La calle García Martín del barrio de la Estación no tiene quien la circule y menos aún por los miembros del Gobierno de Pozuelo: ¿Será porque se juegan pocos votos los del PP?
Ya sabemos que la mandataria capitalina se ha enterado que, en esos barrios tan modernos, juveniles y de magdalenas; en esos lugares en los que los vecinos de toda la vida no solo no pueden dormir por el ruido nocturno sino que por la mañana tienen que “aspirar” las aguas menores de tanto alcohol expulsado. Cuatro años ha tardado pero su desconocimiento era razonable, pues viviendo entre El Espinar y Conde Orgaz, ese descontrol ciudadano no existe y de ahí la razón de no poner fin a tanto pis alegre.
Seguramente pueda entender ahora, el porqué de la huida de su ayer amigo, hoy enemigo feroz, el conde de Galapagar, a iniciar proyecto familiar, tan próximo a Pozuelo, como alejado de multitudes e inconvenientes.
Imagino yo que cosa tal les ha pasado a los miembros de nuestra Casa Rosada con distintas calles y barrios. Se les ha echado la legislatura encima y no han podido ¡pobrecitos! llegar a cada rincón de Pozuelo.
Cosa lógica cuando unos son de fuera y otros, a pesar de vivir aquí, siguen sin enterarse que, más allá de La Finca, existen problemas y situaciones a las que poner coto y dar soluciones. Motivo por el que, inicialmente, se les eligió.
Y me detengo en la Calle García Martín y en el nº 25 lugar de gracia para las que abandonadas a su suerte con sus hijos, encuentran casa y cobijo y, por si fuese poco eso, la Residencia de Mayores, tantas veces visitada por voluntarios -jóvenes alegres y dispuestos, abiertos y sin complejos- que animan y acompañan a las mujeres que en ella transitan la penúltima etapa de su vida.
Tantas de ellas en sillas de ruedas, única forma de poder salir al jardín y/o explanada y exclusiva manera de poder sentir la vida fuera de las paredes en donde diariamente son atendidas y conviven.
Ahora bien, no traten de salir fuera del recinto, porque la calle es un ejemplo de maltrato del firme, vergonzoso y bochornoso hasta para los coches, con un surco central que estremece y distintos socavones que destacan el abandono.
Si la salida es por la acera, cualquiera de las dos…, imposible. Estrechas, llenas de dificultades ajenas al paseo y si al viandante sin “cargas” le supone un problema ¿cómo transitar con carros y/o sillas de bebés o adultos?. La opción, única que hay es echarse a la calzada, bacheada y sorteando los mismo avanzar por ella, prácticamente hasta el cruce con la Calle Heras y…vengan días y traigan votos…¿verdad Quislant?, pero que no circule nadie… cómodamente.
No es la primera vez que traemos este asunto, menor, por lo que se ve para el PP – imagino, pensarán, que la mayoría no les vota – pero trascendente el día que pueda ocurrir algo con los que allí viven y trabajan, más allá de su obligación de garantizar el buen estado del firme y la solución de movilidad para todos.
La Estación es un problema recurrente, abandonada por el PP y solo recordada cuando las viviendas de la Coca Piñera – sin solucionar – por la oposición o las fiestas del Carmen, casi desaparecidas o por los “stands” de partidos frente a la misma, engalanados por el gobernante o candidatos a la caza del contribuyente despistado.
Barrio con deuda personal de Quislant, aún pendiente de mostrar el billete caribeño, tras la explosión de la Calle Benigno Granizo ¿por qué no apareciste Susana? ¿acaso la calle, al igual que Pedro Cum hablaba de los televidentes de Sálvame, está habitada por conciudadanos que “dicen” son menos cultos o de procedencia económica menor?.
Hoy es la Calle Gª Martín, mañana serán los ahondamientos del alcantarillado frente al Carrefour Express y los volantazos que provocan. Pero como lo que no se conoce, no existe, una vez más, desde estas líneas tenemos que recordar a nuestros “administradores” sus obligaciones para que actúen.
¡Y pensar que les tenemos que pagar!
Como siempre y tan próximos a dos citas electorales: en nuestros votos está.
A. Nogueiro