Previa del Pleno de Julio o cómo la alcaldesa Quislant ha conseguido faltar al respeto, en un mismo acto, a los vecinos, a las instituciones, a la Oposición y al propio PP de Pozuelo

El despropósito de este Gobierno de Pozuelo que preside la señora Quislant alcanza ya cotas inimaginables. Su desidia y su pasotismo son ya ofensivos para los vecinos, para las instituciones y para el propio PP de Pozuelo, muchos de sus miembros se sienten avergonzados. Y es que la cosa es tan descarada y grave que no tiene parangón. Y lo peor es que ya no se corta un pelo. Le da igual todo. Ella se siente elegida para la gloria y ya no respeta ni siquiera lo, políticamente, correcto. A mí plim.
Susana Pérez Quislant es una mala política. Mejor, ni es política siquiera. Lo he dicho muchas veces y las que me quedan por decir. He dicho también que pasará a la historia de Pozuelo como la peor alcaldesa de su historia. Como una especie de Manuel Godoy en femenino y en el Siglo XXI. Pero eso ya se sabía. 24 meses son muchos para ocultar su torpeza política. Lo que no se sabía aún y se ha descubierto en este verano es que no tiene vergüenza política. No la tiene. Pero a ella, insisto, le da lo mismo. Ella lo que no quiere es trabajar y dar la cara ante su pueblo y si, para ello, tiene que rizar el rizo político, lo riza.
Y si para no trabajar ni dar la cara tiene que reformar el Reglamente Orgánico del Pleno (ROP), lo reforma. Con un par. Y si se descubre su reforma torticera, que se descubra. Y si el PP queda con el culo al aire, la culpa es de El Correo de Pozuelo que lo cuenta todo.
Quislant nos ha vuelto a engañar. Nos dijo, sin venir a cuento, que quería reformar en una serie de puntos del ROP para mejorar el debate político y sin embargo mentía. El debate político le da igual. Es más, lo desprecia. Eso no era lo que ella quería. De hecho, ante el escándalo causado, cedió en todos los puntos y no se reformó nada. Menos en uno. Alto ahí.
Lo que ella no quería era tener la obligación de presentar, cada mes, tres mociones de impulso político en el Pleno Ordinario. Eso se reformaba. Y lo consiguió. Presentar tres mociones de impulso político en el Pleno le complicaba tanto la vida, cada mes, que la dejaba en ridículo y eso para una persona de su soberbia política era demasiado. No soportaba más que desde este periódico y desde la Oposición la ridiculizásemos mes a mes a causa de su impericia política.
La alcaldesa Quislant no buscó otra solución a su problema. Bastaba, por ejemplo, con llevar al Pleno muchos de los temas que se aprueban en la Junta de Gobierno Local, para debatirlos con la Oposición y, de paso, que se enterasen los contribuyentes… La dichosa transparencia. No. Esa solución no le prestaba, como se dice en Asturias. A ella le gusta improvisar y eso la obligaría a trabajar metódicamente.
Es algo fantástico y no presenta problema alguno. Ni peligraba siquiera el resultado de la moción porque al final del debate se votaba a mano alzada y moción aprobada. Pero eso también, insisto, daba trabajo. Lo mejor era quitar del ROP la obligación de presentar tres mociones. Fuera. Apartad de mí ese cáliz. Que no quiero verlo. Y se quitó. Muerto el perro se acabó la rabia.
Y en este Pleno, el primero, desde la reforma del ROP no presenta ninguna moción de impulso político. Ninguna. Y a mí esa maniobra me parece que es una falta de respeto imperdonable a los vecinos de Pozuelo, y a las instituciones de Pozuelo, y al propio PP que está luchando a brazo partido, especialmente en Madrid, con su mal nombre político. Pero a la alcaldesa le da igual. Yo soy la alcaldesa de Pozuelo y en Pozuelo se hacen las cosas a mi manera. Lo que haga el PP en Madrid es su problema.
Espero que el PP regional quite de Pozuelo este error político cuanto antes o, en Pozuelo, solo va a recoger tempestades. Está sembrando vientos políticos demasiado violentos.
Y sin las 3 mociones del Gobierno, la Oposición si va a hacer su trabajo. Inútil, porque la Oposición tampoco es nada para ella y se pasa por el arco del triunfo sus mociones pero el sentido de la responsabilidad política les obliga a presentarlas.
La primera será la de Somos Pozuelo. Una moción de impulso político muy importante, sobre todo si se piensa que Pozuelo es la ciudad de la música y ese concepto cívico debe aprovecharse. Pablo G. Perpiñà va a defender una idea fantástica en el Pleno. Propone la construcción de un centro integrado de música en Pozuelo. Un instituto en el que la música sea el nexo común de todos los ciclos de enseñanza.
Es, sin duda, impulso político puro. Pero el Gobierno lo rechazará con argumentos banales a tres centímetros del ridículo. Será, como dice la Biblia, “echar margaritas a los cerdos”.
La segunda moción la presentará Ciudadanos y propone algo tan básico como el soterramiento de las líneas de alta tensión que atraviesan la urbanización La Cabaña y de la subestación eléctrica Carrera de la Cañada.
Este problema de La Cabaña debería estar solucionado hace tiempo. Como ya se solucionó el problema de alta tensión que tenía Pozuelo hace unos años, pero a Paloma Adrados le importaba Pozuelo un carajo y a Susana Pérez Quislant le importan dos carajos.
El Gobierno dirá que está estudiando el problema y que en cuanto tenga 10.405 informes lo abordará con premura. Esta gente del Gobierno no es de Pozuelo y se irá. ¿Qué le importa a Susana que haya cables de alta tensión en algún lugar de Pozuelo? A ella este problema también plim.
Por último, el PSOE presentará una moción para lograr un pacto local contra la violencia de género. Puf. Huele a mandato de partido madre que tira para atrás. Huele a moción obligada por Madrid.
No tiene demasiado sentido. La moción es, políticamente, correcta pero ni en Pozuelo resulta tener un problema la violencia de género ni su Gobierno tiene armas locales para solucionarlo más allá de la buena voluntad. Es un problema nacional. Y de difícil solución. De hecho, en este momento se está aplicando legislación socialista y no se avanza demasiado, desgraciadamente.
En cualquier caso, el Gobierno la aprobará… No quiere líos. Que la ponga en marcha es otra cosa…
Y poco más que decir. Solo que el Pleno será cortito.
Termino: Sigo sin entender cómo algunos concejales del Gobierno no rompen esta perniciosa deriva…
¿Cómo fue aquello del motín de Caine?
El Capitán Possuelo