Defensa de las posesiones españolas en el Océano Pacífico. Hoy, expediciones atlánticas a La Patagonia: La expedición de Juan de la Piedra y Francisco de Viedma
Las aventuras francesas e inglesas en el cono sur americano; la necesidad de disponer de puertos refugios para el cada vez mayor tráfico marítimo regular entre la península, Buenos Aires y el océano Pacífico; los intereses portugueses en ocupar territorio en el Río de la Plata y el buen trato dado por los indígenas a los náufragos del buque Purísima Concepción; hizo que la Administración Central del Reino de España impulsara reformas administrativas que permitieran defenderse de estas amenazas, así, en agosto de 1776 se creó, primero provisionalmente y un año más tarde de forma definitiva, el Virreinato del Rio de la Plata y se ordenó la creación de establecimientos en la Patagonia.
Los primeros intentos frustrados, como la expediciones de Quiroga y Manuel Pando, no frenaron la necesidad de establecer puertos para la defensa y apoyo en las costas australes americanas.
En 1778, se ordena al virrey Pedro Antonio de Ceballos, la creación de dos establecimientos principales, y dos secundarios, con artillería y naves armadas como medios de defensa, vigilancia y búsqueda de la presencia de extranjeros en la zona. Los establecimientos principales se crearían en la Bahía Sin Fondo (explorado por el padre Cardiel y donde se suponía que desembocaba el Río Negro) y en la bahía de San Julián. Del primero dependería el secundario ubicado en la desembocadura del río Colorado y del segundo el situado en el río Deseado. Los asentamientos serían poblados por colonos procedentes de Galicia, Asturias y León.
En mayo de 1778, el Rey nombraba a Juan de la Piedra Comisario Superintendente de los nuevos asentamiento de Bahía Sin Fondo y tesorero de estos a Antonio de Viedma y Narváez. Posteriormente se designaron para la bahía de San Julián respectivamente a Francisco de Viedma y Narváez y Francisco Igarzábal.
A mediados de diciembre de 1778, ya con el nuevo virrey Juan José de Vértiz, zarpó de Montevideo la expedición a las órdenes de los dos superintendentes: Juan de la Piedra y Francisco Viedma, rumbo a la Bahía Sin Fondo y desde allí a San Julián.
La expedición la formaban: como nave capitana el paquebote Santa Teresa mandado por el teniente de infantería del Regimiento de Buenos Aires Pedro García y pilotada por Basilio Vilariño; la sumaca San Antonio de Oliveyra a las órdenes del piloto Manuel Bruñel; el bergantín Nuestra Señora del Carmen regido por Juan Ignacio Goicoechea; la fragata particular Nuestra Señora del Carmen gobernada por Antonio Gorostiaga, además de dos chalupas: Nuestra Señora del Buen Suceso y Nuestra Señora del Carmen embarcadas en las dos naves mayore. La expedición la formaban 232 personas, de ellas 100 eran soldados, y debería establecer asentamientos y fuertes en Bahía Sin Fondo y San Julián. En el primero se quedarían Francisco Viedma y uno de los dos contadores; Juan de la Piedra, con el otro contador y el resto de la expedición, reconocería la bahía de San Julián u otro lugar más cercano al estrecho de Magallanes.
Llevaban consigo víveres, semillas y ganados, útiles de labranza y para la construcción de edificios, además de armas y cañones para la defensa de los asentamientos.
Durante la expedición: el 6 de enero de 1779 se descubrió un nuevo golfo al que bautizaron como golfo de San José donde desembarcaron y tomaron posesión en nombre del rey de España, estableciéndose en él el asentamiento del Fuerte y Puerto de San José de la Candelaria (en la península de Valdés, en la actual provincia de Chubut, en la región patagónica argentina, ubicada al sur de la provincia de Rio Negro y al norte de la provincia de Santa Cruz); a mediados de febrero el piloto Manuel Bruñel y el teniente García exploraron, con la sumaca, el río Colorado y llegaron hasta la desembocadura del río Negro, entretanto Goicoechea con el bergantín encontró la Bahía Sin Fondo el día 9 de enero.
El 4 de marzo por desavenencias en el mando, Juan de la Piedra abandonó la expedición con la fragata. Regresó a Montevideo donde fue juzgado por no haber cumplido la misión encomendada y apartado del mando, quedando la expedición al mando de Francisco de Viedma.
Francisco de Viedma salió en abril, con la mayor parte del personal de la expedición, para instalarse en el Río Negro, dejando al mando del Fuerte San José a su hermano Antonio de Viedma. Fundó (abril de 1779) un nuevo asentamiento en el rio Negro al que denominó Fuerte de Nuestra Señora del Carmen y Pueblo de Nueva Murcia (origen de la actual ciudad de Carmen de los Patagones, la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires).
Las condiciones de vida eran enormemente duras en el Fuerte de San José, tan duras que Antonio de Viedma decidió, a primeros de agosto de 1779, embarcar en el paquebote Santa Teresa y regresar a Montevideo, dejando el fuerte al mando del teniente García que con algunos soldados que decidieron voluntariamente quedarse. Arribó a este puerto el 13 de agosto con 115 enfermos (35 en malas condiciones) debido a las penurias sufridas. La bajas en los 8 meses transcurridos desde la salida habían sido catastróficas, cuarenta y tres de ellos habían muerto en ese periodo.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador