la Bahía Bucareli. Arribaron a Alaska a primeros de mayo, cartografiaron la bahía, tomaron posesión de ella en nombre del rey de España Carlos III y establecieron contactos con los nativos de la zona.
La expedición tomó tierra en el Puerto de Santiago, en los 61º 17´N (actual Port Etches, en la isla de Hinchinbrook, cerca de la entrada del Príncipe Willian Sound), llamado así por Arteaga al tomar posesión en nombre del Rey de España. Fue el punto más septentrional alcanzado por los españoles y la base de las reclamaciones de la soberanía española en las costas del Pacífico Noroeste.
En sus proximidades exploraron la península de Kenai (costa sur del estado de Alaska) y la isla de Kodiak (estado de Alaska), tomando posesión en nombre del rey de España en el actual Port Chatham, en la península de Kenai.
El cansancio de las tripulaciones, las penalidades sufridas, la escasez de alimentos y la cantidad de enfermos de escorbuto, obligaron a Arteaga a regresar a San Blas.
El día 8 de septiembre, los dos buques emprendieron el regreso. Anclaron en San Francisco para una parada de recuperación de las tripulaciones, parada que se vio bruscamente interrumpida cuando un mensajero trajo dos graves noticias: el comienzo de una nueva guerra entre España y Gran Bretaña por el apoyo de aquella a la revolución norteamericana, y la muerte del virrey Bucareli.
También lo hacemos con Las dos expedición de Esteban José Martínez y Gonzalo López de Haro en los años 1788 y 1789
El período comprendido entre 1779 y los primeros años de la década de los ochenta fue de relativa inactividad exploratoria. Todos los esfuerzos de la base de San Blas fueron dedicados a la guerra en Filipinas. El apoyo de San Blas a la Alta California fue mínimo. La guerra acabó con el Tratado de París de 1783 y para entonces la Alta California había llegado a ser casi autosuficiente.
No obstante, las noticas sobre las andanzas de otra naciones sobre los territorios del Noroeste eran cada vez más inquietantes. Habían llegado a las autoridades del virreinato planos, informes y mapas sobre las actividades de rusos, ingleses y franceses en un territorio que España consideraba suyo.
El francés Jean François Galaup, conde de La Pérouse, inició una vuelta al mundo en 1785 y durante la misma navegó hasta Alaska, llegando a finales de junio de 1786 a la bahía de Yakutat, en el golfo de Alaska. Posteriormente arribó a Monterrey donde informó a las autoridades de la presencia rusa en el área con al menos cuatro establecimientos: Unalaska, Trinidad, Príncipe Guillermo y Nutka.
Alarmado por estas informaciones el virrey Manual Antonio Flores y Angulo, inició el segundo período de presencia española en la costa situada al norte de California. Habían transcurrido once años desde la última expedición y el tiempo transcurrido no habían pasado en balde, los rusos habían comenzado a asentarse en Alaska y en el Pacífico Norte.
Preparó una nueva expedición para verificar el estado real del territorio y para fortalecer la presencia española en éste. El 25 de enero de 1787 fueron enviados otros dos barcos desde San Blas, el Príncipe al mando del alférez de navío Esteban José Martínez (sevillano), que a su vez era el jefe de la expedición, y el San Carlos a las órdenes del segundo piloto Gonzalo López de Haro (gaditano) con José María Narváez y Gervete (gaditano) como piloto.
A finales de junio expedición alcanzó la isla de Kodiak, donde por primera vez se obtendría noticia cierta de las andanzas comerciales rusas por la zona. Súbditos del zar habían establecido un pequeño asentamiento en Nutka y, lo que era más grave, no habían sido los primeros en hacerlo, sino que se habían aventurado hasta esas latitudes extremas siguiendo a los ingleses, cuyos mercantes habían empezado a surcar aquellas gélidas aguas con anterioridad.
Navegaron hasta la isla de Unalaska (del grupo de las islas Fox, archipiélago de las Aleutianas, estado de Alaska) donde los rusos tenían una gran base. Unalaska fue el punto más occidental alcanzado por los españoles en sus expediciones a Alaska. A mediados de agosto decidieron regresar a San Blas para informar.
La situación de la zona de Nutka aconsejó la organización de un nuevo viaje al año siguiente.
El virrey Flores volvió a mandar a los mismos buques, mandados por los mismos oficiales del año anterior, a ocupar el puerto de Nutka, construir un asentamiento y un fuerte para dejar claro que el territorio pertenecía a España.
Partieron de San Blas a mediados de febrero y llegaron al puerto de San Lorenzo de Nutka el 5 de mayo de 1789. Construyeron un asentamiento con casas, un hospital al que llamaron Santa Cruz de Nuca, además del Fuerte de San Miguel. La guarnición del fuerte la componían: un sargento, dos cabos y 28 soldados. Era el presidio más septentrional del Virreinato de nueva España.
Al llegar a Nutka encontraron en la zona dos barcos con bandera norteamericana (el Columbia y el Lady Washington) que habían invernado en la isla y al paquebote con bandera portuguesa Iphigenia Nubiana, todos ellos dedicados al comercio de pieles.
Poco después aparecieron una serie de fragatas estadounidenses y británicas con la intención de tener comercio de pieles con los naturales del área, pero el alférez de navío y comandante de la fragata Princesa, Esteban José Martínez, impidió que lo hicieran todos aquellos que no tuvieran el regla los documentos para surcar los mares de las zonas de soberanía española.
La actitud firme de Martínez le llevó a apresar dos barcos ingleses: el Argonauta y el Princess Royal. Tomó prisioneros a sus tripulaciones y envió ambos barcos a San Blas para informar al virrey de lo acontecido y de las medidas que se estaban tomando.
Durante el verano, Martínez envió a José María Narváez a explorar el estrecho de Fuca con la Santa Gertrudis (el buque británico capturado Northwest América)
A finales de julio arribó procedente de San Blas la fragata Aránzazu mandada por el alférez de navío José de Cañizares (andaluz) con provisiones y con noticias. Estas eran: el anuncio de la muerte del rey Carlos III y la orden de abandonar Nutka antes del invierno. Era un intento de apaciguar la crisis que se había producido entre los reinos de España y Gran Bretaña por los apresamientos de los barcas de esta última nacionalidad. La expedición salió de Nutka a finales de agosto de 1789.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador