Presidentes del Poder Ejecutivo de la Primera República Española: Emilio Castelar
Emilio Castelar y Ripoll, andaluz, nacido en Cádiz en 1832, muerto a los 67 años en San Pedro del Pinatar (Murcia), en 1899. Político de los partidos democrático y republicano, historiador, periodista, escritor y orador excepcional. Ministro de Estado, Presidente de las Cortes y Presidente del Poder Ejecutivo durante la I República Española.
De familia procedente de Elda, provincia de Alicante, y de ideología liberal y amigo del general Rafael de Riego, su padre estuvo condenado a muerte por Fernando VII. Tuvo que exiliarse en Gibraltar. Doctor en Derecho y Filosofía en la Universidad de Madrid, catedrático de Historia Filosófica y Crítica de España.
Opositor tenaz al régimen de Isabel II. Publicó su famoso artículo “ El rasgo” sobre la medida tomada por el Gobierno del general Narváez de vender parcialmente los bienes del Patrimonio Real, aplicando un 75% de los ingresos a la Hacienda Pública y el 25% restante entregándoselo a la Reina Isabel II. Éste hecho fue presentado a las Cortes por el Presidente del Consejo de Ministros, el general Narváez, como un gesto extraordinario por parte de Isabel II. Emilio Castelar opinaba que no existía tal gesto porque lo que había hecho la Reina, en realidad, había sido apropiarse del 25% del Patrimonio Real que era del País, por lo que el gesto, el rasgo, era un engaño. El artículo le costó la Cátedra, a él y a unos cuantos compañeros que lo apoyaron. Las protestas estudiantiles y del partido demócrata acabaron en la llamada noche de San Daniel, 10 de abril de 1865, cuando fueron reprimidas por el Gobierno de forma violenta con el resultado de 14 muertos y más de 190 personas heridas.
Castelar consiguió escapar y exiliarse en París. El Gobierno del general O´Donnell, que sustituyó al de Narváez, le restituiría la Cátedra.
Un año más tarde, se volvió a implicar en otra conspiración, la sublevación del Cuartel de San Gil, por lo que fue juzgado y condenado a muerte. Consiguió exiliarse, nuevamente, en París.
Regresó con la Revolución del año 1868.
Se opuso al Gobierno del general Prim, y a la monarquía de Amadeo I, defendiendo la opción republicana unitaria y conservadora que aplazaba las reformas sociales hasta restablecer el orden público.
Elegido Presidente del Poder Ejecutivo, el 7 de septiembre de 1873, con el voto de 133 diputados frente a 67 que apoyaron el regreso de Pi i Margall. Su mandato duró hasta el 3 de enero de 1874 cuando el General Pavía dio el golpe que acabo con la República Federal. Fue el último Presidente del Poder Ejecutivo de la República Federal y su mandató no llegó a durar cuatro meses
El nuevo Presidente pidió, y obtuvo, de las Cortes poderes especiales para combatir a los carlistas y los restos de las sublevaciones cantonales. Los poderes los consiguió gracias al retraimiento de los intransigentes que habían abandonado la Cámara.
El siguiente paso del Gobierno fue la suspensión de las Cortes, éstas fueron suspendidas el día 20 de septiembre de 1873, no se volverían a reunir hasta el próximo 2 de enero del año siguiente.
La suspensión de las Cortes acarreaba la paralización de las acciones encaminadas a la aprobación de la nueva Constitución Republicana de 1873. La sesión parlamentaria donde se decidió la suspensión tuvo lugar dos días antes en medio de un fuerte encontronazo entre los partidos que se oponían a la medida, los centristas y intransigentes, que habían vuelto a la Cámara, y por otro lado las moderados que la apoyaban. La proposición fue aprobada y las Cortes suspendidas .En ésta sesión comenzó el enfrentamiento entre el Presidente del Poder Ejecutivo, Castelar, y el Presidente del Congreso de los Diputados, Pi i Margall, que tanto contribuyó al golpe del General Pavía de primeros de enero de 1874.
A partir de la suspensión de las Cortes, y hasta la reanudación de las sesiones el día 2 de enero de 1874, Castelar gobernó por medio de decretos.
Un día después de la suspensión, se publicaron una serie de decretos por los que se suspendían las garantías constitucionales de la Constitución en vigor, la de 1869, se establecía la censura de prensa y se reorganizaba el Arma de Artillería disuelto durante los últimos días del reinado de Amadeo I. Pocos días más tarde, siguieron nuevo decretos: un llamamiento a los reservistas, convocatoria de nuevas levas que le permitieron formar un ejército de 200.000 hombres y un empréstito de 100 millones para los gastos de guerra.
Castelar sabia que la República no continuaría si no se lograba la estabilidad política que permitiera acabar con las tres guerras en las que se encontraba inmerso el País. Para ello trató de establecer pactos con los radicales y con los alfonsinos, pactos que se malograron a primeros de noviembre con la muerte de Ríos Rosas, su interlocutor entre los radicales. No obstante, los políticos radicales y constitucionales exiliados en el sur de Francia, se unieron para dar apoyo a Castelar e impedir el triunfo de los republicanos federales radicales.
En Cuba, intentó reformar el sistema de gobierno para homologarlo al de la metrópolis, eliminando el enorme poder del Capitán General y racionalizando el sistema de justicia. La presión de la Liga de Hacendados y de los propietarios esclavista impidió que las reformas se aplicasen. Con éste intento, el poder de los hacendados esclavistas no solo no se redujo si no que se hizo evidente que la conexión entre España y su colonia dependía de ellos.
