El estrés, ese mal del hombre que los médicos no pueden curar porque tiene mucho de educación y cultura y solo el individuo puede combatirlo. Un artículo del doctor Juan José Granizo

Si cree que es la inteligencia lo que nos hace superiores al resto de los animales está equivocado: lo que nos hace diferentes es nuestra tolerancia al estrés, muy superior a la del resto de los animales. Sin este recurso la humanidad habría desaparecido.
El estrés es una respuesta biológica a cualquier cosa que pueda ser interpretada como una amenaza para nuestra supervivencia, como el ataque de otro animal.
La mayoría de los animales cuando huyen de un depredador o se disputan un territorio sostienen luchas de corta duración. El estrés agota rápidamente al organismo y es necesario descansar. Pero los humanos somos capaces de vivir en estas condiciones largo tiempo. Es una ventaja biológica muy importante, seguramente decisiva.
Valga como ejemplo extremo la vida en los campos de exterminio durante la segunda guerra mundial. Estos niveles de estrés acabarían con la vida de la mayor parte de los animales, pero los humanos podemos soportarlo con buenas expectativas de supervivencia.
El estrés afecta a la percepción, al comportamiento y causa importantes cambios hormonales (producción de cortisol y adrenalina) que provocan aumento de la frecuencia cardiaca, subida de la tensión arterial, aumento de la coagulación de la sangre y un largo etcétera.
En la vida moderna, nuestro cerebro reacciona de la misma manera cuando ve que se nos abalanza un coche al cruzar un paso de cebra. Hasta ahí todo normal.
Pero hay dos problemas: el primero es que el estrés aparece en las cosas más cotidianas de nuestra existencia: llegamos tarde a recoger a los niños, recibimos presiones en el trabajo… nuestro cerebro percibe estas cosas como si fueran amenazas vitales desencadenando una reacción de estrés en condiciones poco naturales. Mucho de esto tiene que ver con la educación y la propia personalidad de cada uno, ciertamente.
El segundo problema es que mantenemos el estrés durante mucho tiempo: Como he dicho, aunque somos capaces de soportar esta situación, no es normal.
Aún a un nivel más moderado, el efecto del estrés crónico en la salud es apreciable, tanto en la esfera psicológica como orgánica.
El estrés afecta a la memoria, la atención, produce insomnio, altera el comportamiento social y es el peor enemigo para tomar decisiones racionales. El cerebro estresado prioriza la supervivencia y no emplea su capacidad de análisis adecuadamente.
En lo orgánico, el estrés produce pérdida de cabello y alteraciones en la piel (es muy característico que la piel de la cara y del cuero cabelludo adquiera pequeñas manchas rojas).
Dos hormonas se disparan con el estrés: la adrenalina, que es propia de procesos agudos (todo aquello que nos asusta, como un accidente) pero sobre todo el cortisol, que es una hormona con una acción a más largo plazo. El cortisol puede alterar prácticamente todo el organismo: desde subir la glucosa, reducir la inmunidad, subir la tensión arterial y una larga lista de efectos.
Su impacto más notable se detecta en el sistema reproductor, cardiovascular e inmunológico.
Se sabe que condiciones de estrés muy intensas alteran el ciclo de las mujeres y reducen su fertilidad, aunque es dudoso que esto pueda ser aplicable a la vida diaria.
Es bien conocido el aumento de la tensión arterial en situaciones de estrés crónico, lo que es un factor de riesgo cardiovascular.
Los datos actuales sugieren que el estrés crónico reduce la eficacia del sistema inmune aunque está por ver el impacto real que esto puede tener en aumentar el riesgo de infecciones y lo que es más importante, en favorecer el desarrollo del cáncer.
No es que el estrés sea cancerígeno, pero el sistema inmune es capaz de destruir células tumorales en estados muy precoces, antes de que se vuelvan invasoras. Si no funcionara correctamente, estos tumores podrían desarrollarse, pero esta idea no es más que una hipótesis sugerente, sin datos experimentales ni epidemiológicos que la sustenten.
Aunque altos niveles de estrés pueden recibir tratamiento farmacológico cuando producen ansiedad, a largo plazo son más eficaces las técnicas de relajación y hacer algún tipo de actividad física adaptada a sus posibilidades.
El estrés tiene mucho de educación y cultura. Cambiar de vida es complicado, por eso es mejor cambiar el punto de vista con el que vemos la vida. Pero a esto, creo que pocos médicos le podrán ayudar.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública