Defensa de las posesiones españolas en el Océano Pacífico. Hoy, expediciones atlánticas a La Patagonia: La expedición de Fco. Gil de Taboada y la expulsión de los ingleses de Las Malvinas

A principios de 1765, mientras España y Francia discutían el futuro de Port Louis en las islas Malvinas, Gran Bretaña enviaba una expedición a las islas Falkland a las órdenes del capitán John Byron, quien, a principios de 1765, reclamó la posesión de dichas islas en nombre de Gran Bretaña, renombrándolas Falkland Islands y fundando la colonia de Port Egmont (Puerto de la Cruzada).
Las noticias de tal hecho llegaron a Madrid y, considerando que dichas islas estaban en territorio perteneciente a la Corona española, además de la pérdida del control del estrecho que dicha colonia podía significar, ordenó la búsqueda de la citada colonia.
Por entonces en España se pensaba que las Falkland eran unas islas distintas de las Malvinas.
El gobernador de Rio de la Plata dispuso el envío de una expedición para: aclarar si las islas Falkland eran diferentes a la Malvinas; reconocer las costas de las islas; medir la distancia entre estas y la costa más próxima del Continente; buscar la colonia inglesa de Port Egmont, y reconocer el estrecho de Magallanes en la extensión que le permitan los suministros disponibles. Para la expedición fue elegido el teniente de navío Francisco Gil de Taboada y Lemos, comandante de la fragata Santa Rosa.
Partió de Buenos Aires el 20 de diciembre de 1768, la misión duró cuatro meses hasta su regreso el 26 de abril del año siguiente.
A su llagada a Puerto Soledad, el gobernador Felipe Ruiz puso a sus órdenes dos embarcaciones disponibles en el puerto para que le sirvieran de ayuda durante la exploración y reconocimiento de los puertos y ensenadas de las islas y en la verificación de la distancia entre estas y el continente. Ambos buque menores: la balandra San Carlos y la goleta San Fernando, estaban en muy malas condiciones. Tuvieron que ser reparadas y, una vez en estado de navegar, fueron puestas a las órdenes de los pilotos Bernardo Tafur y Miguel Santos. La utilidad de estos dos buques fue nula, el fuerte temporal hizo que el mismo día de la salida de las Malvinas (13 de febrero de 1769), abandonó la goleta para protegerse del temporal y al día siguiente desaparecía de la vista la balandra. Solo una de ellas consiguió llegar a Buenos Aires, la otra se perdió.
A pesar de los fuertes temporales, se aseguró que ambas islas (Falkland y Malvinas) eran las mismas y que Port Egmont debería estar en la inexplorada costa del oeste de estas.
Después de varios intentos debido al mal tiempo llegaron a Puerto Deseado y, según lo ordenado fijaron la distancia entre éste y las islas.
Continuaron navegando al Sur rumbo al estrecho, pero las malas condiciones atmosféricas les obligaron a retornar a buenos Aires a donde llegaron el día 26 de abril.
Expulsión de los ingleses de las Islas Malvinas
Los españoles tenían noticias ciertas de la existencia de un asentamiento inglés en las islas Malvinas, pero no lo habían localizado. El archipiélago estaba formado por dos islas mayores (Gran Malvina e Isla Soledad) además de otras islas pequeña. La Gran Malvina está situada al Norte y en ella, en la zona boreal, se encontraba el asentamiento inglés, mientras que en la isla Soledad se sitúa más al Sur y en la zona austral de ella se ubicaba el asentamiento español.
Gil de Taboada aseguró que las islas Falkland y las Malvinas eran las mismas y dedujo que el asentamiento inglés estaba situado en el inexplorado, por los españoles, norte de la Gran Malvina.
Para realizar una nueva búsqueda de los ingleses, a primeros de enero de 1770, se reunió una pequeña escuadra mandada por el capitán de fragata Fernando Rubalcaba. La formaban la fragata Santa Catalina a las órdenes del propio Rubalcaba, el bergantín San Francisco de Paula a las órdenes del piloto José Goicochea y el chambequín Andaluz gobernado por el también capitán de fragata Domingo Perler.
En febrero localizaron el asentamiento inglés e intercambiaron mensajes y amenazas con el capitán ingles Hunt, oficial al mando del asentamiento. Ambos reclamaban la soberanía de las islas para su país, acusaban al otro de ocupar un territorio que no les correspondía y ordenaban al contrario la evacuación inmediata del mismo.
El gobernador de Rio de la Plata ordenó al comandante de todas las fuerzas marítimas de la zona, capitán de navío Juan Ignacio Madariaga Aróstegui, de preparar una expedición para expulsar de las islas Malvinas a todos los extranjeros que allí se encontraran, en caso encontrar resistencia, debería a tacar por mar y por tierra para obligarlos a cumplir lo ordenado.
Madariaga reunió una flota formada por: las fragatas Industria (Madariaga); Santa Rosa (Francisco Gil); Santa Bárbara (José Díaz Veanez), y Santa Catalina (Fernando Rubalcaba), además del chambequín Andaluz (Domingo Perler).
La flota embarcaba un total de algo más de mil hombres entre los que se encontraban unas compañías de infantería y unos cañones con su respectivas dotaciones
A pesar de la avanzado de la estación, partió de Buenos Aires el 11 de mayo de 1770. Una tormenta dispersó la flota de forma que, el día 3 de junio, Madariaga se encontró solo frente a Port de Egmont. Decidido a cumplir su misión, y en vista de las defensas del asentamiento, decidió atacarlo por tierra usando la compañía de infantería y los cañones que transportaba. Junto el día antes del previsto para el ataque (7 de junio), se presentó frente al asentamiento el resto de la flota.
Después de diversas comunicaciones entre ambos contendientes, y a la vista de que los ingleses se negaban a abandonar el asentamiento, se inició el asedio el día previsto. Después de unos pocos disparos los ocupantes se rindieron y el día 10 de junio firmaron la entrega de Port Egmont (pasó a llamarse Puerto de la Cruzada).
En el asentamiento quedó por guarnición un destacamento de soldados españoles y el chambequín Andaluz en funciones de vigilancia y previsión de incidencias. El resto de la flota, excepto la Santa Catalina y la Santa Rosa que regresaron a la península y a Buenos Aires respectivamente a comunicar la sucedido), al mando de José Díaz Veanez se quedó en el archipiélago en espera de instrucciones del gobernador de las islas.
Gran Bretaña interpretó la acción española como una ofensa en una situación de paz y amenazó con una nueva guerra.
Se llegó a un acuerdo por el que el Reino de España, sin renunciar a sus derechos, permitió la restitución de Port Egmont a los ingleses. En cumplimiento de éste, en septiembre de 1771, un contingente de soldados británicos se estableció en Port Egmont.
La situación duró poco tiempo, en mayo de 1774, los ingleses abandonaron definitivamente las Islas. Tres años más tarde los españoles destruyeron todos los restos de la ocupación inglesa y gobernaron las islas, a través de gobernadores, hasta la independencia de la República Argentina.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, Economista e Historiador