La guerra continuaba y, aprovechándose de la debilidad del Gobierno, se intensificó el contrabando de armas. A finales de octubre de 1873, la corbeta española Tornado apresó al vapor Virginius de bandera norteamericana durante una operación contra el contrabando de armas, municiones y voluntarios para las fuerzas insurrectas. Los detenidos fueron juzgados como piratas, condenados a muerte y ejecutados.
El Gobierno norteamericano del Presidente Ulysses S Grant protestó y exigió la devolución del barco y una indemnización a las familias de los tripulantes. El Gobierno español a accedió a las exigencias norteamericanas para evitar una guerra entre ambos países. Éste hecho, convenientemente aireado por la prensa amarilla norteamericana, además de estar a punto de provocar la guerra entre España y los Estados Unidos, contribuyó a crear en la opinión pública norteamericana una profunda animadversión contra la crueldad de los españoles.
Las otras dos guerras seguían su curso. La Cantonal estaba reducida a una Cartagena asediada que seguía resistiendo el ataque y los bombardeos de las tropas del general Francisco de Paula Ceballos. La Carlista seguía con su tónica, el dominio del campo era carlista y el de las ciudades por las tropas gubernamentales. En Cataluña, y en el Maestrazgo, también seguían desarrollándose actividades de partidas carlistas aunque de menor entidad que en el País Vasco y Navarra. El Gobierno tenía sospechas del apoyo a la causa carlista de lo esclavistas cubanos.
Mientras tanto, los alfonsinos de Cánovas amenazaban con sublevarse si se abolía la esclavitud en Cuba o se ampliaban las reformas democráticas o sociales.
Castelar intentó unir a los republicanos, pero las medidas que tomó para luchar en las dos guerras lo enfrentaron a sus antiguos compañeros, en especial al Presidente del Congreso, Nicolás Salmerón.
El Presidente del Poder Ejecutivo propuso, en la Comisión Permanente de las Cortes, celebrar elecciones para cubrir los escaños vacantes, proposición que fue rechazada con los votos de moderados de Salmerón, los radicales, los intransigentes y los federales de Pi i Margall.
A raíz de ésta derrota, los radicales de Cristino Martos y los constitucionalistas del general Serrano, que estaban preparándose para las elecciones parciales que ya no se iban a celebrar, acordaron dar un golpe de estado para evitar que Castelar fuera sustituido al frente del Poder Ejecutivo por el voto de censura que le iban a presentar Salmerón y Pi i Margall en cuanto se abrieran las Cortes.
A mediados de diciembre, Castelar tuvo conocimiento del golpe que se preparaba. El 20, se reunió con el general Pavía para intentar convencerle de que no participara en el golpe, cosa que no consiguió. Tampoco procedió a su sustitución.
Pocos días después, se reunión con Salmerón quien le puso unas condiciones para seguir dándole su apoyo y no sumarse al voto de censura que se iba a presentar. Entre éstas condiciones se encontraban: sustituir a los generales que había nombrado por otros adictos al federalismo, revocación del nombramiento de los arzobispo que había realizado, cese de los ministros más conservadores, discusión y aprobación inmediata de la nueva constitución, etc., condiciones que no fueron aceptadas por Castelar.
Las Cortes se reabrieron el día 2 de enero de 1874. Nada más empezar la sesión, Salmerón intervino para anunciar que retiraba su apoyo al Presidente Castelar. Pasada la media noche se produjo la votación de la cuestión de confianza en la que el Gobierno salió derrotado por 100 votos a favor y 120 en contra. Castelar presentó su dimisión y, a continuación, se hizo un receso para que los partidos acordaran quién habría de sustituir a Castelar en la Presidencia del Pode Ejecutivo.
Enterado el general Pavía del resultado de la votación, puso en marcha el golpe. En plena votación del nuevo Presidente del Poder Ejecutivo, el candidato republicano federal moderado y antiesclavista Eduardo Palanca Asensi, Salmerón recibió una nota del Capitán General de Madrid, el general Pavía, que decía: “Desaloje el local”. Se suspendió la votación y se comunicó a los diputados lo que estaba sucediendo. Algunos diputados intervinieron para protestar, pero en ese momento, la Guardia Civil y el Ejército entro en el Palacio del Congreso disparando al aire y los diputados abandonaron el hemiciclo rápidamente y las Cortes fueron disueltas.
Pavía, a continuación, envió un telegrama a todos los jefes militares de España anunciando la toma del palacio y pidiendo su apoyo. Pavía intentó formar un gobierno presidido por Castelar para lo cual reunió a los líderes de los partidos de la Cámara. Se exceptuó a los carlistas, los republicanos federales y los intransigentes. Castelar rehusó asistir al no querer mantenerse en el poder por medios no democráticos. En la reunión, Pavía defendió la República unitaria y conservadora. El general Serrano fue nombrado Presidente del Poder Ejecutivo de un gobierno de republicanos unitarios, conservadores y radicales.
El golpe acabó con la Primera República Federal aunque continuó un año más como República Unitaria gobernada por el general Serrano. La poca resistencia que ofreció la República al golpe de Pavía es la mejor definición de la fragilidad de un régimen que fue atacado por múltiples enemigos: los carlistas, los esclavistas cubanos, la Iglesia y nobleza, las clases altas y por la división de los propios republicanos.
Castelar volvió a la política con la Restauración Monarquía encarnando la opción republicana posibilista que aspiraba a democratizar el régimen desde dentro. En 1893, cuando se aprobaron las leyes del jurado y del sufragio universal, Castelar se retiró de la política, aconsejando a sus partidarios que se integraran en el partido liberal de Sagasta.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador