Don Jesús Higueras es todo un personaje: Consigue 1.000m del Ayuntamiento de Pozuelo para Caná moviéndose entre las medias verdades y el “vanitas vanitatis” del Eclesiatés
Mi querido capitán:
Me parece muy bien que don Jesús Higueras, párroco de Caná pida al Ayuntamiento de Pozuelo más de mil metros cuadrados de terreno. Y me parece bien que pida porque la iglesia siempre lo ha hecho para ayudar a los necesitados, incluso hay órdenes religiosas que se confiesan abiertamente pedigüeñas: las llamadas órdenes mendicantes.
Lo que ya no me parece bien es que el cura Higueras justifique su petición en medias verdades.
Dice en su carta que sería para dotar a la parroquia de salones parroquiales, locales de reunión y viviendas para sacerdotes. Pero todo eso ya lo tiene la iglesia de Caná.
¿Más viviendas para sacerdotes? No tiene sentido porque hoy hay en esa parroquia menos sacerdotes que hace un año.
Las lenguas largas, no necesariamente malas lenguas, dicen que lo que el cura Higueras quiere hacer, con los pretextos antedichos, es una residencia para los miembros de una prelatura con lo cual se le relaciona.
Y además, ¿por qué pide para el arzobispado de Madrid?
¿Es él el arzobispo o, al menos, su representante en Pozuelo?
Si hubiera dicho que el terreno se dedicaría a actividades sociales, asistenciales y culturales, como también dice la petición, hubiera estado más justificada; pero, lo de la construcción de salones parroquiales y viviendas para sacerdotes da la impresión que va contra lo de “no mentirás” que dice el octavo mandamiento del Decálogo.
Lo de hacer un aparcamiento -gratuito- para quienes vayan a las oficinas de la Seguridad Social como dice mi Capitán Possuelo es razonable. Además se beneficiarían de él todos los ciudadanos que se ven obligados a ir esas oficinas y no solamente a los seguidores de una confesión religiosa.
Lo que debiera hacer el cura Higueras (que ya le vale) es poner campanas en la iglesia (que acaso sea la única en toda España que no las tiene) y que, en la placa que hay en el vestíbulo de la iglesia y en la que figura su nombre, ponga también el del arquitecto y el aparejador que la construyeron.
Un poco de humildad, don Jesús.
Si vamos a Compostela todos sabemos quién fue el maestro Mateo pero nadie sabe qué arzobispos, o incluso reyes, mandaron levantar la catedral.
En Caná es todo lo contrario: “vanitas vanitatis”. Del Eclesiasté.
El Cabo Possuelo