Consideraciones en torno al patético acto electoral de Enrique R. Escudero y Susana P. Quislant en el Mercadillo que duró lo que duraron los flases. Este no es el PP de Casado
Manolo me llamó el sábado. Estaba en el Mercadillo. “Vente al mercadillo, Sira, aquí hay una gorda montada”.
Y salí pitando de la Galería de Las Flores hacia San Juan de la Cruz. El mercadillo estaba casi vacío, pensé qué sería el tiempo, pero no llovía. Hasta que me di cuenta que era por el puente del 1 de noviembre.
Subía por el mercadillo, cuando Manolo casi me da un susto de muerte: Mira. Y ahí estaba todo el PP de Pozuelo. Y paré a observar. Y observé cómo iban y quienes iban.
Paloma Adrados caminaba con una sonrisa, hasta que una señora se le acercó. La sonrisa en la cara de Adrados no se borró. Le dio algo a la señora. Detrás estaban ERE y Quislant. Muy juntitos. ERE con un panfleto en la mano. Pero evitando hablar con nadie.
Me acerqué a Quislant. Vi su cara falsa, sonriendo a un ERE (Ay, La Familia) y ERE sonriendo y nervioso. ¿Qué estaba pasando?
Luego entendí aquel despliegue.
¡Están de campaña! Y casi me caigo de la risa que nos dio a Manolo y a mí. Les seguimos. A ver cuánto duraban.
Ni siquiera pudimos apostar: Fueron minutos los que estuvieron juntos. Se dieron la vuelta y a casita. Había una especie de mini carpa donde esperaban varias personas, suponemos que afiliados, hasta que Manolo me señaló uno a uno diciéndome el puesto que ocupaban y lo que cobraban del Ayuntamiento y de la Comunidad y, luego, señalando a otros me dijo: “Y estos esperan que caiga algo”.
Sinceramente me pareció todo tan patético y tercermundista que no sabría explicarme.
Ya en casa, repitiendo las escenas vividas y las caras y expresiones de esos politicuchos pozueleros me sentí tentada a decir que no iban a obtener mi voto. Pero ni ERE y toda su Familia ni Quislant y su caterva de “empleados públicos gracias a su confianza y nuestros impuestos” iban a conseguir que perdiera el horizonte. Ya habrá tiempo de volver a recordar quién es quién en Pozuelo.
La hermanísima, la de Retiro y su nuevo look castaño, la ex concejala Beatriz Pérez y sus ansias de acomodarse otra vez, la nueva guay del grupo, esa tal Cecilia o Celia. Pablo. Ay Pablo Gil. Me sorprendió ver a Melgarejo. No me dio la impresión de ser mal tipo, simplemente una persona equivocada en un pueblo equivocado con una alcaldesa equivocada.
Y Paloma Adrados. Esa ex Alcaldesa que nos dejó el peor regalo. Estoy convencida sabe mejor que nadie lo que nos dejó en Pozuelo. Sin embargo cuán diferentes son las dos. Me quedo con Adrados, con todos sus defectos la prefiero mil veces a una sola virtud que alguien destaque de Quislant.
Y la Gran Familia. ERE. ¡Quique! Pero qué grande eres. ¿Sigues quedando con ese ginecólogo que vive en nuestro término municipal en una cara y elitista urbanización?
Quedan muchas cuestiones por resolver. Pero lo del sábado fue un cuadro. Un cuadro que duró lo que duraron los flashes.
Salieron por “patas” en cuanto se cerró la cámara. Enrique y Quislant. Despidiéndose con altanería y desprecio de todos los que allí se quedaron repartiendo propaganda del PP.
¿Este es el Partido Popular que quiere Pablo Casado en Pozuelo?
Estoy segura que no. Quiero pensar que no. Deseo que no. Pero no voy a seguir preguntando, vaya que la respuesta sea afirmativa de aquí al domingo y decida retirar mi voto al único candidato del PP que hoy tiene mi confianza.
Sira Q.