Recomendaciones para el calor: Es más perjudicial una ola de calor al inicio que al final del verano porque el organismo no ha tenido tiempo de adaptarse. Un artículo de Juan José Granizo
Mi primer trabajo, acabada la residencia, fue en el Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
En los primeros meses, pensé que podría morir en el intento. Recuerdo en un día del Corpus, a los gorriones cayendo fulminados de los enormes ficus que dan sombra a la plaza del Cristo de Burgos… y a los sevillanos trajeados como si no pasara nada.
Pasado el tiempo, me hice como ellos y ahora, hasta que llegamos a los 35 ºC no pienso que hace calor.
Les cuento todo esto porque estamos en la primera ola de calor del verano (episodio de temperatura extrema, según la terminología moderna) y a diario veo por las calles mucha gente haciendo auténticas tonterías.
Se nos ha olvidado convivir con el calor. Algunos nunca lo han aprendido.
Es muy importante estar aclimatado a las altas temperaturas, pero lo es más observar unas medidas básicas de prevención, algo que va a con la cultura popular de muchas regiones de España, pero que los urbanitas solemos olvidar.
No es ninguna broma: el exceso de calor aumenta la mortalidad de las personas más frágiles y vulnerables, especialmente los ancianos y los pacientes con enfermedades crónicas.
Son riesgos independientes sobrepasar los 38,5 º C o bien superar más de 4 días consecutivos 36,5º C. Es más perjudicial una ola de calor al inicio que al final del verano porque el organismo no ha tenido tiempo de adaptarse a las temperaturas.
Y esta ola de calor es la primera del verano, llegará a los 40 º C y será larga, razón por la cual debemos tomárnosla en serio.
Estas son las medidas generales que debemos observar:
- Proteja su domicilio bajando las persianas y toldos de las ventanas expuestas al sol. No abra las ventanas hasta que la temperatura baje.
- Permanezca dentro de su casa en la sala más fresca y no salga a la calle en las horas más calurosas del día. Si tiene que salir, permanezca a la sombra siempre que pueda y cúbrase la cabeza con un sombrero.
- Use ropa ligera, de tejidos naturales y colores claros. No llevar ropa no protege del calor, favorece las quemaduras solares y la rápida evaporación del sudor, por lo que lo inteligente es ir vestido. Aprenda de los habitantes del desierto: ninguno de ellos viste bermudas.
- No se esfuerce demasiado cuando esté haciendo mucho calor. Evite hacer deporte, bricolaje, jardinería en las horas centrales del día. Si no tiene más remedio, baje el ritmo de la actividad.
En el “Libro de la Selva” de Kipling, Mowgly le dice a un inglés que para no tener calor hay que moverse más despacio. Es de sentido común.
Con respecto a la hidratación: recuerde beber agua con frecuencia (al menos 2 litros diarios) aunque no sienta sed.
Puede utilizar bebidas isotónicas para deportistas porque con el sudor se pierde sal y beber únicamente agua puede no ser suficiente. Por eso es conveniente consumir frutas de verano y verduras (gazpachos ligeros y ensaladas frías) para recargar el organismo de sales minerales.
Pero no consuma alcohol, pues altera la capacidad de respuesta al calor y favorece la deshidratación. Tampoco son aconsejables las bebidas con cafeína (café, té, colas…) o muy azucaradas porque aumentan la eliminación de líquidos.
Dúchese frecuentemente durante el día o refrésquese con paños húmedos. Cualquier remedio casero, como pulverizarse agua puede ser efectivo, así como disponer de un ventilador o, mejor aún, aire acondicionado.
Si se decanta por esta última opción no es aconsejable bajar la temperatura por debajo de 26-27 grados, ya que el contraste con la temperatura de la calle será muy grande y esto dificulta la adaptación del organismo al calor.
Dos consejos más: cuide la elaboración de alimentos, especialmente los que tengan huevo ya que pueden proliferar bacterias en pocos minutos. Nada más hechos deben ser consumidos o refrigerados y si no es posible, prescinda de ellos.
Por último: evite la exposición solar directa entre las 10 y las 20 horas, ya que el sol está en su zenith y puede producir quemaduras solares fácilmente.
Aunque les pueda parecer mentira, si somos sensatos y adaptamos nuestro organismo progresivamente al calor podremos llegar a soportarlo con dignidad.
La generación de nuestros abuelos aprovecharía estos calores para segar, a hoz, con la cintura bien doblada, con tres capas de ropa y un buen sombrero de paja.
Y bienaventurados aquellos que tengan piscina, porque ellos alcanzarán la paz.
Juan J. Granizo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública
Para más información:
http://www.comunidad.madrid/servicios/salud/calor-salud