Pregunta tonta desde dentro: ¿Cómo sería (quizá será), el Ayto de Pozuelo sin Susana Pérez Quislant, esa Sra. tan conflictiva como escasa de sentido común, que lo ha destrozado todo?

Estimado director:
Muchas personas, ciudadanos corrientes de Pozuelo y, por cierto, también antiguos votantes del PP están añorando esta posibilidad futurible:
¿Cómo sería, quizá será, el Ayuntamiento de Pozuelo sin Susana Pérez Quislant?
Trataré de esgrimir algunas razones de esta esperanza que mantengo y que mantenemos muchos.
La primera razón de mi anhelo es la paz. A las personas de bien, ciudadanos corrientes sin mayores pretensiones que vivir en paz, no nos gustan los líos a los que nos tiene acostumbrados esta Sra. alcaldesa tan conflictiva.
Tan solo queremos un Ayuntamiento que nos resuelva los problemas corrientes de nuestro día a día y nos dé un poco de alegría dentro de esta vida tan achuchada que llevamos por culpa del gobierno de la nación que, todo hay que decirlo, es todavía peor, pero a otro nivel.
Pero esta primera pretensión es realmente imposible con esta Sra. Alcaldesa.
La razón es bien sencilla: es imposible que haya una ambiente pacífico en la ciudad cuando el Ayuntamiento está inmerso en una verdadera guerra entre los propios funcionarios con sus serviles concejales y directivos.
El ambiente dentro de este edificio es verdaderamente «irrespirable», ni con mascarilla se puede evitar el contagio. En este caso, nuestra esperanza es un Ayuntamiento con un buen ambiente en el que los funcionarios colaboren con los ciudadanos porque se les vea trabajar a gusto en un ambiente de trabajo adecuado.
La segunda razón es también de sentido común, una cuestión de eficacia en la gestión.
Con un «equipo de gobierno» completamente desestructurado, con peleas entre ellos y ellas, y con un funcionamiento basado en el simple sometimiento servil es imposible que la gestión de la ciudad funcione con fluidez.
Por tanto en este aspecto, nuestra esperanza consiste en disponer de unos gestores de la ciudad que trabajen en un clima de armonía en el que la razón que les mueva no sea el miedo, sino el verdadero servicio a los ciudadanos.
Soy consciente de que estoy tirando un poco alto, pero la esperanza es lo último que hay que perder, incluso en la política. Por soñar que no quede.
En tercer y último lugar, aunque habría multitud de razones para la esperanza, que, como es lógico, no caben en este breve espacio, espero una «ciudad armónica para todos», para los pobres (que haberlos ‘haylos’, y bastantes) y para los ricos (de estos hay muchos, la mayoría).
Tengo la esperanza de que se gobierne para los moradores de Coca la Piñera, para los de la calle las Flores y para los del conglomerado tercermundista del Barrio de los Elementos (Tierra, Agua, Fuego y Aire) del mismo modo que se gobierna para las grandes urbanizaciones o la Avenida de Europa.
Creo que esta es la verdadera política de derechas y no la de las izquierdas, que solo piensan en su propio beneficio.
Bueno, aparte de soñar despierta, creo que ha vislumbrado otro Ayuntamiento de Pozuelo. Espero que mis sueños se hagan realidad ya que tampoco creo que sea cosa de ciencia ficción.
Gracias por el espacio y saludos cordiales.
Juana Pozuelo