El Fantasma de don Agustín critica la tardanza en la designación de candidato del PP que está volviendo majara a unos y a otros a apostar más por deseo personal que por información

Por lo que parece, en la primera planta de Génova todavía no terminan por decidirse. O, si lo tienen decidido ya, no quieren hacerlo público todavía.
El caso es que, hasta la fecha, se desconoce el nombre de la persona que vaya a encabezar la lista del del Partido Popular para las próximas elecciones municipales.
Pasan los días, uno tras otro y, de momento, lo único que queda, a falta de información veraz, es opinar o hacer quinielas.
Lo que sucede es que, con las mismas pistas, unos se aventuran a asegurar una cosa, mientras que otros, con la misma rotundidad, apuestan por la contraria. Por eso, unos ven más cerca de la designación del actual consejero de Sanidad, mientras que otros ven esa posibilidad cada vez más desdibujada.
Me malicio que cualquiera que sea la apuesta, se fundamenta más en las preferencias del que la realiza que en la existencia de información veraz y contrastada. Ya se sabe que es fácil, para algunos, caer en la tentación de confundir la realidad con los propios deseos.
Al final, todo se cuece en unos despachos a los que son muy pocos los que pueden tener acceso. Y esos despachos, evidentemente, no están en esta Casa. Por eso, no queda otra que esperar acontecimientos. La labor de aguzar el oído, esta vez no me servirá de mucho.
Lo que sí hago llegar allí donde corresponda es que no se demoren en demasía en tomar la decisión, porque hay ya algunos, a los que la larga espera les está empezando a afectar, y en qué manera, a su salud psíquica.
No es, desde luego, mi caso. A mí, todo esto, ni me va ni me viene. No me juego nada, salvo poder seguir en mi oficio, que no es otro que seguir entreteniendo mi eternidad con mis enredos y mis crónicas de cuanto aquí acontezca.
Espero, por lo tanto, con tranquilidad. Confío en que, por ser de natural algo “tocagaitas”, no ha de faltarme ocasión, sea quién sea el elegido, para criticar su actuación si la cosa se presta a ello.
Pero mi olfato me dice, que puede que ya nada continúe siendo igual que ahora.
Mi intuición me señala que todo puede discurrir de una manera más normal a como ha venido siendo en estos últimos años.
Y se puede dar la circunstancia de que, si la vida en la Casa es más normal, también será, no hay que dudarlo, mucho más aburrida. Sobre todo, para mí.
Tan aburrida que algún día pueda llegar a pensar que, para mis enredos, esta etapa fue mucho mejor.
Y mucho, mucho más divertida.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”