Presidentes del Poder Ejecutivo de la Primera República Española: Estanislao Figueras Moragas
Estanislao Figueras i Moragas, catalán, nacido en Barcelona en 1819, muerto en Madrid a la edad de 63 años, en 1882. Abogado y político republicano federal. Tuvo un papel destacado en la conspiración que dio lugar a la revolución de 1848.
Elegido, por la Asamblea Nacional, Presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República Federal Española el 11 de febrero de 1873. Su mandato duro 4 meses, hasta su dimisión el 11 de junio de 1873. Harto de la forma de hacer política de los partidos de la República, el día 10 dejó una nota con su dimisión como Presidente del Poder Ejecutivo, se fue a Atocha, cogió el primer tren para París donde se exilió voluntariamente.
La I República Española tuvo dos fases: la República Federal duró 11 meses, desde el 11 de febrero de 1873 hasta el 3 de enero de 1874 cuando se produjo el golpe del general Manual Pavía que acabó con ella, y la República Unitaria, bajo la dictadura del general Serrano como Presidente Ejecutivo, comenzó el 3 de enero con el golpe del General Pavía y termino 11 meses después con otro golpe militar, el del general Martínez Campos y la Restauración Borbónica.
La primera, la República Federal, fue uno de los más caóticos períodos de la historia de España con 4 presidentes, 6 gobiernos, dos guerras, una sublevación cantonal y una fuerte agitación social revolucionaría.
La segunda, la República Unitaria tuvo un solo presidente y tres gobiernos.
La proclamación, en sesión conjunta de las dos Cámaras, contravenía el artículo 47 de la Constitución de 1869 por lo que la República nacía con una dudosa legitimidad. Preguntado el Presidente que parte de la Constitución de 1869 estaba en vigor, respondió que solo el Título I que trataba de los derechos individuales.
El 11 de marzo, después de la votación de la Asamblea Nacional donde se proclamó la República, se produjo un receso de tres horas antes de volver a reunirse las Cámaras para nombrar al Presidente del Poder Ejecutivo. Se nombró al republicano federal Estanislao Figueras. Su gobierno estaba formado por cinco radicales (José Echegaray en Hacienda; Manuel Becerra en Fomento; Francisco Salmerón en Ultramar; el general Fernando Fernández de Córdova en Guerra y el almirante José María Beránger en Marina) y tres republicanos federales (Emilio Castelar en Estado; Francisco Pi i Margall en Gobernación y Nicolás Salmerón en Gracia y Justicia).
Cristino Martos fue elegido Presidente de la autoproclamada Asamblea Nacional.
La República solo fue reconocida internacionalmente por el Gobierno de Estados Unidos
Estanislao Figueras desempeñó el cargo de Presidente del Poder Ejecutivo, pero no el de Presidente de la República pues nunca llegó a aprobarse la nueva Constitución republicana donde se recogía la figura del Presidente de la República.
El Gobierno de Figueras se encontró con una situación muy difícil. El déficit presupuestario era muy alto; no había dinero para el pago de las deudas de vencimientos inmediatos; la crisis económica, coincidente con la crisis mundial de 1873, estaba provocando pérdida de empleo entre los obreros y los jornaleros que era respondido, por las organizaciones obreras, con paros, huelgas, ocupaciones de fincas, elementos todos ellos que incrementaban la inestabilidad política; el Arma de Artillería estaba disuelto y en reorganización; las dos guerras: la Carlista y la de Cuba seguían su marcha, si cabe con mayor virulencia, y no había suficientes soldados, armamento ni dinero para cubrir las necesidades de ambos conflictos.
Como siempre que se producía un cambio traumático en el régimen o en el gobierno, el nuevo Gobierno tenía, prioritariamente, que restablecer el orden público que había sido alterado para conseguir el cambio. En éste caso, el orden público lo habían alterado los republicanos federales que habían entendido la proclamación de la República como una nueva revolución y habían formado las consabidas juntas revolucionarias por todo el territorio nacional. La República era identificada como el reparto de tierras, así, los republicanos federales empezaron por su cuenta a parcelar las fincas de sus localidades.
