Caídos de la División Española de Voluntarios (La División Azul) en Leningrado, durante la campaña de Rusia de la Segunda Guerra Mundial: Todos fueron galardonados por su valor
La División Española de Voluntarios, 250 Infanterie-Division, conocida como “División Azul”, fue una unidad de voluntarios españoles que combatió juntamente con las Fuerzas Armadas alemanas en los frentes de Rusia, entre los años 1941 y 1943.
El gobierno de España, a pesar de haber declarado un estatus de No Beligerante cuando Alemania atacó a Rusia, decidió enviar en apoyo de las fuerzas alemanas una división de voluntarios en la que llegaron a formar alrededor de 45.000 hombres en diversos relevos. Combatió en el frente norte, sus principales acciones las llevó a cabo en el cerco de la ciudad de Leningrado, actual San Petersburgo. Tuvo un total de más de 21.000 bajas, de ellos: 5.000 muertos, 8.700 heridos, 7.800 enfermos y 489 prisioneros.
Sus voluntarios fueron galardonados con más de 2.500 condecoraciones alemanas al valor. Además, con las siguientes condecoraciones españolas: 8 Cruces Laureadas de San Fernando, 54 Medallas Militares individuales y 2 Medallas Militares colectivas: una al 2º Batallón del 269º Regimiento de Infantería y otra a la 250º Compañía de Esquiadores.
Los héroes caídos de esta división son los siguientes:
- Teniente de Caballería D. Jaime Galiana Garmilla se hizo acreedor a la Cruz Laureada de San Fernando (O de 5 de diciembre de 1973, D.O. n.º 227 de 8 de diciembre), por su heroica actuación en el combate librado el 22 de octubre de 1941 para la ocupación de los pueblos de Russa y Sitno, en el que encontró gloriosa muerte. A continuación, se relatan los méritos del citado teniente.
Encomendado el mando de la Sección de Asalto del Regimiento de Granaderos 269 al teniente de Caballería Jaime Galiana Garmilla, inicia su actuación el mismo día en que su División entra en línea el día 12 de octubre de 1941, efectuando un pequeño reconocimiento a vanguardia e intentando diversos golpes de mano.
El día 18 del citado mes, hacia las dos horas, cruza al frente de su unidad, embarcada en botes neumáticos, el rio Volchov.
Descubierto por el enemigo, tras tomar las oportunas medidas de seguridad para la tropa a sus órdenes, acuerda llevar a efecto, personalmente, la misión recibida, para lo cual, acompañado solamente del cabo Mariano Díaz de las Moras, logra infiltrarse en las posiciones enemigas, volando con una carga de explosivos un refugio y causando gran número de bajas al enemigo.
Al emprender el regreso bajo el fuego de las armas enemigas, le sale al paso un adversario que, al intentar apresarles y no conseguirlo, les arroja una granada de mano cuya explosión causa la muerte de este y secciona el pie izquierdo del cabo Díaz que queda en tierra sin sentido. El teniente Galiana, milagrosamente ileso, carga con el cabo, no obstante creerle muerto, y llega al lugar donde se encuentra la sección con la que regresa a nuestras líneas, haciéndose constar que mientras que el cabo era fuerte y corpulento, el teniente Galiana era de complexión física débil.
Después de una serie de actuaciones en golpes de mano reconocidas, éstos culminan con su actuación en el hecho de armas llevado a cabo el día 22 del aludido mes, en que para proseguir el avance ya iniciado se ordena la ocupación de los pueblos de Russa y Sitno.
Iniciada la progresión, unos nidos de ametralladoras enterrados en el saliente de un bosque impiden todo avance por el número de bajas que ocasionan en nuestras filas, por lo que el teniente Galiana solicita, reiteradamente, el honor de asaltarlas. Concedido, se lanza al frente de su sección, que queda casi aniquilada, contra las posiciones ocupadas por dichas armas de las que se apodera después de una valiente lucha cuerpo a cuerpo y en la que encuentra gloriosamente la muerte, logrando con su acción la reanudación del avance del Regimiento y la ocupación de los objetivos señalados.
Mejicano, nacido en Puebla de Zaragoza en 1916. Hijo de un matrimonio mixto formado por un alicantino y una mejicana. Estudiante de Medicina en el ciudad de Salamanca, al iniciarse la Guerra Civil se alistó como soldado de caballería en el Ejército Nacional. Hizo los cursos de Alférez Provisional y llegó a alcanzar el empleo de teniente provisional.
Finalizada la guerra, en febrero de 1940 se incorporó a la Academia de Caballería para realizar el curso de transformación a teniente profesional y fue promovido al empleo de teniente de Caballería (D.O. n.º 166 de 29 de julio). Poco después se alistó en la División Española de Voluntarios.
- Cabo de Infantería, fallecido, D. José Pérez de Castro, se hizo acreedor a la Cruz Laureada de San Fernando (O. de 14 de agosto de 1944, D.O. n.º 187 de 22 de agosto), por su honrosa actuación con motivo de los hechos en que encontró gloriosa muerte y cuyos hechos relatamos a continuación.
El cabo José Pérez Castro, que, por su elevado espíritu militar y valor extraordinario, puestos en evidencia en cuantas operaciones tomó parte, había sido designado por el capitán de su compañía para mandar un grupo de siete hombres que constituían la reserva de aquella unidad, recibido la orden de ir a reforzar un grupo de una de las avanzadillas de esta, atacada con gran energía por el adversario los días anteriores.
El enemigo, establecido en una posición a sesenta metros de distancia de la avanzadilla, reanuda sus ataques y el cabo Pérez Castro, al frente de sus hombres, contrataca, hace nueve prisioneros, más de cuarenta muertos y pone en fuga al resto de la compañía atacante, capturando dos ametralladoras, cuatro lanzallamas, armas automáticas ligeras y granadas de mano, al propio tiempo que ocupa la base de partida del contrario.
Durante la jornada siguiente deshace los numerosos intentos efectuados por el enemigo para recuperar la posición perdida, y desde las avanzadillas propias que se hallaban próximas, se oyen las voces de aquel jefe de tan exiguas fuerzas, con las cuales animaba a sus hombres a combatir y defender la posición, dando ejemplo con su arrojo personal y su absoluto desprecio de la vida.
Atacada de nuevo la posición en las primeras horas de la noche del día siguiente, el cabo Pérez Castro, después de defenderla hasta la madrugada con el tesón y el heroísmo de siempre, sucumbe gloriosamente con toda su pequeña guarnición, excepción hecha de un soldado que poco antes había sido evacuado por herido.
Gallego, nacido en La Guardia (Pontevedra) en 1916. Combatiente en la Guerra Civil con el Ejército Nacional, fue condecorado con una Cruz de Guerra y una Medalla al Mérito Militar con distintivo rojo.
Alemania lo condecoró, a título póstumo, con la Cruz de Guerra. Una lápida con su nombre gravado está colocada en el Cuartel General del Ejército.
- Cabo de Infantería, fallecido, D. Generoso Ramos Vázquez, se hizo acreedor a la Cruz Laureada de San Fernando (O. de 1 de diciembre de 1944, D.O. n.º 274 de 5 diciembre), por su heroica actuación en los días 4 al 7 de diciembre de 1941, con motivos de los hechos en que encontró gloriosa muerte y cuyos méritos se relatan a continuación
El día 4 de diciembre de 1941 se hallaba destacado este cabo, al mando de siete hombres, guarneciendo una avanzadilla contra la cual lanzó el enemigo, súbitamente, considerable masa de tropas.
Por haber caído muertos o heridos todos los componentes del grupo y ser materialmente imposible el envío de refuerzos durante el día, solo el cabo Ramos Vázquez, poniendo de relieve su admirable entereza de ánimo y elevado concepto del deber, continuó hasta el anochecer la defensa de la avanzadilla, rechazando con granadas de mano al adversario en cuantas ocasiones intentó apoderarse de ella a costa de numerosas bajas.
Reforzada la avanzadilla esa noche con otro grupo de soldados, el enemigo reitera en la jornada siguiente sus violentos ataques con el propósito de conquistar el terreno tan tenazmente defendido, sin que llegue a conseguirlo, merced a la valerosa actuación de aquellos bravos infantes, que, bajo el mando ejemplar del cabo Ramos Vázquez, prefieren morir a retroceder, quedando con vida solamente dicho cabo y un soldado.
De nuevo se envían refuerzos a la avanzadilla, y ,a pesar de hallarse enfermo su jefe y por ello aconsejarle sus subordinados que permaneciera en el refugio, vuelve a hacer gala de su espíritu militar ante los ataques realizados por el enemigo en los día 6 y 7, siendo el primero que se lanza fuera de la posición, animando a sus hombres a la lucha y contraatacando con un arrojo sin límites a las fuerzas adversarias, que no logran poner pie en aquélla gracias al heroísmo del comandante de la misma, el cabo Generoso Ramos Vázquez, el cual encuentra gloriosa muerte a consecuencias de la explosión de una bomba.
Salmantino, nacido en Carrascal del Obispo, en 1920. Labrador, se incorporó al Ejército en 1939 para cumplir el servicio militar, incorporándose dos años más tarde como voluntario en la División Azul.
Los tres héroes murieron en la cabeza de puente del río Volchov: el teniente Galiana en los combates para establecerla, y los cabos Pérez de Castro y Ramos Vázquez durante los ataques de las fuerzas rusas para desalojarla.
La División estaba operando en el Frente de Novgorod, en los alrededores de la ciudad del mismo nombre situada a unos 190 km al sureste de San Petersburgo, a orillas del río Vólchov.
La compañía del cabo Pérez Castro estaba guarneciendo la posición de Posad que ocupaba el extremo Este de la cabeza de puente sobre el río Volchov. Las posiciones del sector en el que se encontraba Posad estaban rodeadas de bosque y mal comunicadas. Un único camino de evacuación atravesaba el bosque hasta Szitmo, el punto de cruce del río.
El día 4 de diciembre empezó el ataque ruso sobre todas las posiciones. En los duros combates del día 6 encontró la muerte gloriosa el cabo Pérez Castro.
El cabo Generoso Ramos Vázquez defendía una posición cuando se inició el ataque el día 4 de diciembre, encontrando la muerte tres días más tarde. El día 7 se llegó a una situación límite por lo que se ordenó la retirada de Posad hasta Otenski y, cruzando el bosque, hasta Szitmo donde se volvió a cruzar el río abandonando la cabeza de puente.
Durante los dos meses de combate en la cabeza de puente, la División sufrió un total de 580 bajas: 120 muertos, 440 heridos y 20 desaparecidos.
- Alférez de Infantería, fallecido, D. José Rubio Moscoso, del 2º Batallón del Regimiento n.º 269, se hizo acreedor a la Cruz Laureada de San Fernando (O. de 22 de enero de 1954, D.O. n.º 21 de 27 de enero de 1954), por sus méritos en la defensa de la Posición Intermedia el 27 de diciembre de 1941.
El 27 de diciembre de 1941, fuerzas del Ejército soviético, con manifiesta superioridad de medios, desencadenaron un fuerte ataque sobre el Centro de Resistencia, guarnecido por el 2º Batallón del Regimiento de Infantería número 269, de la División Española de Voluntarios en el Sector de Udarnik.
El alférez José Rubio Moscoso mandaba la Posición Intermedia, punto clave del despliegue defensivo, cuya conservación a toda costa se estimaba necesaria.
La guarnición, constituida por 20 hombres, fue atacada por fuerzas abrumadoramente superiores del enemigo, que ejerció sobre ella su máximo esfuerzo.
La Posición Intermedia ofreció tenaz y heroica resistencia a los continuos ataques enemigos. Durante la lucha, el alférez Rubio Moscoso telefoneó a su comandante expresándole: “Su decisión de mantener fuertemente la posición, en la que morirían todos sus defensores antes de retroceder un paso”. Continuó la resistencia con extraordinaria dureza, no obstante, las bajas que continuamente iban disminuyendo el número de defensores, y minutos antes de morir, cuando ya eran dieciocho el número de bajas, el alférez Rubio Moscoso expone por radio al General de la División su defensa sin vacilaciones, exaltando el heroísmo de su gesta y haciendo constar su decisión de continuar hasta el fin. Poco después, y en un cuerpo a cuerpo, muere el alférez Rubio Moscoso, con los últimos y escasos hombres que quedaban con vida a sus órdenes, pero en la acción dejó más de doscientos muertos enemigos, que, como represalia, clavó en el suelo con los útiles de zapador los cadáveres de los defensores. El heroísmo del alférez Rubio Moscoso y su elevado espíritu militar, que supo inculcar a sus hombres, llegando todos a morir antes que entregar la posición, tuvo influencia decisiva en el éxito final del combate, consiguiendo con su sacrificio dificultar la progresión del ataque enemigo, dando tiempo al Mando de la División para concentrar fuerzas y realizar el contrataque con pleno éxito.
Granadino, nació en 1914 en la ciudad de Granada. Ingresó como voluntario en el Ejército Nacional donde alcanzó el empleo de alférez provisional en 1937. Voluntario en la División Azul. Guarnecía la Posición Intermedia en el despliegue defensivo entre Lubkowo y Udarnik, donde encontró la muerte gloriosa el día 27 de diciembre de 1941.
A pasar de la retirada a la orilla oeste del rio Volchov, la presión soviética continuaba y las posiciones españolas sufrían continuos ataques desde la otra, especialmente durante la Nochebuena y la Navidad.
El día 27 de diciembre se produjo el ataque a la Posición Intermedia que mandaba nuestro héroe el alférez Rubio Moscoso. Esta era una posición ubicada en una colina entre los pueblos de Udarnik y Lobkovo.
- Capitán de Infantería, fallecido, D. Salvador Masip Bendicho, se le concede la Cruz Laureada de San Fernando (O. de 20 de abril de 1944, D.O. n.º 93 de 25 de abril), por los combates al sur del Lago Ladoga del 22 al 26 de enero de 1943.
El capitán Masip recibió la orden de relevar con su compañía a otras fuerzas que defendían un sector desprovisto de toda obra de fortificación, en un terreno cubierto de bosque, que impedí el enlace por la vista y favorecía la aproximación y los golpes de mano del adversario.
La tropa de la compañía, no obstante hallarse fatigada por una rápida y larga marcha nocturna que hubo de realizar soportando crudísima temperatura, y sin poder tomar alimento de ninguna clase por haberse congelado estos, llegó a las posiciones señaladas con una elevada moral, y, bajo la dirección de su capitán, improvisó, con troncos de árboles y montones de nieve, unos parapetos y asentamientos para las armas automáticas, organizando así el terreno ante la inminencia del ataque enemigo, previsto por la intensificación gradual de su preparación artillera.
Arrecia ésta al amanecer del día siguiente, y la cercana explosión de una granada hiere en la sien al capitán Masip cuando recorre los puestos, sin que de importancia alguna a la herida.
Aparece la aviación enemiga, su Artillería acelera el ritmo de fuego y la Infantería se lanza al ataque con efectivos diez veces mayores que los propios, consiguiendo llegar muy cerca de las posiciones; más el arrojo de nuestros soldados es tal que, a pesar de la considerable superioridad numérica del enemigo y de realizar este asaltos en oleadas sucesivas, es rechazado cuantas veces intenta infiltrase, dejando el campo cubierto de cadáveres.
El capitán Masip, que, al frente de sus hombres, da un magnífico ejemplo de bravura utilizando personalmente un fusil ametrallador, recibe un balazo en el ojo izquierdo que le produce gran hemorragia, cubriéndole todo el rostro. Ante la insistencia con que sus soldados le aconsejan la evacuación, se niega rotundamente a ello, y, curado ligeramente, prosigue la lucha con valor extraordinario.
Posteriormente, cae herido por tercera vez, recibiendo un balazo en una pierna, y, como siempre, se niega también a ser evacuado. Sobrepuesto al dolor que le producen las heridas, continúa alentando a sus tropas, que, enardecidas y admirada por su heroico comportamiento, defiende tenazmente las posiciones.
La potencia del fuego propio va disminuyendo como consecuencia de la destrucción de varias máquinas por la Artillería contraria, que prepara intensamente cada asalto; y aun cuando el enemigo ha sufrido pérdidas muy elevadas, logra, al fin, abrir brecha en el flanco interior de una de las secciones después de haber muerto el alférez que la mandaba, e interrumpe en la retaguardia de la compañía, envolviéndola en gran parte.
El capitán Masip aprovecha una breve tregua, y bajo su dirección se construye rápidamente un parapeto en círculo, para continuar rechazando desde allí los reiterados asaltos del adversario, que no cesa en su empeño.
Pese a la economía de municiones que este capitán había ordenado desde que sus líneas de comunicación fueron cortadas, aquellas llegan a agotarse y se aprovechan los cartuchos que quedan en algunas cintas de ametralladoras ya utilizadas.
En un supremo alarde de valor y serenidad, que le habían caracterizado durante todo el combate, el capitán Masip se incorpora para lanzar su última granada, ordenando al mismo tiempo que se armen los machetes bayonetas para entablar la lucha cuerpo a cuerpo, pero una bala enemiga arrebata la vida a este heroico oficial que, en holocausto a su honor militar, prefirió morir a retroceder un solo paso, manteniéndose hasta el final en las posiciones cuya defensa le había sido encomendada.
Catalán, nacido en Lérida en 1913. Se incorporó como como soldado de quinta a cumplir su servicio militar en 1936, siendo destinado a Ceuta.
Se incorporó al Ejército Nacional donde ascendió al empleos de alférez provisional, fue destinado al Batallón de Cazadores del Serrallo donde fue recompensado con dos condecoraciones colectivas: una Cruz Laureada y una Medalla Militar. Hizo los cursos de ascenso a teniente provisional, siendo destinado al mismo Batallón del Serrallo donde fue herido en un brazo.
En 1938 se incorporó a la Academia de Tauima donde cursó los estudios correspondientes y fue promovido al empleo de Capitán provisional. Durante la Guerra Civil fue recompensado con dos Cruces Rojas al Mérito Militar y dos Cruces de Guerra.
En 1941 se incorporado a la Academia de Transformación, fue promovido al empleo efectivo de teniente de Infantería y manteniendo el empleo de capitán de complemento. Poco después se incorporó a la División Española de Voluntarios donde encontró la muerte gloriosa.
- Capitán de Infantería D. Manuel Ruiz de Huidobro y Alzunena se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando (O de 16 de noviembre de 1945, D.O. n.º 260 de 20 de noviembre), por su heroica actuación con motivo de los hechos en que encontró muerte gloriosa en el combate en el Sector de Krassnij Bor el día 10 de febrero de 1943 y cuyos se relatan a continuación.
El capitán Ruiz de Huidobro cubría con su compañía, constituida por 120 hombres, un frente de unos dos kilómetros, cuando uno de sus oficiales le informó que en un bosque inmediato a la posición se habían oído ciertos ruidos producidos, al parecer, por movimientos de carros de combate, informe cuya veracidad corroboró el capitán Huidobro seguidamente.
Iniciada por el enemigo, al poco tiempo, una intensa preparación artillera, se trasladó al observatorio de su compañía, en el cual sitúa como reserva móvil diez hombres de antitanques; recorre la posición alentando a sus soldados y les recomienda que permanezcan tendidos en el fondo de las trincheras mientras continúe el fuego artillero del contrario, en espera de sus órdenes. Se dirige después al observatorio de antitanques, y, al comprobar la presencia de fuertes contingentes enemigos en el citado bosque, establece allí su puesto de mando, instalando el equipo de radio. En los comienzos del ataque comunica al jefe de Batallón que no había novedad en la posición a su cargo.
Más tarde, al observar que las fuerzas enemigas iban extendiéndose y avanzando entre los árboles, comunicó por radio el siguiente parte: “El enemigo ataca en grandes masas. Barrera de artillería delante de la posición y sobre el bosque”. Este primer ataque fue rechazado brillantemente, con nutrido fuego de fusilería y armas automáticas. Un nuevo ataque, ejecutado con mayor intensidad, fue rechazado de igual modo; pero en el tercer asalto, apoyado por lanzallamas, consiguió el enemigo rebasar la linde del bosque, sin que por ello decayese un momento el elevado espíritu del capitán Huidobro, quien transmitió al jefe de su Batallón otro mensaje en términos idénticos al precedente.
Sale luego del observatorio, y con extraordinaria serenidad, recorrió sus puestos, animó a la tropa con su ejemplo, arengándola enérgicamente y reunió en torno suyo a algunos soldados de una compañía contigua que había sido arrollada en parte por el fuerte ataque del adversario, el cual avanzaba ya por el flanco derecho de la posición a cargo del capitán Ruiz de Huidobro.
