Cajón de sastre político-pozuelero con la incoherencia de algunos concejales y una idea magnifica que pondré en marcha la semana que viene: Los cafés con Sira

Bajaba andando por la Carretera de Húmera, camino de la Estación, cuando, de repente, un coche paró a mi lado. «¿Sira?». Cuánto tiempo hacía que no veía a María. Me llevé una sorpresa muy agradable. Mi socio y ella llevan unos meses algo distanciados y ella decidió poner tierra de por medio. Pero ha vuelto. Por fin. Me subí al coche con ella. Y me estuvo contando.
María es del PP pero no ha estado en esto de las votaciones ni del Congreso y casi no se ha enterado de lo que ha sucedido en Pozuelo. Salvo por El Correo, ya que me aseguró que no ha dejado de leerlo.
Me regañó un poco porque siempre estoy repartiendo estopa al PP y debería hacer lo mismo con la oposición. Yo me callé. Quizás lleva razón. Pero es tan bajo el nivel de los concejales que gobiernan, que me parece más importante hablar de ellos ya que cobran por trabajar y si no lo hacen o lo hacen mal, hay que contarlo.
Me sorprendió su comentario. Pero no quise seguir con el tema. Quería disfrutar de ella. Y reírme. Y contarle mi nuevo proyecto. Y que ella me contara. Quería que disfrutase de ese día conmigo. Y le propuse irnos a tomar un café… Y aceptó.
Ya en la Estación, nos sentamos en la nueva cafetería del Churro King y nos tomamos una cola. Y, como no podía ser de otra manera, María empezó a entender mis críticas.
Le pareció espantoso como está tan abandonado el fomento de los comercios y el apoyo a las PYMEs pozueleras. No entendió que no se esté apoyando al pequeño comerciante y sin embargo el Ayuntamiento diese tanta publicidad a esa medida de izquierdas con la que Susana Pérez y todos los concejales del PP regalan el dinero de nuestros impuestos por nacimiento de hijo. Incluido a los Ronaldos de Somosaguas, la Finca, Montealina….
No es que le pareciese mal que se ayude a quien lo necesite, ella se considera solidaria. Le parece mal que se regale dinero público a quien no lo necesita. Y además lo publiciten en los mupis sin ningún pudor.
Entonces yo aproveché y le conté la anécdota del extraterrestre. Ese concejal que se siente un extraterrestre en el PP porque él es de derechas. ¿Cómo?, me preguntó María.
Y tuve que contarle la anécdota de Carlos Ulecia. Por supuesto no dio crédito a tanta ridiculez. Y me espetó, «el problema de casi todos estos que están ahí es que desconocen que significa ser de derechas, salvo para una cosa, ir en una lista del PP en Pozuelo de Alarcón». Creo que mi amiga entendió por qué sigo criticando a todos estos que se lucran de las siglas de un partido político, que se quieren beneficiar apelando a una supuesta ideología y, sin embargo, votan propuestas radicales de izquierdas porque no es su dinero el que regalan. Es el nuestro.
A María le sorprendió más esas palabras de Ulecia. Ella tiene mucho cariño a los Ulecia. Y me dijo que Carlos no es el mejor representante de esa gran familia pozuelera. «Su padre fue un gran señor, muy tolerante, muy moderado y sobre todo una buena persona que siempre pensó en nuestro pueblo». Desconocía la vinculación de María con los Ulecia. Pero me alegró escuchar anécdotas de cuando ella era niña y Don Javier iba a su casa.
Y después de una tarde muy entretenida. Volví a casa. Queriendo imaginarme cómo sería aquel hombre que formó parte de ese primer gobierno democrático de Pozuelo. Yo no le conocí. Pero preguntaré a mi padre. Me apetece saber. Saber de aquellos primeros concejales que levantaron nuestro pueblo. Aquellos concejales pozueleros. Pero me fui pensando que de lo que estaba segura, por las palabras de María, es que entre sus pecados no estaban ni la soberbia ni la prepotencia. Y muchísimo menos, la incoherencia.
Tobby tuvo algún problema con alguien o con algo. Pues en la entrada de mi casa, andaba mordisqueando la página de una revista o un periódico, entre ladridos. Moviendo el rabo. Como aquella carta de nuestra Alcaldesa, ¿os acordáis ? Pensé que podía ser algo importante. Pero estaba tan cansada que le dejé concentrado en su propia historia canina.
Los niños me llamaban y yo me cambiaba de ropa. Quería empezar ese juego que me propuso Manolo. Pero era imposible. Mis hijos no paraban de reclamar mi atención, Tobby no dejaba de ladrar. Luis no había llegado. Mi socio empezó a wasapearme. Quería saber qué había hablado con su mujer. Y, de repente, me di cuenta. ¡Me olvidé comprar el pan!
«Luis, cariño, compra el pan». SMS. Preferí no llamarle porque seguro que me preguntaría y no quería contarle.
Pero la charla con María me dio una idea. A partir de ahora, me tomaría un café con todos y cada uno de los concejales. Bueno, concejales y asesores, altos cargos y personas importantes del Ayuntamiento… Algo así como Los cafés de Sira… Lo pensaré bien… Tienen que ser como los de la alcaldesa pero en una cafetería…Me seduce la idea.
Ya sé que será físicamente imposible pero como el papel lo aguanta todo, ya buscaré el modo de hacerlo…
Para empezar, dos nombres vinieron a mi cabeza: Ángel Bascuñana y Pablo Gil. Uno de ellos será el elegido. Bueno, tomaré café con ellos mismos en persona o con su otro yo… ya veré…
Será divertido… Lo haré…
Curiosamente, al oírme tan decidida, Tobby dejó de mordisquear el papel, me miró fijamente y movió la cola asintiendo… ¡Qué listos son los perros…!
Sira Q.