¿Y ahora qué hacemos con el caso Gürtel? La corrupción política es grave pero peor es la corrupción policial y judicial, que socava derechos básicos de las personas y destruye el Estado de Derecho

Hay que ver la que ha liado el comisario Villarejo. Para algunos un “servidor del Estado” pero a mí no me parece más que un vulgar macarra si no fuera porque este tipo ocupó uno de los puestos más altos en la policía española. Estaba entre el top de los comisarios. Ahí es nada.
El individuo en cuestión, que lleva ya casi un año en la trena, amenaza con tener más de 20 terabytes de conversaciones grabadas y, a tenor de lo que ya hemos escuchado puede organizar más de un incendio.
Con todo el morbo que las conversaciones que ya han salido puedan tener y lo tienen, lo que más me llama la atención es que en el año 2009, los señores que compartían comida y copas en el restaurante Rianxo eran los mandamases de la policía en aquel momento y reconocen, sin el más mínimo pudor, la comisión de delitos ante un juez (entonces el insigne Garzón aun lo era) y una fiscal.
Dejando a un lado el lenguaje cañí al más puro estilo Torrente que manejan Villarejo y compañía, y del que yo como buena castiza no voy a escandalizarme, lo gordo del asunto es que el comisario dice haber creado una “agencia de modelos” para extorsionar a políticos y empresarios, a lo que la purista fiscal Lola responde: éxito asegurado. Vamos, que el plan la parece fetén.
Y, por si esto fuera poco, va Lola y dice que en un viajecito a Colombia sus compañeros magistrados “pasaban el rato” con menores. Y yo digo: pero Lola ¿no es delito que un funcionario público conozca un delito y no lo denuncie? ¿Y esto no lo sabe una señora fiscal tan “integra” como usted, Lola?
¡Y ahora sale Garzón indignado a quejarse por una conversación grabada y filtrada! Precisamente él que ha sido retirado de la carrera judicial por grabar lo que no debía, vamos por cargarse uno de los pilares del Estado de Derecho: las comunicaciones abogado-cliente en el caso Gürtel.
Hace falta tener mucha cara y poca vergüenza, Baltasar.
Pero es que además de esta fechoría acabamos de saber que Baltasar y el comisario se habían reunido también para hablar precisamente de Gürtel antes de que la causa fuera admitida a trámite, manipulando el tema extrajudicialmente para que le fuese adjudicado a él. Es decir, cometiendo fraude de ley y violando de nuevo derechos fundamentales.
Hoy, ya le ha caído a Garzón una querella por prevaricación de uno de los condenados por este caso, pero esto no ha hecho más que empezar. Recordemos que son varios los condenados por Gürtel y las penas han sido, a mi juicio, desmedidas.
Sin ir más lejos a Jesús Sepúlveda, que fue un gran alcalde para Pozuelo, le han caído 14 años. Yo no sé qué es lo hizo el señor Sepúlveda pero estoy segura de que nada que justifique 14 años de prisión, porque les recuerdo que la pena por homicidio son 10 años.
Miren, se habla mucho de la corrupción política y sin duda es grave, pero mucho, mucho más grave es la corrupción en la policía y entre jueces y fiscales porque eso socava los derechos fundamentales de las personas y destruye es Estado de Derecho de un país, pero nadie se atreve a hablar de esto.
La frase estrella de todo político que se precie es “acatamos la decisión de los jueces” y “defendemos a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado” pero, oigan, esta conversación que se ha publicado es real y, lo repito, en ella están la cúpula policial, un juez y una fiscal que ahora, aún a esta hora, es la Ministra de Justicia de España y Notaria Mayor del Reino.
Para echarse a temblar ¿no les parece?
Manuela Malasaña