Ventajas y desventajas de dar a luz en casa o en hospital: Hacerlo en hospital aporta más seguridad, pero no más humanidad y eso también es importante. Un artículo del doctor Juan José Granizo
Dar a luz en casa era, hasta hace unos años, la primera opción de muchas mujeres en España. Eran las matronas, y en muchos casos las parteras del pueblo – mujeres con experiencia pero sin formación académica – las que se encargaban de ayudar en los nacimientos.
En los años 60 los médicos de cupo se encargaron de esta tarea.
Ya entonces, en algunas ocasiones, parir en casa no ofrecía la seguridad necesaria..
Se tenían muchos hijos y muy seguidos. La nutrición no era la mejor, no había ninguna vigilancia médica en el embarazo y no todos hogares contaban con unos requisitos mínimos de salubridad, como tener agua corriente.
Aunque las cosas solían ir bien, porque el parto es algo natural, no siempre era así y la mortalidad de las madres y los bebés era escandalosamente alta para los niveles actuales.
De hecho, cada paso que se ha dado en mejorar esas condiciones se ha plasmado en una reducción en la incidencia de muertes y complicaciones.
Estas mejoras han tenido un impacto tan sensible, que la mortalidad materna e infantil en el parto, son un fiable indicador del desarrollo y bienestar de una nación.
Y en ese punto España está entre los mejores países del mundo.
Dar a luz en un Hospital no siempre ha sido lo mejor. En los años previos a la antisepsia y el desarrollo de la higiene hospitalaria, algo que no ocurrió hasta bien entrado el siglo XIX, parir en un hospital suponía un riesgo de infección bastante elevado.
Pero desde entonces se ha avanzado mucho y actualmente dar a luz en un hospital ofrece una buena garantía de seguridad para madres e hijos, lo que no quiere decir que no existan riesgos.
La Comunidad de Madrid, de hecho, tiene una línea estratégica de mejora de la seguridad en el parto.
Por ejemplo, la probabilidad de sufrir una cesárea innecesaria, de tener un desgarro (o una episiotomía, que es como se denomina al corte de la vulva que se realiza para facilitar la salida del niño) varía considerablemente entre médicos y entre centros sanitarios.
Es decir, que siempre que nos ponemos en manos del sistema sanitario se tiene el riesgo de tener algún problema relacionado con la propia asistencia.
Y los partos no son una excepción. En ocasiones, las dudas, la impaciencia, la presión que se genera por una situación estresante y excepcional como es un parto, unido a la accesibilidad a procedimientos médicos “avanzados” en un hospital favorecen un mayor nivel de intervencionismo y con él, un mayor riesgo de padecer una complicación innecesaria derivada de la atención sanitaria.
Es cierto que en muchos partos de bajo riesgo el hospital no aporta nada, pero dar a luz en casa también tiene sus riesgos, por muy bien que se hagan las cosas.
Los obstetras -que son médicos- abogan por parir en el hospital. Las matronas, son más de hacerlo en casa, cuando se puede.
Tras pasarme dos semanas leyendo los pros y los contras del parto a domicilio uno se queda con una cierta sensación de caos científico, así que voy a intentar aclararme y aclararles las cosas.
Las dos opciones, tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
De entrada, un parto de alto riesgo debe hacerse en un hospital, sin ningún género de dudas.
Pero la identificación de los partos de bajo riesgo no es sencilla ni excesivamente fiable.
Basta un dato, que a mi juicio es contundente: el 60 % de los partos complicados eran, a priori, partos de bajo riesgo, candidatos a realizarse en casa.
En un parto de bajo riesgo la incidencia de complicaciones está entre el 2 y 4 %. Parece que no es mucho, pero estamos hablando de unas 4000 madres en riesgo, con sus hijos, al año en España.
Hay que reseñar que, por muy competente que sea el obstetra o la comadrona que le atienda en el domicilio, hay cosas que requieren la infraestructura y el equipo disponibles en un hospital, a no ser que sea capaz de pagarse el desplazamiento de una UVI móvil.
Es el caso de Holanda, que ha integrado el parto a domicilio en la cartera de servicios sanitarios y dispone de equipos médicos avanzados en ambulancias especializadas situadas en la puerta de cada parturienta.
Aún así, hay que decir que la mortalidad materna e infantil en el parto es mayor en Holanda que en España.
El programa de parto a domicilio holandés descarta a muchas mujeres como de alto riesgo: embarazos múltiples, de nalgas, cesáreas previas, alteraciones en el feto, enfermedades concomitantes de la madre… y a pesar de la ambulancia en la puerta de casa, recomienda tener un hospital a menos de 30 minutos del domicilio de la parturienta.
Otro tema que merece la pena considerar es la humanización de la asistencia sanitaria. Un parto es una experiencia de una intimidad y trascendencia como pocas habrá en la vida.
Hacerlo en un hospital seguramente aportará más seguridad, pero no más humanidad y esa cualidad está siendo demandada con insistencia por la sociedad. La “medicalización” de las cosas comunes no es siempre deseable y en España la evolución ha sido la medicalización de los partos. Para lo bueno y para lo malo.
Juan J. Granizo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública