Chem Sex: esa peligrosa moda, generalmente masculina, en la que se mezclan el sexo y las drogas para mantener las practicas sexuales durante varios días. Un artículo del doctor Juan José Granizo
En los últimos años se está produciendo un cierto rebrote de las enfermedades de transmisión sexual.
Algunas de ellas, como la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) son enfermedades graves. Con ellas, estamos observando que otras enfermedades que antes no eran de transmisión sexual, como la hepatitis A, se están asociando a determinadas prácticas sexuales de riesgo.
De hecho, el año pasado hubo un importante brote en España, llevándose la peor parte la Comunidad de Madrid, con varios cientos de casos, aunque brotes como éste se han descrito en 15 países de la Unión Europea y en Hispanoamérica.
La mayoría de los casos se han producido en hombres jóvenes que tienen relaciones sexuales con otros hombres.
Una de las prácticas sexuales más recientes, y también más peligrosas, es la denominada “Chem Sex”, por ponerle un nombre.
Consiste en que varias personas quedan en un piso o local empleando las redes sociales, pasando el fin de semana manteniendo relaciones sexuales y recurriendo de manera intensiva, al estímulo artificial de drogas sintéticas para mantener el vigor sexual.
Empezamos a tener noticia de ello cuando, en las urgencias, aparecían personas deshidratadas o con crisis de agotamiento porque con el subidón de las drogas es fácil olvidarse de comer, beber o dormir. Y, por supuesto, por que empezaron a llegar pacientes con sobredosis.
El 95 % de los usuarios de esta práctica son hombres, homosexuales o bisexuales, menores de 40 años. En este contexto, las relaciones sexuales se hacen sin ningún tipo de protección con lo que se dispara el riesgo de transmisión de enfermedades venéreas.
En realidad, esto no tiene nada de nuevo. Desde la época de los hippies es un clásico lo de “Sexo, drogas y Rock&Roll”. En las zonas de ocio y vacaciones de los EEUU, como Florida o Las Vegas, el primer motivo de ingreso en urgencias es la sobredosificación de Viagra.
Con los adolescentes pasa algo parecido: con frecuencia se asocia el abuso de alcohol y cannabis con las relaciones sexuales sin protección, con los resultados previsibles.
En realidad, el uso de drogas para potenciar el sexo, es tan antiguo como el uso de las propias drogas.
Lo que sí es nuevo es el uso de las redes sociales para establecer contactos sexuales con desconocidos y el abuso extremo, durante dos o tres días de manera continuada, de drogas estimulantes de síntesis que anulan toda sensación de cansancio, dolor, sed o hambre, poniendo al organismo en una situación límite que aumenta las probabilidades de sobredosis y daño cerebral.
Desde el punto de vista de la epidemiología, tanto los contactos múltiples como la falta de protección suponen un factor de riesgo muy importante que se ve acentuado porque, en los ambientes homosexuales, se suelen hacer prácticas muy agresivas que pueden producir fisuras o desgarros, aumentando – aun más- el riesgo.
Y no será porque no hay información al respecto…
Los avances en el tratamiento del VIH y las campañas de concienciación consiguieron reducir la extensión del VIH y de todas las enfermedades de transmisión sexual.
Pero en los últimos años se ha creado una falsa sensación de seguridad. Falsa, por que los virus siguen ahí fuera.
Pero en círculos crecientes de la sociedad se ha extendido una cultura hedonista que desprecia las consecuencias de los actos para vivir al día y disfrutar al máximo a cualquier precio.
Es un problema sanitario, pero sobre todo social, porque las consecuencias van más allá del ámbito de la salud pública.
No vendría mal una reflexión por parte de todos, ya que estas prácticas no se reducen a ambientes marginales. Esta manera de pensar y actuar, está calando en amplios sectores sociales.
Por mucho que nos empeñemos, la naturaleza humana no ha cambiado y hay cosas que siguen siendo un riesgo para la salud. Un poco de racionalidad y cordura nunca han venido mal.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública