Abuelos y nietos: los mejores colegas del mundo

Aún estos días de rabiosa actualidad el caso de Juana Rivas y otros que le han seguido, ha puesto de relieve, una vez más, que en los casos de ruptura matrimonial quienes más sufren son los hijos. Pero también hay otros protagonistas que aparecen mucho menos en las noticias, pese a lo cual su sufrimiento no es menor que el de los más directamente implicados.
Me refiero a los abuelos. Y como yo soy abuelo y el tema me daña especialmente (aunque por fortuna no tengo problemas al respecto ni con mis hijos ni con mis nietos), una vez más quiero recordar a aquellos cuyos derechos suelen ser sistemáticamente minusvalorados e ignorados en los casos de separaciones o divorcios, pues hago esta pequeña sección suya y los pongo en primer plano de mi actual interés.
Aunque yo creo que casi todo el mundo lo sabe ya, en España el máximo órgano de la autoridad judicial, como pueda ser el Tribunal Supremo, reconoce el derecho inalienable de abuelos y nietos a relacionarse como siempre ha sucedido a lo largo de la historia. El Alto Tribunal, en su resolución llegó a afirmar que “Si la relación del nieto con los abuelos es siempre enriquecedora”, no cabe desconocer “el legítimo derecho de los abuelos a tener un estrecho contacto personal” con alguien a quien les une “una relación de parentesco tan próxima que justifica un especial afecto”. ¡Vaya! El pescuezo me jugaba yo si los responsables de haber redactado este texto no son abuelos.
También el derecho comunitario reconoce en el Reglamento de la Comunidad Europea Nº 2201/20003, el derecho legal de los abuelos a un régimen de visitas con sus nietos, si supone un beneficio para los pequeños. “Los nietos tienen derecho a disfrutar de sus cuatro abuelos, que les dedican todo su tiempo y les transmiten valores y conocimientos distintos y complementarios a los de sus padres”. Así que no vale el argumento de que los malcriamos. Al fin y al cabo, les estamos transmitiendo valores y conocimientos “distintos y complementarios” a los de sus padres. ¡Toma ya!.
Hace no tantos años, el abuelo o la abuela eran una especie de patéticos personajes en la última etapa de sus vidas a los cuales se los plantaba en el último rincón del hogar y que no recibían el reconocimiento que todas las culturas antiguas otorgaban a sus mayores. Pero llegó la crisis económica y muchos abuelos se hicieron prácticamente imprescindibles. En unos casos en forma de ayudas económicas a sus familias, y en la mayoría asumieron la condición de canguros que se ocupaban de sus nietos para que los padres pudieran seguir manteniendo sus horarios de trabajo. Lo mejor de todo es que la mayoría de esos abuelos no adoptaron ese papel como un sacrificio personal de su tiempo y sus recursos, aunque en muchos casos lo fuera, sino como una alegría y un privilegio. Los niños obtenían de sus yayos la sabiduría, el amor, la paciencia y la comprensión que sólo los abuelos son capaces de dar, y los mayores se veían de nuevo necesarios, protagonizando un papel que implicaba una importante responsabilidad hacia la sociedad y en la familia. Por supuesto, todo ello adobado con buenas dosis de risas y diversiones al participar en el fantástico mundo infantil cuya inocencia y sabiduría natural resultan siempre tan sorprendentes para los adultos.
¿Cómo no conmoverse cuando uno lee una encuesta que se llevó a cabo hace tiempo entre niños y niñas de 6 a 8 años al preguntárseles qué representaban los abuelos para ellos? Entre todas sus respuestas, quizá no resultara la más graciosa, pero sí la más verdadera, aquella que una de las criaturas expresó con gran convencimiento para deleite de los encuestadores: “Los abuelos son las únicas personas grandes que siempre están contentas de estar con nosotros”. ¿No es para comérselos?
Las investigaciones científicas corroboran todos los beneficios mutuos que obtienen abuelos y nietos en sus mutuas relaciones. En un trabajo realizado por el Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad de Boston, que fue presentado en una de las reuniones anuales llevadas a cabo por la Asociación Americana de Sociología, se estudiaron a 376 abuelos de una edad media de 77 años y 340 nietos de 31 años. Los resultados de la investigación mostraron que los nietos se benefician psicológicamente de la relación con sus abuelos, influyéndoles en su bienestar mental hasta bien entrada la edad adulta. No obstante, la condición sine qua non para obtener esos resultados positivos sólo sucederá siempre y cuando los abuelos no se sientan dependientes en esta relación. Es decir, cuando los nietos ayudan a los abuelos a ir a comprar, en las tareas domésticas o realizan funciones de asesoramiento, los mayores pueden sentirse peor, e incluso manifestar síntomas depresivos.
Personalmente esta actitud me parece un tanto exagerada. ¿Deprimirse porque nuestr@ niet@ nos ayude en tareas que sobrepasan nuestras capacidades o nuestros conocimientos? Quien eso piense no ha evaluado correctamente todos los meteóricos cambios que han tenido lugar en todas las áreas de la época contemporánea. Los chicos de ahora no sólo saben más que los de antes; saben incluso más que los adultos actuales. Si se me permite citarme como ejemplo, es muy frecuente que en mis denodadas luchas con mi smarphone, mi Tablet, mi notebook o mi PC de sobremesa me sienta total y absolutamente sobrepasado en mis escasos conocimientos informáticos. Tiempo atrás, fueron mis hijos quienes se veían obligados a echar una mano al viejo en sus apuros. Pero a medida que las siguientes generaciones van tomando el relevo de las anteriores, ahora suele ser mi nieta mayor quien en más de una ocasión me ha iluminado en algún problema para mi irresoluble. ¿Tan difícil resulta relegar un poco nuestra soberbia y admitir que estos bichejos parecen haber nacido con un conocimiento casi sobrenatural de las ciencias computacionales? Bueno, sí, no es fácil. Pero si quieres salir del atolladero, consúltale el problema a tu nieto o nieta (“¿Qué problema, abuelo, si esto es muy fácil?”) y lo tendrás resuelto en un pispas.
¡Ay, qué lejos queda ya el tiempo en el que el abuelo era el tipo más listo del mundo mundial! Ahora ellos ya se han dado cuenta de que “No les importa contarnos el mismo cuento varias veces y les encanta leernos historias”.
El mejor resumen lo ha hecho una psicóloga educacional llamada Michelle Borba: “Lo más importante es que los abuelos proporcionan a sus nietos amor incondicional”. “Este es el mayor de todos los regalos, ya que sienta las bases para la salud mental y física de los niños.”
Amén.
Abelardo Hernández