Llega el fin del mundo
Pero que nadie se asuste, porque éste y otros anuncios similares, que aparecen en los medios de comunicación cada dos por tres, simplemente son unos engañabobos.
Si nos remontamos bastante en el tiempo, una de las primeras amenazas con que nos encontramos es la del Apocalipsis bíblico. Pero como quiera que las fechas en que tendría lugar se han prestado a innumerables especulaciones, no les daremos más chance.
Luego tuvimos las anunciadas por el Cometa Halley, que periódicamente se hace visible desde nuestro planeta y cuyas apariciones, desde el año 240 a. C. anunciaron muertes de reyes, de papas, guerras, pestes y catástrofes sin fin. Quizá la más cercana a nosotros fuera la alarma que tuvo lugar en 1910. La gente se arremolinaba en las iglesias y de rodillas lloraban y rezaban a la Divina Providencia. Hubo numerosos casos de suicidios y llegaron a venderse máscaras para protegerse del gas cianógeno que envolvería a nuestro planeta. Y un similar peligro cósmico nos amenaza hoy por parte de ciertos desconocidos planetas gigantes o asteroides que en algún momento van a impactar destructivamente sobre nuestro planeta. O bien de esa inminente gigantesca tormenta solar que si podría afectar a nuestros sistemas electicos y electrónicos, pero no a freírnos como un churrasco.
Es importante el detalle aparentemente tonto del gas del Halley, porque si prestamos un poco de atención veremos que, tras cada anuncio de un inminente Apocalipsis, siempre hay un potencial negocio detrás dirigido a los más crédulos y asustadizos. Tengo ahora mismo delante por ejemplo un anuncio que ha circulado por Internet en el cual un fulano (de cuyo nombre me niego a acordarme) nos advierte de un colapso financiero mundial (¡Otro!) que se avecina a pasos agigantados. Por supuesto que podremos librarnos de él si le compramos un libro escrito por él, que nos enseñará como quedar a salvo de semejante hecatombe. ¡Claro!
Y discúlpenos si evitamos entrar en el amplio campo del Conspiracionismo, donde encontraríamos amenazas, no sé si apocalípticas, pero si acongojantes sobre la fatídica dirección de los asuntos mundiales por parte de los judios y masones, el Club Bildeberg o las ciento y pico razas de extraterrestres que visitan habitualmente nuestro mundo, sobre todo esos reptilianos que se infiltran en los estratos más influyentes de nuestra sociedad. (Personalmente, mis favoritos).
Hablando de ganar pasta también recuerdo los infaustos tiempos de aquella malhadada Guerra Fría entre la URSS y los EEUU, cuando se nos contaba que en cualquier momento se podría desatar un Infierno nuclear gracias a unos arsenales en manos de las superpotencias que tenían la capacidad de destruir el mundo más de mil veces. ¿Y quién podría beneficiarse de sembrar semejante terror? Que se lo pregunten a los diseñadores de refugios nucleares subterráneos que inundaron el mercado con sus bunkers a prueba (nunca mejor dicho) de bomba. Ah, y también a los fabricantes de todo tipo de armas que publicitaban frases como “Defiende de los posibles invasores a tu familia y a ese depósito de víveres que has acumulado para sobrevivir hasta que acabe el bombardeo”.
O si no, otro anuncio que se halla más cerca en el tiempo: Aquél temido “Efecto 2000” que debido a la fecha del cambio de siglo trastornaría los computadores del mundo entero trayendo el caos a todos los sistemas digitales, ya fuera en hospitales, aeropuertos o centrales de energía. Obviamente no sucedió nada… salvo que unos cuantos avispados informáticos se forraron “salvando” del inminente desastre a muchos ordenadores pertenecientes a empresas y particulares.
Quienes tengan ya una cierta edad se acordarán seguramente de las famosas “Vacas Locas” y de la posibilidad (jamás demostrada) de que la encefalopatía espongiforme bovina se contagiara a los seres humanos. No sé quiénes fueron los más perjudicados por aquella alarma, si las personas relacionadas con la producción de carne de vacuno o los millones de pobres reses inútilmente sacrificadas en el altar del pánico.
Y claro, hablando de catástrofes sanitarias ¿cómo no aterrorizarse ante la supuesta pandemia mundial y los millones de muertes que se producirían al extenderse las fiebres porcina y aviar? Sin olvidar, naturalmente a la malaria, que fácilmente podría propagarse más allá de los países tropicales debido al aumento de temperaturas causadas por el Cambio Climático. Pues exculpemos al CC de semejante maldad, porque es sabido que dicha enfermedad no se circunscribe a las regiones cálidas. Baste con recordar la gran epidemia de malaria que en 1923 causó en la nación “tropical” de Rusia más de 5 millones de casos y unos 600.000 fallecimientos.
Por otra parte, hay otros muchos cuervos que graznan en los medios de comunicación extendiendo esos terrores apocalípticos sin que aparentemente obtengan de ello ningún interés económico. Pero lo hay. Muchos de ellos pertenecientes a nuestra sufrida profesión periodística saben desde siempre que el miedo vende. Y así nos trataron de asustar en su momento con las terribles Profecías Mayas sobre el Fin del Mundo, casi con la misma habilidad con que de vez en se resucitan las clásicas de Nostradamus o de San Malaquías, si bien una vez pasada la fecha anunciada siempre cabe la posibilidad de aducir un “error de fechas debido a una mala interpretación”, o bien un fin del mundo, que “no era realmente tal, sino más bien un renacer precedido por la transformación de nuestra actual forma de vida materialista en otra mucho más espiritual.”
No el Fin del Mundo, pero sí ha llegado el final de este pequeño artículo. Invirtiendo el orden de factores, plagiaremos una frase que presidía una sección de aquella vieja y estupenda publicación humorística llamada “La Codorniz”. Aquella se titulaba “Tiemble después de haber reído”. Nosotros con su permiso la cambiamos a “Ría después de haber temblado”. Y si quiere que el cachondeo sea de órdago, sólo basta con echar un vistazo al nutrido apartado de la Wikipedia que adjunto al final.
Ah, de nada. Y a los catastrofistas, que los den. Ya lidiamos cada día con bastantes problemas reales como para preocuparnos por tonterías de semejante calibre.
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Fechas_del_fin_del_mundo
Abelardo Hernández