Otros identificaba la República como el fin de las quintas y las matriculas de mar, promesa de la Revolución del 68 que nunca llegaron a cumplir los respectivos gobiernos.
El encargado de restablecer el orden fue Francisco Pi i Margall como Ministro de Gobernación. Consiguió la disolución de las juntas y la reposición de los ayuntamientos que habían sido suspendidos por los republicanos.
El Gobierno terminó con el servicio militar obligatorio creando el servicio voluntario, lo que significó el fin de las quintas y de las matriculas de mar. Cada soldado recibiría un salario diario.
Trece días después de la formación del Gobierno, éste se encontraba bloqueado por las diferencias que existían entre ministros radicales y republicanos. La situación era tal que el Presidente del Poder Ejecutivo presentó a la Asamblea Nacional su dimisión.
En ésta condiciones, el recientemente elegido Presidente de la Asamblea Nacional, Cristino Martos, aprovechó la ocasión para intentar un golpe de estado que apartase del Gobierno a los ministros republicanos. Estos serian sustituidos por miembros del partido radical para dar paso a una República liberal conservadora. En connivencia con el gobernador civil de Madrid, la Guardia Civil ocupó los Ministerio de Gobernación y de Hacienda y rodeo el edificio del Congreso de los Diputados. En su interior, compañeros de partido de Cristino Martos votaron el nombramiento de Cristino como Presidente del Poder Ejecutivo. La maniobra fue abortada por el Ministro de Gobernación Francisco Pi y Margall que movilizó a la guarnición de Madrid y consiguió neutralizar el golpe.
Las divergencias en el Gobierno y el intento de golpe de estado se saldaron con la primera crisis de gobierno de la República que supuso la salida del Gobierno de todos los ministros del partido radical incluidos los ministros militares. El nuevo Gobierno, con vistas a tener unas Cortes en sintonía con él, tomó la medida tradicional de todos los gobiernos del siglo cuando las Cortes le eran contrarias, las disolvió convocando elecciones a Cortes Constituyentes para el día 10 de mayo de 1873.
El día 8 de marzo, cuando se discutía y votaba la disolución de la Asamblea Nacional y se convocaban las elecciones a Cortes Constituyentes, Cristino Martos, con el apoyo del general Serrano líder del partido constitucional, intentó, una vez más, dar un nuevo golpe de estado para formar un gobierno presidido por el líder de su partido, el radical Nicolás María Rivero, y formado por miembros de su partido. El golpe fracasó por el temor de los diputados riveristas de provocar una guerra civil, no apoyaron la iniciativa de Martos y votaron la disolución de la Asamblea Nacional.
El mismo día del segundo intento de golpe de estado de Cristino Martos, en la Diputación de Barcelona, dominada por republicanos federales “intransigentes”, proclamaron el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. La experiencia duró cuatro días. Las presiones telegráficas del Presidente del Presidente del Poder Ejecutivo, del Ministro de Gobernación, ambos catalanes; unas promesas sobre la retirada del Ejército de Cataluña dentro de una España Federal y la visita, el día 12, del Presidente Estanislao Figueras a Barcelona hizo que la Diputación retirara la declaración.
El 25 de marzo de 1873, fue aprobada la Ley que abolía la esclavitud en Puerto Rico. Cuba aún tuvo que esperar hasta 1880.
Los radicales volvieron a intentarlo de nuevo, el día 23 de abril se produjo el tercer intento de golpe de estado contra el Gobierno de la República Federal. En ésta ocasión, los radicales contaban con el apoyo de los alfonsinos, los miembros de la unión liberal y los constitucionalistas de Sagasta, además de militares conservadores como los generales Pavía, Serrano y el almirante Topete. El objetivo era cambiar el Gobierno antes de las elecciones convocadas para el 10 de mayo en las que se suponía que, como era costumbre, el Gobierno convocante conseguiría una mayoría suficiente en las Cortes Constituyentes.
El Gobierno estaba perfectamente informado del golpe, por lo que le Ministro de Gobernación y de la Guerra actuaron rápida y coordinadamente sustituyendo al Capitán general de Madrid, el general Pavía, por el general Baltasar Hidalgo; movilizando a la Guardia Civil y ordenando al brigadier Carmona que sacara a la calle a un batallón de infantería y algunas unidades de caballería que bastaron para acabar con el intento de golpe de estado.
Los Miembros de la Comisión Permanente de la Asamblea nacional estaban reunidos en el Palacio del Congreso para llevar a cabo la destitución de Figueras y el nombramiento del general Serrano como Presidente del Poder Ejecutivo. Ante el fracaso del golpe, sus miembros, y la mayoría de los implicados en el intento, salieron del país al exilio. Al día siguiente, el Gobierno disolvió la Comisión Permanente.
La disolución de la Comisión Permanente hizo que el resto de los partidos practicasen el famoso “retraimiento”, es decir, la no participación en las próximas elecciones a Cortes Constituyentes. No participaron en las elecciones: los radicales, los constitucionales, los carlistas, los republicanos unitarios y los alfonsinos. Los votos se los disputaron las dos facciones de los republicanos federales, los moderados y los intransigentes.
Los resultados fueron acordes con lo esperado, los republicanos federales obtuvieron 343 diputados por 31 toda la oposición, con una abstención del 69% del censo. Los diputados republicanos federales estaban divididos en tres fracciones: los intransigentes liderados por Orense que querían que las Cortes se declararan en Convención asumiendo todos los poderes del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial) para construir la República Federal de abajo arriba, además, defendían la introducción de reformas que mejoraran las condiciones de vida de los trabajadores, eran la izquierda de la Cámara y representaban el 18% de los diputados republicanos; los centristas de Pi i Margall que también querían construir una República pero de arriba abajo, su número era escaso y, además, no votaban unidos; finalmente estaban los moderados liderados por Emilio Castelar y Nicolás Salmerón, eran la derecha de la Cámara y defendían una República democrática, además, rechazaban la conversión de las Cortes en un poder revolucionario como pedían los intransigentes, eran el grupo mayoritario en la Cámara .
El día 1 de junio, se abrieron las Cortes Constituyentes. Fue elegido Presidente de las mismas José María Orense, marqués de Albaida. Inmediatamente comenzaron los trabajos para confeccionar una nueva constitución que sustituyera a la Constitución de 1869 en vigor.
La primera proposición votada y aprobada fue la definición de la Nación española como una República Democrática Federal, procediéndose a la proclamación de la República Federal el día 8 de junio.
Cuando se reunieron las Cortes Constituyentes, Estanislao Figueras devolvió sus poderes a la Cámara y propuso que se nombrara un nuevo presidente del Poder Ejecutivo. El candidato que propuso para el nombramiento fue el ministro de Gobernación Francisco Pi y Margall. Los intransigentes de opusieron por lo que éste último desistió de formar gobierno.
Figueras siguió siendo Presidente del Poder Ejecutivo y encargado de formar nuevo Gobierno. Enterado de que los generales intransigentes preparaban un golpe de estado al margen del Gobierno y de las Cortes, cansado del caos, de la forma como se hacía la política dentro de su propio gobierno y con problemas personales por la muerte de su esposa, en la tarde del 10 de junio, tomó un tren con destino a Francia sin decir nada a nadie, salió huyendo del país, no parando hasta llegar a Paris. Así acabó el primer Presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República.
Después del enésimo golpe de estado, al día siguiente fue elegido como nuevo Presidente del Poder Ejecutivo Francisco Pi y Margall.
En medio del caos reinante y los múltiples intentos de golpes de estado, España seguía sin dinero, con una deuda pública creciendo y envuelta en dos guerras al mismo tiempo.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador