Cada día tengo menos dudas sobre a quién votar el 10N: Votaré a Pablo Casado con la nariz tapada por llevar en su lista a Pérez Quislant. En el Senado tacharé a Paloma Adrados

Tengo que reconocer que los disturbios en Cataluña me están dando qué pensar. E incluso hasta dudar.
Luis, mi marido, me ha insistido en que debemos apoyar al pueblo español el 10 de noviembre. Y la verdad es que, quizás, lleve razón.
Votar al PP. O no votar. Esa era la cuestión. Y hoy pienso que votaré. Me taparé la nariz. Me dicen que no puedo tachar a la penúltima de la lista pepera. A Quislant. Que si no la papeleta no tiene validez. ¿Y recortarla?
Manolo se tronchó de risa a lo que tildó de “ocurrencia de Sira”. Pero yo no me rio tanto. No quiero que la peor Alcaldesa y persona que haya pisado la Casa se lleve o enseñe una medalla que no le corresponde. No conozco a nadie que vote al PP y respete y aprecie a la única alcaldesa “proclamada” por ser la candidata de la lista más votada de mi pueblo. Nadie.
¡Cuánto daño está haciendo una fiesta campera murciana!
¡Cuánto vamos a pagar los pozueleros por la ignorancia sobre qué está sucediendo en Pozuelo!
Pero, Luis lleva razón. España está por encima de todo. También por encima de ella. Y aunque sigo enfadada con Casado por la elección e intervención en Pozuelo, a mi me gusta. Y prefiero mil veces antes a Pablo Casado de presidente del gobierno de España que al tontaina de Pedro Sánchez.
¿A qué viene lo de Franco, a qué?
Estos solo sacan votos dividiendo al pueblo español. Buenos y malos. Ellos, los buenos. Los demás, los malos.
Pues no es así. En mi familia, mis abuelos murieron a manos de los republicanos. Los dos. En Madrid. Y en la familia de Luis, en manos de los otros. Y hoy todos nos queremos y evitamos hablar de ese pasado doloroso que pensé ya habíamos superado.
Pero lo hemos superado solo unos pocos. O muchos. Pero como estamos divididos en el voto, ganarán los pocos que siguen agitando la división de nuestro hermoso país y el odio y la manipulación de una historia donde todos perdimos.
Mi prima Paqui me ha hecho reflexionar también. ¿A quién votar? Pues a aquel que tenga opciones de arrebatarle la mayoría a ese vecino pozuelero que responde al nombre de Pedro Sánchez.
O sea, a Pablo Casado. Los demás son un montón de trocitos pequeños desgajados de un mismo sentimiento por nuestro país y parece ser que si votamos a los pequeños, se beneficia Pedro Sánchez.
Sea como fuere, mi marido me va a ganar. Aunque quedan unos días para el 10 de noviembre. Creo que tengo pensado ya qué voy a votar. Incluso creo que marcaré una cruz a la YA OLVIDADA de Paloma Adrados.
Todo sea por nuestro país.
Sira Q.