La flora intestinal: un ejército de gérmenes buenos (o no tanto) viviendo dentro de nosotros y alimentándose como nosotros. Un artículo del doctor Juan José Granizo
La microbiota humana o flora microbiana normal es el conjunto de los microorganismos que viven de manera habitual en el ser humano.
Flora no es un término adecuado, pues hace referencia al reino vegetal y de lo que estamos hablando es de bacterias, pero coloquialmente su uso está muy extendido.
Por cada célula propia hay al menos 10 bacterias (y unos pocos hongos) viviendo en nuestro organismo en un razonable e inestable equilibrio.
Eso supone entre 200 y 500 gramos de bacterias vivas por persona. No es poco, si pensamos que ese peso es mayor que el de glándulas tan importantes como el páncreas, el tiroides o las suprarenales y que las bacterias son increiblemente activas desde el punto de vista metabólico.
La mayor parte de estos “bichillos” viven en el intestino grueso, pero se pueden encontrar en la piel, boca, vias respiratorias altas y medias, esófago, conjuntivas, uretra y vagina.
Habitualmente nuestra relación con ellos es de simbiosis, es decir, de mutuo beneficio: estos gérmenes aprovechan restos de los que ellos se alimentan y a cambio nos ofrecen beneficios.
Al metabolizar los nutrientes algunas bacterias producen vitaminas que nosotros necesitamos, pero además colaboran en la digestión de los alimentos y su presencia evita la colonización por otros microorganismos más virulentos y peligrosos.
Cuando tomamos antibióticos, muchas personas sufren de diarrea o de infecciones por hongos en boca o aparato genital, que son causadas por la destrucción de la flora microbiana normal y su reemplazo por otros gérmenes menos amables.
Una de las utilidades más importantes de esta ingente cantidad de bacterias es regular nuestro sistema inmunitario. Casi el 90 % de las bacterias que viven en el cuerpo humano lo hacen en el intestino y nuestro sistema inmunitario está asentado, en idéntica proporción, en ese órgano.
Por esta razón, no es de extrañar que la microbiota intestinal juegue un importante papel en muchas enfermedades de naturaleza inmune, como las alergias.
En los últimos años estamos asistiendo a un alud de informaciones sobre el papel que puede tener la flora intestinal en múltiples problemas de salud, desde la diabetes y la obesidad, hasta enfermedades degenerativas pasando por la fibromialgia.
Estas investigaciones están en fases iniciales y quedan muchas cosas por aclarar, pero es un prometedor camino en el que aprenderemos nuevas ideas: algunas parecen fascinantes, pero ya veremos su utilidad a medio plazo.
Aclarar el efecto de la flora intestinal en la salud es un problema complejo, por que en nuestro intestino grueso pueden vivir centenares de especies bacterianas.
Todavía no tenemos claro que es lo podríamos considerar una flora microbiana intestinal normal, aunque ya hay algunos trabajos disponibles al respecto.
Con ellos podemos decir que hay especies de bacterias que parecen no tener impacto en la salud, mientras que otras sí.
Pero las bacterias, como las personas, son todas distintas, de manera que una bacteria inicialmente inocua puede sufrir una mutación que altere su metabolismo y ese cambio sí que podría tener un efecto perjudicial en la salud.
Además, la cantidad y calidad de bacterias va cambiando con el tiempo. En resumen: este es un tema sugerente e importante, cuya investigación está todavía en pañales.
¿Qué podemos decir con alguna certeza?: pues que la flora intestinal equilibrada y aparentemente saludable está muy influenciada por la dieta, algo obvio porque nuestro alimento es también su alimento.
Los alimentos que favorecen un equilibrio de la flora intestinal son los que son ricos en fibra (panes integrales y verduras), junto con el café, el chocolate negro y cantidades muy moderadas de vino o cerveza.
Al parecer, los alimentos con un exceso de azúcar refinada o con ácidos grasos saturados, componentes habituales de la comida industrial, alteran el equilibrio y composición la flora intestinal.
Tendremos que esperar unos años para aportar nuevas evidencias fiables, pero ya tenemos claro que nuestras bacterias son una parte de nosotros mismos.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública