María Pita, la gran heroína gallega en la defensa de La Coruña contra los ingleses: Cuatro veces casada y cuatro veces viuda, se metió en múltiples pleitos en defensa de sus intereses

La heroína gallega fue una mujer de su tiempo. Nacida en una familia humilde, su valor, su coraje y su belicosidad, contra viento y marea en defensa de sus intereses, tuvieron como resultado su ascenso social. Sin someterse a los cometidos propios de la mujer en su época, lucho durante toda su vida en defensa, no solo de su ciudad durante el asedio inglés, sino también de los intereses de su familia. Cuatro veces casada y cuatro veces viuda, se vio involucrada en múltiples pleitos en defensa de sus intereses de forma que, su carácter osado y pendenciero, le hicieron ganar fama de mujer dura e indomable entre sus contemporáneos.
María Fernández de la Cámara y Pita, María Pita, nació en La Coruña, alrededor de 1560, en una familia humilde, sus padre eran propietarios de una tienda en la ciudad.
Se casó cuatro veces, sus maridos le duraban poco. El primero fue un carnicero llamado Juan Alonso Rois, cuando murió, a los cuatro años de la boda, dejó a María viuda y con una niña fruto del matrimonio.
La vida de una viuda con una hija era muy dura por lo que, pasados tres años de la muerte de su primer marido, María volvió a casarse con Gregorio de Rocamonte, también carnicero como su primer marido. Gregorio vivió con María poca más de un año, falleció luchando contra los ingleses en el asedio de La Coruña en 1589, asedio que hizo famosa por su valor María.
Un año después de la derrota en aguas del Canal de la Mancha de la Armada Invencible, los ingleses decidieron contraatacar y enviar una expedición, la Contraamada, contra los puertos españoles del Cantábrico donde se habían refugiado los buques supervivientes de la Invencible, de paso, después de destrozar los restos de la Armada española, continuarían hasta Lisboa con la intención de tomarla y coronar el prior de Crato como rey de Portugal, prolongando el ataque a las Islas Azores para obtener una base de ataque a las flotas de indias en su navegación a la Península.
El 13 de abril de 1589 zarpó de Plymouth una flota compuesta por casi 200 buques y más de 27.000 hombres entre soldados y marineros. La flota la mandaba, como almirante, el famoso pirata ingles sir Francis Drake y como general de las tropas de desembarco iba John Norreys.
El día 4 de mayo, la flota inglesa arribaba a la bahía coruñesa.
Las defensas de la ciudad eran muy deficientes, las murallas eran medievales, construidas un par de siglos antes. El gobernador, Juan Pacheco de Toledo, apenas consiguió reunir unos pocos soldados de un tercio que estaba descansando en las proximidades, las milicias locales y algunos voluntarios, en total poco más de 1.500 hombre, tropa muy inferior en entrenamiento y calidad a la masa atacante. No obstante, se dispuso a defender la ciudad con la inestimable ayuda de la población civil. En puerto fondeaban seis buques españoles: un galeón, el San Juan; una nao, la San Bartolomé; la urca, la Sansón; un galeón carenado y sin artillería el San Bernardo y dos galeras, la Princesa y la Diana, que poco podían hacer frente a la flota enemiga.
Las naves españolas más poderosas fondearon en las proximidades del castillo de San Antón que defendía la entrada al puerto y con sus fuegos hostilizaron a los ingleses según iban entrando en la bahía. Al día siguiente, los atacantes desembarcaron en la playa de Santa María de Oza, en el istmo de la península que conecta el casco antiguo de La Coruña con tierra firme, en parte opuesta al castillo y desde allí bombardearon a éste y a las naves de apoyo. Antes tal situación, los defensores se vieron obligados a quemar el galeón San José y barrenar el San Bernardo para hundirlo. Las galeras se refugiaron en el puerto de Betanzos, dejando a la mayor parte de las tripulaciones en la ciudad para engrosar las escasas fuerzas de defensa.
Los enemigos desembarcados atacaron la ciudad las dos semanas siguientes. Tomaron fácilmente los barrios extramuros, pero chocaron con los defensores apostados detrás de las murallas.
Antes de empezar los ataques a la ciudad enviaron un parlamentario al Gobernador español diciéndole: “que los generales pedían la ciudad para la reina de Inglaterra, que entregándosela usarían de clemencia, no mirando la afrenta que el año pasado le habían querido hacer nuestra armada; que no lo haciendo se usaría el rigor de la guerra, que, aunque estuviese dentro todo el poder de España, la habían de tomar dentro de dos días.” El Gobernador contésteseles que hicieran lo que tuviesen por conveniente.
Se rechazó el primer ataque dado por la zona del Mercado.
Lanzaron dos asaltos más, pero fueron rechazados por los defensores obligándolos a retroceder con graves pérdidas. Previo al ataque del día 14, los ingleses hicieron explotar una mina y abrir una brecha practicable en la muralla. Nuestra heroína, María Pita, que había perdido en combates anteriores a su marido, viendo a un alférez inglés que, enarbolando la bandera de su país, arengaba a las tropas de asalto, tomando una pica arremetió contra él, travesándolo con el arma y arrebatándole la bandera, haciendo que el ataque fracasara.
Finalmente, las noticias del acercamiento de una fuerza de socorro española, y la aparición de una epidemia entre las huestes inglesas, hizo que estos levantaran el sitio, retirándose de la ciudad y reembarcado con destino a Lisboa el día 18 de mayo. El ataque fue un rotundo fracaso que costó a los ingleses más de 1.300 muertos, además de dos o tres buques y algunas barcazas de desembarco. Los españoles tuvieron, por su parte, unos 1.000 muertos.
La vida de María no acabó con su gesto heroico. Se había vuelto a quedar viuda y en circunstancias aún más difíciles, a los problemas que tenía una viuda con una hija pequeña a su cargo se unían los destrozos causados en la economía de la ciudad por asedio inglés. Su nueva viudez duró poco tiempo, en 1590 se volvió a casar con Sancho de Arratia, un capitán andaluz, de Sanlúcar, que había llegado a la ciudad con pertrechos para la Armada. El nuevo matrimonio también fue de corta duración, dos años más tarde, Sancho moría dejando a María una nueva niña fruto del matrimonio.
A lo largo de la historia, los soldados de todos los ejércitos han dejado constancia en sus memorias del continuo uso de las casas de los civiles cuando se desplazaban en una guerra, o cuando estaban acuartelados en una ciudad. Los soldados dormían en la casa de algún vecino de la localidad tras el reparto de boletos por parte de los sargentos, los vecinos propietarios de las casas tenían la obligación de alojarlos y alimentarlos.
María era una mujer de carácter y luchadora por sus derechos. Cuatro años más tarde se vio implicada en un incidente con el capitán Peralta, quien, alojado en su casa como era costumbre, la acusó de intento de asesinato durante una trifulca para expulsarlo de su casa. Detenida, pasó unos meses en la cárcel y fue condenada al destierro.
Ni cota ni perezosa, María se dirigió a la Corte para pedir amparo por la condena que había sufrido y a solicitar compensaciones y exenciones por los servicios prestados durante el ataque inglés. Sus reclamaciones fueron escuchadas por el rey Felipe II quien le autorizó a regresar a La Coruña, fue nombrada Alférez Perpetuo con sueldo a cargo de los presupuestos militares, además de concederle una licencia real para hacer negocios con Portugal.
Años más tarde, en 1598, María volvió a casarse con un funcionario de la Real Audiencia de Galicia, un hidalgo llamado Gil de Figueroa. Matrimonio que duró algo más, hasta 1613, cuando murió, fue su cuarto y último marido con el que tuvo otros dos hijos.
María continuó pleiteando en defensa de los interese de sus hijos hasta su muerte ocurrida en 1643 en Cambre, en las proximidades de La Coruña donde pasó sus últimos días en una casa de su propiedad.
Su último deseo fue ser enterrada en el convento de Santo Domingo junto a su último marido, sin embargo, no lo consiguió y su tumba no ha sido localizada.
Joaquín de la Santa Cinta, historiador. Autor de «50 héroes españoles olvidados»
Para saber más:
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- El Cerco de la Coruña en 1589. Martínez Salazar.
- Armada española desde la unión de Castilla y Aragón. Tomo III. Cesáreo Fernández Duro. Instituto de Historia y Cultura Naval.
- María Pita, la Contraarmada y el asedio a La Coruña. Revista Desperta Ferro.
- El servicio de bagajes y alojamientos en España hasta el S. XIX. Easú Rodríguez Delgado. IV Congreso Virtual sobre Historia de las Vías de Comunicación.
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