El Fantasma de El Torreón reflexiona sobre el uso político de la pandemia tanto a nivel de Gobierno de España como de Gobierno de Pozuelo en el Pleno del Estado del Municipio

Pues parece que ahora sí. Se ha terminado, por fin, el estado de alarma. Entramos en eso, que si no recordase demasiado a Orwell podría ser hasta cursi, que se han empeñado en llamar “nueva normalidad”. Y que, en definitiva, no deja de ser una fase cuatro. Una especie de fase “standby” en la que habrá que estar muy “al loro” de la evolución de la pandemia.
Percibo, a través de mis ventanas, muchas ganas en las gentes, de dejar todo esto atrás. Su avidez por intentar recuperar el tiempo perdido. Su afán por olvidar el miedo. Su voluntad de amortizar lo pasado. Pero pese a todo ello, lamentablemente el virus y sus consecuencias siguen ahí, siguen estando aquí.
Ahora parecen empeñados en que veamos únicamente la parte buena. En que nos olvidemos de los contagiados y los muertos. En que todo podía haber resultado mucho peor si no se hubiesen tomado las medidas, que su negligencia inicial, obligó a tener que poner en marcha. Es la hora de ponerse medallas. Ahora parece que toca, cuanto antes, intentar pasar página.
Habrá funeral de estado para recordar a las víctimas, pero muchas quedarán oficialmente fuera de ese homenaje. Muchos familiares tendrán que conformarse con una despedida privada de sus seres queridos, por mor de los números y de la estadística del Gobierno. Habrá muertos, sin duda, de segunda clase.
Pero esto, no deja de ser una consecuencia de la política. De esa política infame que nos hastía. De esa política en la que lo importante no son los ciudadanos y sus problemas, de esa política en la que la que, da la sensación, de que lo único importante es obtener réditos personales, a mayor gloria, claro, de quienes ostentan el poder.
De esa política y de esos modos no se libra nadie. Y aquí, en Pozuelo, vamos a tener ocasión de comprobarlo muy pronto.
Se avecina eso que llaman “el debate del estado del municipio”, y que al denominarlo así nos engañan dos veces, porque ni es un verdadero debate ni sirve para evaluar en profundidad la situación de nuestra villa. Un pleno extraordinario que, por desgracia, no suele dejar de ser sino el mero cumplimiento de una obligación formal, que recogen los reglamentos y que no lleva a ninguna parte.
Por parte del Equipo de Gobierno se limitarán a ofrecer cifras, muchas cifras. Se habrá trabajado a destajo en todas las concejalías para tener todos los datos preparados. No puede faltar ninguno, los kilómetros de calles asfaltados, el número de nuevas farolas, el número de flores plantadas.
¡Ah sí!, este año hay que recordar la cantidad de mascarillas repartidas y las limpiezas y desinfecciones realizadas, que es necesario dar la sensación de que se ha hecho mucho en estos últimos meses en esto del virus. ¡Y sobre todo que no se nos olvide que no tenemos deuda!
¿Y para la réplica, alcaldesa?
“¡Que se preparen!, ahí les espero para darles hasta en el cielo de la boca”
“¡Con meterme con la gestión del gobierno tengo más que suficiente! ¨
Tendrá lugar el pleno extraordinario, se pondrán serios y arrogantes, hasta bravucones y pendencieros, … pero al final como se recogió en mis tiempos:
“… miró al soslayo, fuese y no hubo nada”
Don Agustín “El Fantasma del Torreón”