Defensa de las posesiones españolas en el Océano Pacífico. Costas suroeste: La Patagonia chilena. Expedición del alférez Diego de Vera y Expedición del capitán Rodrigo Navarro

Durante casi 20 años (desde 1620 hasta 1639) no se hicieron más expediciones al sur salvo las que hacían los jesuitas en su Misión Circular Permanente.
El ataque del pirata holandés Baltasar Codes a la ciudad de Santiago de Castro en 1600, hizo que las autoridades coloniales tomaran conciencia de la vulnerabilidad que, la imposibilidad de fortificar los estrechos entre ambos océanos, representaban para el archipiélago de las Chiloé, convertido en la frontera sur del dominio español de las costas continentales del océano Pacífico, las incursiones enemigas. Consecuencia directa de esta vulnerabilidad fue la fortificación de la isla y el establecimiento de una guarnición militar.
En esta situación en 1608 se establece la Misión de la Compañía de Jesús en Chiloé. Los jesuitas pretendían establecer misiones como las que habían establecido en Paraguay, es decir, como las reducciones jesuíticas guaraníes, pero los primeros padres enviados (Melchor Venegas y Juan Bautista Ferrufino) vieron rápidamente la imposibilidad de hacerlo, el entorno geográfico y humano lo impedía.
Aplicaron el método de las misiones volantes que ya se aplicaba en Europa y en algunas áreas de América. Consistían en lo siguiente: dos misioneros, con base en Castro, recorrían durante seis meses las capillas construidas en lugares seleccionados, en los distintos valles e islas del sur del archipiélago. Así, realizaron múltiples viajes a los archipiélagos de las Guaitecas y de los Chonos, desde poco después de su llegada a la zona hasta su expulsión en 1767, siendo sustituidos por los misioneros franciscanos en esta labor.
En 1639, el gobernador del archipiélago, Bartolomé Galeaso de Alfaro, ordenó llevar a cabo una entrada hacia el estrecho en busca de la Ciudad de los Césares. El alférez Diego de Vera llegó a alcanzar latitudes más al sur que las logradas por Tao. No la encontraron por lo que decidieron regresar en 1640. Capturaron a un indígena quien le dijo que en el estrecho había hombres blancos con barba que vestían como españoles.
Expedición del capitán Rodrigo Navarro
Las noticias que traía Diego de Vera sobre la Ciudad de los Césares, dieron lugar a la organización de una nueva expedición. En 1941, el gobernador de Chiloé, Dionisio de Rueda, ordenó al capitán Rodrigo Navarro la preparación de la nueva expedición. Ésta estaba formada por siete dalcas y unos 80 hombres, bastantes más que los que se acostumbraban a alistar para estas entradas.
Tenían orden de inspeccionar el estrecho de Magallanes y los acompañaba el jesuita Jerónimo de Montemayor. Con grandes dificultades llegaron a la isla de San Javier (47º 05´S, en el sector noroeste del golfo de Penas) después de un viaje muy accidentado entre múltiples islas y golfos, con un mar tormentoso, cruzaron el istmo de Ofqui en la península de Taitao. Para ello desmontaron las piraguas y las trasportaron a hombros, todo ello bajo una lluvia pertinaz que no cesó durante los tres meses que duro la expedición.
Durante su recorrido, Navarro distinguió las provincias de Pucaqui, Guapasto y Allana. No llegaron al estrecho ni encontraron la Ciudad de los Césares. Se enfrentaron a los indígenas guapastos y, después de alcanzar la latitud de 48º S, ante la falta de bastimentos decidieron regresar después de tres meses de recorrido.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador