El Fantasma de don Agustín, hablando de encuestas sobre candidatos a encabezar la lista del PP de Pozuelo, se imagina los nervios de ELLA intentando saber si está entre los elegidos

Se dice, se comenta, que se están llevando a cabo encuestas demoscópicas en nuestra villa.
No puedo asegurarlo, porque a mí nadie me llama. Saben que no puedo votar y nadie se interesa por lo que pueda contestar. Pero, por lo que se cuenta, parece que la cosa va de Enriques.
Lo que me gustaría averiguar, y estoy en ello, es si entre las preguntas que se hacen acera de posibles candidatos para encabezar la lista de los populares, aparece el nombre de la actual alcaldesa.
Y sí a mí me puede la curiosidad, sin duda que la primera interesada en saberlo, no me cabe la menor duda, es ELLA.
Interesada, muy interesada, porque si aparece en la lista, todavía puede guardar un mínimo de esperanza en que finalmente pueda ser la designada para tal menester. Pero si, por el contrario, no es así, ya no le cabe otra posibilidad que ir preparando las maletas.
Tiene que saberlo, y saberlo cuanto antes. Su futuro depende de ello.
Es toda una lucha contra el tiempo. Y parece que no anda muy sobrada de él. La estrategia no es algo que se pueda improvisar de un día para otro.
¡Tengo que saber que se cuece al fondo del pasillo del infierno!
Tengo que saber que llamadas y que mensajes salen de allí. Tengo que enterarme de cuáles son las órdenes que se dan a los concejales y cargos de confianza. Tengo que estar al corriente de cuanto allí se cuece.
Si todavía hay alguna esperanza, la imposición será que todos movilicen a cuantos conozcan para que, si son consultados telefónicamente, transmitan que no hay ni puede haber mejor candidata para Pozuelo.
Pero si la esperanza no se puede mantener en pie, las llamadas y mensajes se dirigirán fuera de la villa. Habrá que tocar muchos palos. Habrá que llamar a muchos, muchos, despachos para asegurarse, y no solo para ELLA, una salida, cuanto menos, decorosa.
En este caso, ya pueden ir haciendo provisión de pañuelos desechables los comercios locales, dado el importante incremento de su demanda dada la tendencia a la lagrima fácil que ha venido demostrando durante todos estos años y que tan buenos resultados, y a los hechos me remito, le ha venido proporcionando.
Resulta, no ya curioso, sino tremendo, que mientras todo esto sucede, los vecinos, los sufridos vecinos se quedan completamente al margen de todo.
A ellos, únicamente, les queda esperar a las elecciones para refrendar, o no, al candidato que se ha elegido más allá del Manzanares. De ese arroyo que un gran genio de mi época, como fue Don Francisco de Quevedo, acertó a definir como un simple “aprendiz de río”.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”