Los gestos y las palabras en la cena de Navidad del PP con Rajoy, Aguirre, González, Cifuentes y un gallo tapado

(15-12-14) El presidente del Gobierno Mariano Rajoy asistirá, hoy, en Alcobendas, a la tradicional cena de navidad del PP madrileño junto a los teóricos gallos de la Comunidad de Madrid y un gallo tapado.
En el feudo del que, probablemente, ha sido el mejor alcalde de la legislatura en la Comunidad de Madrid, todo el mundo vivirá más pendiente de los gestos que de las palabras. En política siempre son importantes los gestos pero en una situación de ansiedad que está viviendo el PP, en estos momentos, son mucho más importantes que las palabras.
¿Qué se dirá en los discursos?
No lo sé. Poco. Tampoco sé el orden pero, se supone que será de menor a mayor. Como manda el protocolo.
Primero hablará Ignacio García de Vinuesa. Será prudente. Es prudente. Intuye. Espera. Sabe que ha llevado a cabo una legislatura muy buena. No quiere defraudar. Dará la bienvenida a los asistentes y dirá unas palabras de confianza en el futuro. Tópicos. Trabajando se consiguen objetivos y que el PP ha conseguido objetivos. Y lo hará sin pasar siquiera de puntillas sobre lo que todo el mundo quiere oír. Tiene talento para salvar la situación. El miedo, en todo caso, guarda la viña.
Después, casi con seguridad, hablará Ana Botella. Ana calentará algo el ambiente. Ya no tiene nada que perder y alguna cosilla dejará caer. Dará las gracias a todos por el apoyo que le han dado. Mentirá, pero no le queda más remedio. La política es así. Y muchos de los asistentes le aplaudirán a rabiar. A enemigo que huye, puente de plata.
Como la cena es de partido, hablará en tercer lugar Ignacio González. O eso creo. A fin de cuentas Esperanza no tiene responsabilidad institucional pero manda en el PP de Madrid.
Ignacio, que anda como loco pidiendo que se conozcan las candidaturas, será prudente. Y anda pidiéndolo porque intuye o quiere estar en ellas. Creo que quiere más que intuye. De hecho ya ha abierto la precampaña. No hay día que no inaugure, declare o se haga fotos lejos del despacho. No hay día que no saque pecho por algo o mande a uno de sus consejeros a sacar pecho por él. Hace bien. Usa sus armas. Y en esa línea hará su discurso.
El Presidente de la Comunidad hablará de logros y de comparanzas, que se dice en Castilla. Comparanzas, fundamentalmente, con Cataluña. En la actualidad, son el yin y el yang de España. Mientras Andalucía se orienta, quien parte el bacalao en España es la Comunidad de Madrid y Cataluña. Y González tiene artillería para apabullar a Artur Más. Creo, incluso, que se regodeará. También hablará de solidaridad y de lo solidario que es Madrid. Pero nada más. Está Rajoy delante y el mensaje será directo. Sin embargo Ignacio González, que no es tonto, echará cremallera a su boca cuando de su cabeza baje o suba desde su corazón su grito habitual desde hace meses: Hay que nombrar candidatos ya. Hay demasiado en juego.
Después hablará Esperanza Aguirre. Su discurso será el más esperado. Mucha gente piensa que la presidenta del PP de Madrid está desinhibida, que ya no se calla nada, que está de vuelta. Se equivocan. Eso solo son fuegos artificiales. Para llamar la atención. Conoce a Rajoy. Como nadie. O más que nadie. Hará una gracieta para seguir en los titulares de los periódicos pero callará en lo fundamental.
Aguirre lo único que quiere es que el juez, que la quiso empapelar por el incidente de la Gran Vía, cierre el caso o que la declare inocente. Prefiere que cierre el caso. Abrir juicio oral sería demasiado lento y ya no hay tiempo para ello. Y sabe que, si no la liberan de esa pesada carga, Rajoy no la nombrará candidata a la alcaldía de Madrid y su carrera, posiblemente, llegue a su fin. No se puede pasar fuera de las instituciones cuatro años más sin que el desgaste te lleve a la tumba política.
Por último, hablará Mariano Rajoy. Es jugador de póquer político. Se limitará a decir lo mismo que dice en las Cortes, en Bruselas o en Maipú. España ha salido de la crisis. Hay que tener confianza. Somos los mejores. Tened fe. Las instituciones funcionan. Los corruptos acabarán en la cárcel y nuestras reformas son la pera limonera en todos los sentidos menos en el de la Constitución.
Pero los asistentes ya se saben eso. Quieren oír otras cosas. Pero no dirá nada de lo que los asistentes esperan. El que quiera saber que vaya a Santiago. A la compostelana.
Pero, ojo, puede hacer gestos. Puede deslizar algún gesto. Porque no está claro que quiera otra vez juntos a Ignacio González y Esperanza Aguirre. No lo está. Juntos tienen demasiado poder. Y ningún político quiere un poblado galo en su partido en el centro de España.
También habrá que esperar a ver si hay algún gesto hacia el gallo tapado que, seguramente, estará en la cena y que le servirá para acabar con el dueto político que se le puede presentar dentro del partido.
Por eso, atención a los gestos no a las palabras.