Gripe: Esa complicada enemiga. Un artículo del Dr. Juan José Granizo
La gripe es una antigua y enrevesada enemiga. Frente a ella, solo la prevención nos sirve de ayuda. Desde que tenemos vacuna parece como si no hubiera otras opciones, pero todavía son eficaces las viejas medidas basadas en romper la cadena de transmisión de los virus de persona a persona.
Sin embargo, hay personas que rechazan la vacuna alegando falta de eficacia. Para saber qué podemos esperar de esa vacuna hay que entender que la gripe es una enfermedad compleja y la vacuna, en consecuencia, no es fácil de hacer.
La razón es que el virus de la gripe tiene gran habilidad para mutar. Simplificando mucho las cosas: a veces una mutación produce una cepa diferente. Nuestro sistema inmune reconoce y ataca a cada cepa por separado, de manera que afectos prácticos, es como si fueran virus distintos. La inmunidad de unas no sirve para las otras.
Nuestra inmunidad reconoce algunas estructuras del virus como una llave a su cerradura. Un leve cambio en la cerradura hace que la llave sea inútil.
Sabemos que todos los años hay un brote de gripe invernal que llamamos gripe estacional. Este brote se debe a la circulación de varias cepas que ya lo habían hecho en años previos.
Pero cuando se produce una de esas mutaciones, la inmunidad que teníamos adquirida no nos sirve y entonces ocurre una pandemia mundial que es un brote de amplitud y gravedad mucho mayores que la gripe estacional.
La primera pandemia documentada de la historia es de 1580. Desde entonces se han producido al menos 31. La peor, la de 1918-19 y la última fue la de 2009.
Los epidemiólogos expertos en el tema tratan de identificar las cepas circulantes, las nuevas si las hubiera y otras conocidas que reaparecen aparentemente sin razón. Para preparar la nueva vacuna hay que prever que ocurrirá con todas ellas. Habitualmente aciertan, pero resulta complicado. Los rápidos movimientos de personas llevan cepas de un continente a otro en horas. Es imposible hacer una vacuna que sea 100 % eficaz.
La vacuna gripal tiene cifras de eficacia entre el 50% y el 80 % según años y zonas. Por tanto, es verdad que algunas personas vacunadas padecen la gripe, pero está bien demostrado en las personas vacunas se reduce mucho la gravedad de los síntomas.
La gripe rara vez es directamente mortal, pero en niños, pacientes ancianos o con enfermedades debilitantes puede ocasionar complicaciones pulmonares graves, que obligan al ingreso y -a veces- llevan a la muerte. La vacuna ha demostrado una contundente eficacia en reducir los ingresos hospitalarios y prevenir las complicaciones graves que precisamente afectan al grupo de personas más vulnerable.
Otra aclaración: La vacuna protege de la gripe, pero no de lo que llamamos el catarro o resfriado común. ¿Qué diferencias hay entre ambas enfermedades?
El resfriado es una enfermedad causada por una de 5 grandes familias de virus que son completamente distintos del virus gripal. Por eso son enfermedades diferentes.
Los síntomas principales del resfriado afectan a nariz (secreción, obstrucción y estornudos) y garganta (picor, escozor y tos). La fiebre es rara y poco alta (hasta 38 ºC). La congestión ocular (ojos rojos con picor y lagrimeo) son frecuentes.
La gripe se caracteriza por el inicio brusco, fiebre alta (más de 38,5 ºC) y síntomas generales: dolores musculares y de cabeza, escalofríos y malestar muy intenso. Los síntomas del resfriado también están presentes, especialmente la tos y la congestión ocular. No hay congestión nasal, pero si secreción líquida y clara.
La otra parte de la prevención son las medidas higiénicas. Catarros y gripes se transmiten a través de pequeñas gotas de saliva y secreciones respiratorias que salen despedidas al hablar, toser y estornudar. En esas gotas, que se demuestran en la foto que acompaña este texto, hay ingentes cantidades de virus. Pueden viajar hasta metro y medio del emisor, contaminando superficies y objetos o entrando directamente en las mucosas oral, nasal o conjuntival de cualquiera que esté a tiro.
Imagínese eso en el metro a las ocho. No se lo imagina: lo ha visto.
Tapar la boca y la nariz con un pañuelo desechable al toser o estornudar es una medida eficaz. También lo es quedarse en casa mientras seamos una fábrica de virus. Lavarnos las manos antes de comer también es útil. Los orientales, más acostumbrados a las masificaciones, suelen llevar mascarillas que tapan nariz y boca.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
Para saber más:
https://medlineplus.gov/spanish/flu.html
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs211/es/
http://www.msc.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/gripe/gripe.htm
http://vacunasaep.org/familias/vacunas-una-a-una/vacuna-gripe