Sigue habiendo sarampión en España, aunque parezca increíble, y puede ser una enfermedad grave si no se está vacunado. Un artículo del Dr. Juan J. Granizo
Maurice Hilleman era el octavo hijo de unos granjeros de Montana. Su madre murió a los dos días de su nacimiento y su padre le llevó a la granja de su hermano para que cuidaran del pequeño. Allí aprendería a trabajar con las gallinas y a cuidar de los huevos.
Finalizó la carrera de medicina y logró doctorarse en microbiología. Tuvo la ocurrencia de cultivar virus humanos empleando embriones de pollo en sus propios huevos. Esa asignatura le era conocida. Inactivando a los virus podía obtener una vacuna con ellos. Lo logró y a lo largo de su vida desarrolló 36 vacunas, casi todas en la compañía Merck. Ocho de ellas han sido esenciales para la humanidad. Entre ellas la del sarampión, o triple vírica, pues protege además contra la rubeola y las paperas.
Pero el sarampión sigue siendo noticia: el pasado mes de febrero un brote afectaba a Cataluña y en nuestra comunidad hay un constante y lento goteo de nuevos enfermos.
La primera idea a recordar es que el sarampión sigue activo de manera preocupante.
La segunda es que el sarampión no es una broma. Es una enfermedad extremadamente contagiosa. En niños normalmente es leve, pero uno de cada mil pacientes mueren como consecuencia de dos graves complicaciones: la neumonía y la encefalitis. En 2015 unos 110.000 niños fallecieron en todo el mundo por esta causa.
Además, el sarampión puede dejar graves discapacidades neurológicas, incluyendo ceguera o sordera. La probabilidad de todas estas complicaciones aumenta en niños menores de 2 años, adultos o inmunodeprimidos.
Una tercera idea: No hay tratamiento, pero hay vacuna. Es eficaz y es segura.
La vacuna triple vírica (sarampión-rubeola-parotiditis) se introdujo en España en 1978 y necesita dos dosis.
La vacuna no produce autismo. Como quedó demostrado, esa memez fue invención de un descerebrado e interesado médico británico con ganas de protagonismo. Ha sido inhabilitado de por vida.
Si puede producir fiebre que en ocasiones es alta. Cede con tratamiento y no ocasiona secuelas.
¿Y por qué no se ha erradicado la enfermedad? ¿Por qué sigue habiendo brotes?.
Hasta hace poco, la cobertura vacunal española rondaba el 90 % de los niños. Algunos grupos sociales desfavorecidos no han sido accesibles a las campañas de vacunación. Además, en los primeros años, la vacuna no siempre se conservó adecuadamente y perdió eficacia, de manera que hay personas mal vacunadas o no vacunadas dispersas por todo el país.
En los últimos años, la extensión de los movimientos antivacunas ha inducido a algunos padres a no vacunar a sus hijos. Alegan que la enfermedad está erradicada, es leve, tiene supuestos efectos adversos u otros motivos ideológicos-religiosos. Todo ello se ha demostrado falso y carente de fundamento racional .
Estas personas mal vacunadas o no vacunadas son el combustible de un brote de sarampión. Pero falta la chispa: las constantes corrientes migratorias están aportando personas originarias de zonas con bajas coberturas vacunales que vienen infectadas y desarrollan la enfermedad en nuestro país. El reciente brote catalán así lo demuestra. Desde estos enfermos el virus salta a los susceptibles gracias a su alta contagiosidad. Llevamos con esta dinámica más de 10 años y el resultado es que en Europa occidental los brotes de sarampión se suceden con cierta regularidad.
Maurice Hileman ha salvado más vidas y ha prevenido más enfermedades que ninguna otra persona. El chaval que cuidaba gallinas es el mayor héroe de la historia de la humanidad.
Tenemos la necesidad y la obligación moral de llevar la vacunación a todas las personas, empezando por nuestros propios hijos, dándonos cuenta de que los niños no vacunados sufren un riesgo y ponen en riesgo a otras personas. Y llevando la vacunación a los grupos en exclusión social y a aquellos países donde las condiciones económicas no lo permiten. Como ya estamos viendo, su problema, ya es nuestro problema.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública