La MAGIA MEXICANA es esa que huele a maíz y chile, a café y agave; y a pequeñas ciudades dentro de grande ciudades como la Central de Abasto de Ciudad de México

México respira una vida distinta. De sus poros se despide el sudor en forma de notas musicales que las inventan los mariachis, esos artistas que se visten de charro para categorizar más su traje de grecas y corbatín.
México huele a maíz y chile, a café y agave. Tenemos urbes cosmopolitas, playas, pirámides, palmeras, pipones de tequila, selvas paradisiacas que permean por todo el litoral del Caribe, el Pacífico, el Golfo pidiendo paso para penetrar en las casas mexicanas de provecho y bien
Por eso tenemos tanta riqueza y por eso también pequeñas ciudades dentro de las megalópolis.
En la Ciudad de México, con treinta millones de habitantes se encuentra una de esas pequeñas ciudades. Se trata de la Central de Abasto.
La mini ciudad tiene trescientas setenta hectáreas. Es un auténtico Principado donde conviven a diario más de cien mil personas que entran y salen a vender y a comprar los productos más heterogéneos del país. Porque la Central de Abasto nutre a toda la República pero fundamentalmente a los estados colindantes que no son pocos, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos, Puebla y el Estado de México.
Las frutas se mezclan con las flores policromadas y éstas con las hortalizas, carne, aves, legumbres, pescados, mariscos y todo aquello que la imaginación pueda alcanzar.
Porque es eso y mucho más, hay hoteles, restaurantes, cantinas y mariachis, esos trovadores del canto que repiten canciones una y otra vez como si fuera una fuente inagotable
Es un recorrido enigmático, intenso y precisamente porque se trata de una pequeña ciudad que no descansa está abierta al mundo.
Las noches se confunden con la luz del sol que vuelve a esconderse naciendo la noche en esta pequeña ciudad que es la Central de Abasto que les enseña a los turistas el sinfín de recovecos que pude descubrir.
Los que vayan a México no pueden marcharse sin haber conocido la Central de Abasto. Es una experiencia irrepetible.