Éste, ante el desconcierto del pequeño grupo en retirada y la amenaza que suponía el haber quedado descubierto uno de sus flancos, redobla su esfuerzo para organizar defensivamente el nuevo frente, y siendo, como siempre, el primero en el ejemplo, se subió encima de la trinchera, no obstante, el intensísimo fuego del enemigo, para desde allí ordenar el despliegue necesario.
Los soldados, comprendiendo lo indispensable que en aquellos momentos les era su capitán, le instaban a que bajase de la trinchera, pero él continuaba en el sitio elegido para dirigir tan tenaz defensa, electrizando a su gente con frases como la siguiente: “Esto no es nada; que no pasen”, y transmitiendo con frecuencia su estoico mensaje: “El enemigo ataca en grandes masas. Barrera de artillería delante de la posición”.
Así continuó largo tiempo, con evidente desprecio de su vida, hasta que dos oficiales subalternos, después de incesantes ruegos no atendidos, le hicieron descender de la trinchera. Desde ella prosiguió la dirección de su admirable defensa, cada vez más difícil pues el enemigo logró desbordar también el flanco izquierdo de las escasas fuerzas del capitán Ruiz de Huidobro, quien se multiplicaba para atender a todas las incidencias de la lucha, durante la cual ya se encontraban mezclados sus soldados con las masas que habían irrumpido en la posición.
Ante la inmensa superioridad numérica del contrario, con más del setenta y cinco por ciento de bajas propias, y atacado por tres frentes, el capitán enardeció con su decidido arrojo a los pocos hombres que le quedaban, se lanza contra el enemigo y recibe un tiro en el cuello que le produjo la muerte.
Castellano, nacido en Santa María de Mave (Palencia), en 1910. Ingresó en el Ejército en 1932 como soldado en el Cuerpo de Ingenieros para cumplir su servicio militar, sirviendo en el Regimiento de Zapadores Minadores n.º 1 donde alcanzó el grado de sargento de complemento.
Al iniciarse la Guerra Civil se incorporó al Ejército Nacional como sargento de complemento. En enero de 1937 ingresó como alumno de la Academia de Alféreces Provisionales siendo promovido al empleo de alférez provisional. Fue condecorado con la Medalla Militar Individual por sus méritos en combate (O. de 4 de octubre de 1937, D.O. n.º 365).
Un año más tarde, en enero de 1938, fue promovido al empleo de teniente provisional Terminada la guerra le fue concedida la Cruz roja al Mérito Militar y en mayo de 1939 fue ascendido al empleo de capitán provisional.
En 1940 ingresó en la Academia de Transformación y fue ascendido a teniente profesional, conservando el empleo de capitán de complemento.
En abril de 1942 se incorporó a la División Española de Voluntarios, fue destinado al Regimiento n.º 262 con el empleo de capitán, con la que combatió en Rusia y en la que encontró gloriosa muerte.
Fue condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª clase.
Además, en la campaña de Rusia de la División, fueron condecorados con la Cruz Laureada de San Fernando: Soldado de Ingenieros Antonio Ponte Anido (O. de 17 de febrero de 1944, D.O. n.º 41 de 19 de febrero) y Teodoro Palacios Cueto (O. de 17 de noviembre de 1967, D.O, n.º 263 de 19 de noviembre).
Joaquín de la Santa Cinta, ingeniero aeronáutico, economista e historiador
Para saber más:
- O. números: 365 de 5 de octubre de 1937; 166 de 29 de julio de 1940; 41 de 19 de febrero de 1944; 93 de 25 de abril de 1944; 187 de 22 de agosto de 1944; 274 de 5 de diciembre de 1944; 260 de 20 de noviembre de 1945; 21 de 27 de enero de 1954; 263 de 17 de noviembre de 1967 y 277 de 8 de diciembre de 1973.
- Batalla de Krasny Bor. Operación Estrella Polar ( Polyámaya Zvezdá).
- Eurasia 1945. División Azul.
- La División Azul. Xavier Moreno Juliá.
- Embajador en el Infierno. Torcuato Luca de Tena.