En recuerdo de dos médicos: Andrés de Córdoba Sanz y Luis García Hernández. Pozueleros, maestros y amigos pero sobretodo buenas personas. Un artículo de Juan José Granizo

Llevo un año escribiendo en el Correo de Pozuelo de Medicina, que es lo único de lo que sabría escribir, aunque ahora se llame Promoción y Educación para la Salud.
Pero hoy no voy a hablar de bacterias, ni de alimentación o vacunas.
Lo voy a hacer de dos médicos, de dos colegas, de dos vecinos de Pozuelo que nos han dejado con pocos días de diferencia: de Don Andrés y de Luis.
A Andrés le voy a dejar el “don”, aunque solo sea por ser mucho más mayor que yo y por ejercer en un tiempo en que la bata todavía marcaba un respeto. O quizás es porque le conocía desde que era un niño y para mí siempre será mi médico. También podría ser porque cuando me tocaba venir al mundo, Don Andrés no lo vio claro y prefirió derivarnos a la maternidad de O´Donnell, lo que sin duda salvó la vida de mi madre y la mía.
No es una historia excepcional. Sé de bastantes casos que requirieron todo el esmero como obstetra de Don Andrés, y alguna vez tuvo que administrar al neonato las aguas del bautismo deprisa y corriendo por lo que pudiera pasar. También sé de alguno que lleva de segundo nombre Andrés en reconocimiento del gran médico o algo parecido.
A Luís le conocí por el pueblo. Somos de edad parecida: compartíamos un poco de ciencia y algunas anécdotas divertidas. Su mirada era limpia. Siempre me pareció un hombre bueno.
Si la de Don Andrés ha sido una vida vivida, la de Luis se rompió ya hace tiempo. Se quebró en lo más hondo, demasiado pronto y sin sentido. Me queda el dudoso consuelo de que su sufrimiento ha terminado y el tremendo vacío de una Medicina que no ha podido ayudarle.
Posiblemente no exista una balanza más justa ni más certera que lo que dicen los enfermos de sus propios médicos. Me contaron muchas cosas de ellos y no es que fueran perfectos, ningún médico lo es, pero siempre escuché algo bueno de los dos.
Estas líneas solo eran para daros las gracias y celebrar toda la vida que dejasteis a vuestro paso.
Descansad en paz y, de nuevo, muchas gracias.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública