Wallāda Bint al- Mustakfí, gran poetisa del Califato de Córdoba, cuya vida rompió moldes sociales de su época y religión y fue considerada una mujer de vida licenciosa

Wallāda fue otra mujer adelantada a su tiempo, princesa de la dinastía Omeya y una de las poetisas más prestigiosas e influyente de la época medieval, con gran ascendiente en la poesía amorosas árabes de los siglos posteriores. Fue la inspiradora de los más hermosos poemas de amor en lengua árabe compuestos por su enamorado, el poeta andaluz Ibn Zaydún.
Vivió durante una gran parte del silo XI, nació en Córdoba alrededor del año 390 de la Hégira (año 1000 gregoriano) y, se cree, vivió hasta el 484 (marzo del año 1091), coincidiendo con la entrada de los almorávides en Córdoba y la muerte Al-Fath, hijo de Al-Mu´tamid rey de taifa de Sevilla, caído en defensa de la ciudad.
Fue hija de Muhammad al Mustakfí, Muhammad III, uno de los últimos y efímeros califas de Córdoba durante las guerras civil que acabaron con el Califato. Su padre no tuvo descendencia masculina lo que permitió a Wallāda heredar sus propiedades. No hay muchas noticias de su madre, se cree que era hija de Amina, una esclava cristiana, y que su maestra fue una esclava negra.
Era una mujer rubia, de piel clara y ojos azules de una gran belleza, además de ser culta, inteligente y una gran poetisas. Famosa por su belleza y audacia, con un espíritu satírico y siempre presta a una réplica brillante. Hija de un príncipe Omeya, su posición social le permitió obtener una buena formación literaria en una Córdoba donde se mantenía el encanto por el arte y la cultura imperante durante el Califato.
Después de la muerte de su padre en 1026, su herencia le permitió adoptar una nueva forma de vida, una vida independiente (permaneció soltera toda su vida) y absolutamente despreocupada de los convencionalismo sociales de su religión y su época. Renunció a la tutela masculina y creó una especie de salón literario (al estilo de los existentes en su ciudad en las casa de los nobles de la corte) donde ofreció formación en las artes de la poesía, del amor y la literatura, a mujeres de toda clase social de su ciudad, incluso a esclavas compradas por la propia princesa, salón que visitaron algunos de los grandes poetas de su época.
En una sociedad donde a la mujer solo le estaba permitido relacionarse con los varones de la familia; no podían salir solas y siempre debían tener la cabeza cubierta, el modo de vestir de Wallāda (vestía túnicas transparentes, sin velos en la cara, con versos amorosos bordados en los bordes de sus ropas) y la actitud adoptada por la joven princesa le ocasionó muchos problemas con las autoridades religiosas, ser muy criticada, considerada una mujer sensual, escandalosa e indigna de su estirpe.
A lo largo de su vida se le conocen dos enamorados: el primero, en su juventud, fue el poeta Ibn Zaydún y el segundo, Ibn Abdús, rival del anterior en su amor y quien la recogió y protegió hasta el fin de sus días.
Conoció al primero en una velada poética donde se practicaba una costumbre cordobesa de la época consistente en la competición entre los poetas por terminar poemas incompletos. Su habilidad en esta forma de hacer poesía, una competencia reservada a los hombres, la hizo famosa.
Ibn Zaydún fue un gran poeta con el que mantuvo un idilio amoroso secreto debido a las relaciones de éste con el linaje de los Banu Yahwar, rivales de los Omeyas cordobeses. Zaydún dedicó sus mejores, y más conocidos, poemas de amor a la princesa. Wallāda le correspondió en el mismo género literario, ocho de los nueve poemas que de ella se conservan están dedicados a su relación con Zaydún.
La relación fue tormentosa, en sus poemas ella le acusa de su apetito sexual desenfrenado, tanto con hombres como con mujeres. La historia entre ellos acabó cuando la princesa descubrió el intento de Zaydún de seducir a la esclava negra personal de Wallāda.
Los poemas, escritos como cartas entre los amantes, expresaban los sentimientos propios de cualquier relación amorosa: celos, deseos de estar juntos, reproches, críticas a otras/os de los amantes y pasión. Están escrito en un lenguaje satírico, violento y a veces obsceno.
Después de su separación de Ibn Zaydún, Wallāda estableció una nueva relación con el rival de Zaydún en su amor y en la política, con el visir y hombre fuerte de Córdoba Ibn Abdús. Éste estaba ciegamente enamorado de la princesa y, aprovechando su poder, mandó encarcelar a su rival y poco después lo desterró. Wallāda terminó por irse a vivir al palacio de Abdús donde permaneció protegida por él hasta su muerte. Nunca más vio ni perdonó a Ibn Zaydún, a pesar sus ruegos implorando el perdón.
Pasada su época de esplendor, Wallāda fundo una escuela para enseñar poesía a las mujeres donde permaneció el resto de sus día enseñando.
Entre sus estudiantes más destacadas se encontraba Muhya Bint al -Tayyani, poetisa y mujer de familia humilde a quien acogió en su casa y quien compuso, después de la muerte de la princesa, sátiras feroces contra su protectora y maestra.
Wallāda fue una mujer libre e independiente, que vivió su vida apasionadamente y que ha inspirado la poesía amorosa árabes posterior con sus poemas.
Joaquín de la Santa Cinta, historiador. Autor de «50 héroes españoles olvidados»
Para saber más:
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- Wallāda Bint Al -Mustakfí, Poetic Princess. Ciaran Conlife.
- Wallāda Bint al- Mustakfí. Christine de Pizan. The American University in Cairo. School of humanites and Social Sciences.
- Ibn Zaydún & the Princess Wallāda. Andalucía.com.
- Wallāda Bint al – Mustakfí (994-1091). Matilde Cabello. Escritora.
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