La medicina actual tiene que bajarse de su pedestal y acercarse al paciente: Para curar mejor, prevenir mejor y aliviar más. Un artículo del Dr. Juan José Granizo
Hace unos días leía, en el Correo de Pozuelo, el comentario de Abelardo Hernández quejándose del trato deshumanizado que los médicos dan a sus pacientes (“Doctor, ¿Por qué no quiere tocarme?. La frialdad de una consulta médica”, publicado el 14 de junio).
Sólo puedo estar de acuerdo con él y si escribo estas líneas es para profundizar en el problema que se apunta en el artículo.
Uno de los males de nuestra medicina socializada es la deshumanización. Es una de las quejas más habituales y basta echar una ojeada a los foros de pacientes que hay abiertos por la red para darse cuenta que ese mal está ampliamente extendido.
Pero, ¿cuáles son las causas?
La primera es la profunda desmotivación de los sanitarios y en particular de los médicos. Se culpa de ello a la excesiva presión asistencial y a la falta de desarrollo profesional. Por ejemplo, la carencia de recursos de formación, la falta de tiempo para hacer investigación o la dificultad para impartir docencia; pero también a los salarios: un médico normal de la pública puede cobrar 1300 € menos que hace diez años y hasta un 50% menos que en la privada.
Muchos médicos se llevan una buena nómina en comparación con los sueldos que últimamente se estilan gracias a las guardias. Y si algo desmotiva son esas noches atendiendo pacientes que en su inmensa mayoría no son urgentes. La ruptura de la vida familiar que ocasiona una guardia es algo que a partir de los 50 años pasa factura al más vocacional de los médicos.
Otro problema es precisamente la vocación. Cuando era profesor muchos de mis alumnos no tenían vocación por la Medicina: habían seleccionado esa carrera por que tenían una buena nota de selectividad y todavía creían en el prestigio de la profesión. Mal futuro les espera.
A otros se les ha secado la vocación. A veces fue una agresión o un error que minó para siempre la necesaria confianza en sí mismos. La mayor parte de las veces es una demoledora sensación de cansancio que está relacionada con la propia vida más que con el ejercicio de la medicina.
Otra parte del problema es la institucionalización de la medicina. El médico es un empleado al que se da un tiempo para hacer un trabajo. Mis compañeros pueden ver entre 30 y 40 pacientes en una mañana. Digo ver, no tocar. Y no sirve echar horas si el resto de los trabajadores de la cadena se marchan cuando se cumple su horario.
Nuestra medicina se ejerce aplicando protocolos. Lo del Arte de la Medicina no es cosa de empleados: diagnosticar y tratar es un proceso lógico que se hace apoyado en algoritmos con base matemática. Cuando Abelardo llegó a la consulta, su médico valoró si era un cuadro agudo o no. Si no lo era, tenía que solicitar radiografía, ecografía y analítica. Con esos resultados se pasa al siguiente paso del algoritmo.
¿Por qué no exploró la tripa?: quizás por que los signos de la exploración tienen poca fiabilidad objetiva. Los médicos han aprendido a tener una fe ciega en la tecnología, pero eso es una creencia y como toda creencia, es una idea que domina la mente. Y por supuesto, no tiene base científica.
Y ahora vamos con los pacientes…como decía Pasteur, la gran ventaja que tienen los veterinarios sobre los médicos es que no son desorientados por la opinión de sus pacientes. Lo digo con pena, pero en muchas ocasiones el interrogatorio y la exploración son tan anodinos o contradictorios, que crean más dudas de las que resuelven.
Aún así, todo esto son visiones parciales. Tener una mínima habilidad en el trato humano nunca ha sido obstáculo para ejercer la más científica de las Medicinas: todo lo contrario. Un paciente que colabore y confíe en su médico contribuirá a hacer una Medicina más segura y más eficiente.
Es más, algunos médicos descubrirán un nuevo incentivo en su trabajo, más allá de las pagas, la formación o los días libres: el reconocimiento y la gratitud de tus pacientes. Pero para eso hay que bajar del pedestal. La medicina que más cura, previene o alivia es la que se hace al lado de los pacientes.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública