Ley de (Des)Memoria Democrática, el ministerio de la verdad, la batalla cultural sobre la historia de la guerra civil y el ejemplo injusto: El bombardeo de la ciudad de Cabra (7-11-1938)
Camino de leyes -bien que lo vio Orwell- que nos digan qué pensar, creer, recordar y/o hablar, para ser todos iguales, aunque algunos sean más iguales que otros.
Traigo a colación un primer episodio acaecido en nuestra cruenta guerra civil, finiquitada hace más de ochenta años, pensábamos, hasta que Zapatero (el hoy amigo del totalitario Maduro), quiso redimir a su abuelo republicano, militar que, en el 34 a las órdenes de Franco, en ese punto también republicano, sofocó la sublevación asturiana contra la legalidad vigente (la misma que, idílicamente, nos recuerdan como dechada de virtud).
Me temo que, si no recordamos TODO lo acontecido ocho décadas atrás, retornaremos a los mismo errores y, más allá de que acabarán ganando la guerra “los rojos”, serán “los nacionales” los causantes del expolio de nuestras reservas de oro camino de Stalin y los restos “requisados” del Banco de Expaña llevados en el Vita (para oprobio del PSOE y del PNV) en vez de a Méjico, a la Chile del ulterior Pinochet…, por Franco o por el aún, inexistente, PP (no por no merecer tal castigo las huestes de Casado).
Y es que estamos camino de un nuevo Ministerio, el de la Verdad (1984-Orwell), y el ejemplo lo tenemos en los discursos trasladados desde el gobierno en relación al Virus de Wuhan desde el: “no habrá ningún caso, si acaso uno o dos...”, “las mascarillas no son necesarias…”, “el equipo de expertos...”; al más reciente de nuestro CumFraude: “dispondremos de vacunas en el mes de diciembre…” aún por confirmar, pues estamos en septiembre.
Solo tendremos que repetir lo que nos digan y, saber que ocurrirá lo contrario, aunque tengamos que comulgar con lo primero.
Pero, mientras constatamos la vacunación navideña, retornamos a Cabra, ciudad natal de la Vicepresidenta Carmen Calvo y ubiquémonos en aquella mañana del 7 de noviembre de 1938.
El frente estaba… hacia el Ebro y decantado hacia el bando “azul”, y en la ciudad de veinte mil habitantes, más allá de que era el día de mercado, nada trascendente ni relacionado con el conflicto civil, salvo las lógicas miserias derivadas del mismo para todos los ciudadanos.
Tres aviones, los célebres Katiuskas soviéticos con tripulación española, descargaron más de veinte bombas afectando de manera importante al mercado de abastos, el barrio de la Villa y otras zonas del centro de la ciudad.
109 muertos (doce niños entre ellos) y entre todos los muertos…, un militar. Sin duda una acción militar republicana de guerra, provocada en una población alejada de cualquier frente activo y que solo provocó víctimas civiles.
No hay cuadro en Cabra, ni pintor que recuerde este holocausto, aunque el número de víctimas sea similar al de Guernica – no así los daños materiales mayores en la ciudad vasca-, tampoco interés periodístico, ni por supuesto ánimo de recordarlo, aunque la diferencia entre ambas poblaciones es que la ciudad egabrense, prácticamente, no tenía ningún interés militar.
El “parte” republicano lo menciona como una misión de éxito, obviando las consecuencias del mismo y desde el lado “nacional” se intentó capitalizar el trágico suceso destacando la brutalidad “roja”…, sin ningún eco fuera de nuestras fronteras.
Es lo que tiene la prensa “progre”: ¡cómo vas a comparar los canallescos émulos del fascio, frente a los bienhechores hijos de la hoz y el martillo!
Estoy seguro que esta nueva Ley de Memoria Democrática, en esta ocasión, además de destacar la crueldad innecesaria del ejercito republicano con la ciudad de Cabra y solicitar el perdón desde todos los partidos que permitieron este ensañamiento con los egabrenses (ellos se decantaban por “culpabilizar” a Azaña), permitirá excavar esa fosa común en la que se enterraron una cincuentena de los fallecidos ese día – de todos los colores políticos, sin duda -, corrigiendo la Ley de Memoria Histórica del ínclito vendedor de nubes, vecino de Pozuelo aunque nacido en Valladolid, que excluía ese beneficio para con las fosas oficiales y así cada familia pueda enterrar a sus muertos si así lo considerase.
En definitiva, para que todos los muertos sean iguales, evitando, que “los” unos, sin duda, sean más iguales que “los” otros.
Cabra, olvidada de la guerra civil, incluso por algún dizque gran historiador de la misma que destaca Guernica y lo allí acontecido, obviando la ciudad cordobesa y lo allí sufrido. La progresía, es así aunque a los panolis de la derecha no les interese – lAy esa batalla cultural que incluye la historia…! – y a los socialcomunistas gobernantes con ocultar, desviar y/o negar…les llega (en opción, denominar al enemigo: fascista y/o franquista, “los hijos” de Stalin, ser humanitario por excelencia…)
Seguramente, todo esto, ayuda y mucho a desviar los más de cincuenta mil compatriotas que se nos han ido por mor del virus de Wuhan, el virus que, el ahora experto navegador de olas y de meterse el dedo en la nariz nos decía que pasaría como una nube de verano. Y, además, estábamos preparados.
Sin duda, nos llegan malos tiempos para la lírica.
Alejandre