Para que nadie se llame a engaño con las candidaturas a presidir el PP: Casado defiende la recuperación ideológica; Cospedal defiende solo su mala conciencia y Soraya no es del PP. Es lo que hay

Por fin parece que algo se mueve en el Partido Popular. Y ya iba siendo hora, la verdad. La parálisis progresiva empezaba ya a ser irrecuperable, a punto de entrar en estado comatoso.
Desde este punto de vista, el sorprendente resultado de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez, que ni él mismo termina de creerse, ha supuesto una oportunidad para un partido que últimamente parecía condenado a desaparecer.
La forzosa renuncia de Mariano Rajoy desencadenó el proceso para elegir un nuevo líder popular que, en un primer momento, parecía tener un resultado previsible. Sin embargo, ante la renuncia de Núñez Feijóo, se ha desencadenado una situación interesante.
De los seis candidatos en carrera, sólo tres tienen posibilidades de pasar a segunda ronda. Lo saben los españoles, lo saben los militantes del Partido Popular y lo saben los seis candidatos en cuestión.
El próximo jueves 5 de julio los afiliados (sólo los inscritos, eso sí) votarán. Lo previsible es que de esos tres, dos pasen a la segunda ronda que tendrá lugar en el Congreso Nacional que se celebrará en Madrid el 20 y 21 de julio y donde solamente votarán los que hayan sido elegidos compromisarios. ¡Ojo! Compromisarios en la mayoría de los casos elegidos por el aparato del partido, dato a tener en cuenta.
Creo que en la votación del día 5 de julio Pablo Casado será el ganador. Lo será porque es el único que representa una opción de renovación. Pero lo será sobre todo porque en su discurso, el más valiente de los tres, defiende sin complejos recuperar la esencia ideológica de la derecha, algo que el PP perdió a base de relativismo, buenismo y oportunismo, para poder seguir en el poder agónicamente.
Pablo ofrece lo que la gente afín al Partido Popular demanda: un cambio necesario.
Otro de los tres candidatos con posibilidades es Mª Dolores de Cospedal. Mª Dolores probablemente crea en su fuero interno en los principios que llevaron al PP a ser el partido preferido por los españoles, pero con el paso del tiempo y las necesidades coyunturales de su exjefe no tuvo inconveniente en acallar su conciencia.
En cualquier caso su mayor hándicap es que nadie la ve como una candidata sólida para luchar a cara de perro en unas elecciones contra la izquierda.
La tercera en liza es Soraya Sáenz de Santamaría. Ella sí puede ser percibida como una buena candidata para unas elecciones generales. Sin embargo Soraya es tan del Partido Popular como el Cholo Simeone del Real Madrid, y se la nota por mucho que se esfuerce en ocultarlo en este sprint final.
Acusada de ser la gran promotora de dosieres internos para acabar con compañeros molestos se defiende diciendo: “Yo no maté a Manolete”. Soraya debería abandonar esa arrogancia de vicepresidenta omnipotente o el militante de base la hará darse cuenta de que no se ha enterado de nada.
En cualquier caso y desgraciadamente la madre de todas las batallas se librará en el Congreso a finales de julio.
Cuando se sepan los candidatos que llegan vivos al 20 de julio las estrategias se resituarán y será el momento de hacer un nuevo análisis.
Yo tengo preferencias, está claro. Mi liberalismo es innegociable ya lo saben ustedes y creo que mi opción es ganadora.
¿Se atreven a apostar?
Manuela Malasaña