La cuarta crisis del gobierno municipal que dirige la Alcaldesa Quislant, transmite dudas y miedos en un equipo que no ha elegido ella

En los despachos del poder político se observa con preocupación el descenso de las dos organizaciones políticas que han sostenido el bipartidismo durante tantos años en España y se mide el pulso de la sociedad civil, de la ciudadanía activa. Nuestra ciudad no es una excepción y si bien el Partido Popular aún detenta una sólida, aunque ajustada, mayoría absoluta, no se puede comparar con las holgadas mayorías de legislaturas pasadas. La preocupación se convierte en miedo si se ponen en riesgo gran cantidad de prebendas arbitrarias concedidas, de forma clientelar, a personas que se arriman al poder político porque tienen algo que ofrecer a cambio, fundamentalmente votos colectivos.
¿Qué hacer para posicionar en buen lugar la opción Popular frente al resto de las alternativas que conforman el espectro político de Pozuelo? Es una pregunta que se hace una Alcaldesa que de forma accidental, asumió el cargo de regidora de la Corporación, pero que sabe cuenta con un equipo no elegido por ella y por tanto, sujeto a intereses y presiones procedentes de otras partes de su partido. Pero es lo que tiene. Ya le gustaría contar con personas de su máxima confianza en el equipo del gobierno municipal. Traiciones, ambiciones y desconfianzas son la permanente realidad que rodea y presiona a nuestra Alcaldesa, por eso tiene la necesidad de promover crisis de gobierno con cierta regularidad.
El economista Milton Friedman creyó siempre que las crisis de gobierno eran una táctica del capitalismo contemporáneo: “sólo una crisis, real o percibida, da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”.
La preocupación de nuestra Alcaldesa le ha llevado a realizar cuatro crisis de gobierno en tan solo 15 meses, es decir, una crisis cada 3,7 meses. A este paso es fácil que llegue a la docena al finalizar el periodo plenario en el que estamos. En ese caso, cada uno de los 13 concejales del Grupo Popular habrá pasado por la veintena de áreas que gestiona esta Corporación. Así, nos podemos encontrar en 2019 que la recién llegada Elena Méndez Leite habría pasado por media docena de Concejalías sin haberse enterado de los temas por falta de tiempo. O sería curioso ver a Gerardo Sampedro, con la gracia natural que le caracteriza, como Concejal de Fiestas; al actual Concejal, maza en mano, de Obras e Infraestructuras Pablo Gil llevando la Concejalía de Asuntos Sociales y Mujer o si me apuran, al despistado Andrés Calvo-Sotelo gestionando la complejidad de las cuentas municipales y ordenanzas fiscales desde la Concejalía de Hacienda y Contratación. Un cuadro de lo más pintoresco.
¿Tiene arreglo esta permanente perturbación en la que vive la Alcaldesa Quislant? Sinceramente, creo que no y las razones hay que buscarlas en su falta de liderazgo y la incapacidad demostrada en la gestión de equipos. La Sra. Quislant es una mujer vinculada al Partido Popular desde que dejó la Universidad, nunca ha trabajado en la empresa privada, no reside en el municipio que gobierna y por tanto, esa ausencia de experiencia le hace ser dubitativa y nunca estar segura de lo que hace. Tomen nota por favor los votantes cuando llegue el momento de decidir si Pozuelo se merece una nueva mayoría absoluta de este Partido Popular clientelar o por el contrario, confían en un partido como Ciudadanos, quien lleva a gala la necesaria regeneración política de los partidos que han gobernado nuestro país desde la época de la Transición.
Miguel Angel Berzal, Portavoz Grupo Municipal Ciudadanos